Larreta vs. Bullrich: reproches cruzados, desconfianzas y la búsqueda de una tregua
Buscan fijar reglas de juego para la competencia interna y evitar exponer los conflictos que los alejan del electorado
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“Salimos de la era del hielo”. Después de que el Pro atravesara los días más convulsionados desde que perdió el poder nacional en 2019, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, protagonistas de un fuerte cruce público por el “control de la calle” y el controvertido operativo de seguridad de la Ciudad en la vivienda de Cristina Kirchner en Recoleta, activaron una negociación subterránea para consensuar reglas de competencia y aplacar la tensión en el partido fundado por Mauricio Macri que puso en crisis a Juntos por el Cambio.
Conscientes del malestar que provoca en su electorado la pelea entre opositores, emisarios del jefe porteño y de la titular de Pro retomaron las conversaciones para fijar “reglas de juego”, una suerte de manual de convivencia que les permita administrar sus diferencias y preservar la unidad. “Más temprano que tarde tenemos que reconstruir los puentes, pero eso no significa que no haya competencia. Hay mucho para discutir”, dicen en el entorno de Bullrich.
Pese a que aún sobrevuela la bronca con la exministra de Seguridad por sus críticas públicas a Larreta por el retiro de las vallas en Recoleta, una maniobra que califican de “oportunista”, en Uspallata también pretenden bajar los decibles y buscar puntos de acuerdo para evitar una guerra sin cuartel. “Queremos salir de la pelea entre políticos. La cuestión con Patricia por el operativo de seguridad se dio por saldada”, comenta uno de los colaboradores más estrechos del alcalde, quien buscó retomar su agenda de gestión y enfocar su discurso en las principales preocupaciones de la ciudadanía que detectan las encuestas, como la inflación, la seguridad y el empleo, tras su tenso cruce con Bullrich en el último almuerzo de la cúpula de Pro en la Costanera. Ese mediodía, con Macri entre los comensales, Larreta se mostró furioso con la exministra y hasta amagó con retirarse de la mesa en dos oportunidades. Hasta se llegó a deslizar que Bullrich debía dejar la presidencia de Pro.
Frente al corrimiento de Macri -el expresidente no tiene intenciones de mediar en el conflicto entre sus herederos, más allá de que pidió dirimir las diferencias con “altura” y “respeto”-, los encargados de recomponer el vínculo entre la titular de Pro y el alcalde porteño son Gerardo Milman, jefe de campaña de Bullrich, y Fernando Straface, uno de los armadores del proyecto presidencial de Larreta. Ambos llevaron adelante las negociaciones por las listas electorales en la Ciudad en las legislativas del año pasado, que derivaron en un acuerdo para evitar la interna en la casa matriz de Pro.
Con distintas ideas sobre la mesa para consensuar reglas de competencia con el larretismo, los estrategas de Bullrich admiten que la confrontación pública “no le sirve a nadie” y que si escala el nivel de conflicto, la oposición se enfrenta al peligro de pagar costos ante la opinión pública cuando falta menos de un año para las elecciones primarias y la crisis económica se profundiza. Eso sí, los “halcones” avisan que Bullrich seguirá marcando sus diferencias políticas con Larreta, como ocurrió hace dos semanas con la discusión por el “control de la calle”. “No somos todos lo mismo. Hay que cuidar la sensación de unidad, pero sin pensamiento único”, repiten. Buscan lograr un punto de equilibrio.
Anteayer, durante su visita a Córdoba, donde se mostró con representantes de todas las tribus de Juntos por el Cambio, Larreta envió un mensaje conciliador. Lo hizo tras exponer ante la Bolsa de Comercio. “Mis diferencias con Patricia Bullrich, si son bien manejadas, nos enriquecen. Si la gente quiere en Argentina a un candidato muy extremo, yo no voy a ser”, puntualizó. La exministra, deslizaron en su entorno, también optó por abandonar el tono belicoso durante los últimos días. Anoche [por el sábado] coincidieron en la fiesta que organizó en La Rural el sindicato de Gastronómicos de la Ciudad, a cargo de Dante Camaño, quien integra el espacio de Miguel Ángel Pichetto.
Reproches
La crisis que provocó en Pro la discusión por el operativo de seguridad de la Ciudad en Recoleta expuso como nunca antes las dificultades que enfrentan Larreta y Bullrich para articular un proyecto político común. En la tropa de la exministra de Seguridad aventuran que las diferencias con el alcalde sobre la identidad del espacio opositor y la estrategia para recuperar el poder en 2023 y derrotar al kirchnerismo se acrecentarán a medida que se acerque la etapa de definiciones. En rigor, con la definición de Macri sobre su futuro político aún en stand-by, la disputa de fondo entre Larreta y Bullrich gira en torno a quién liderará a la oposición y qué propuesta presentará ante la opinión pública para solucionar los problemas de fondo de una economía en estado de agonía. “La unidad no es uniformidad. Hay que explicar que es natural que haya diferencias entre los dos candidatos”, comentan en el equipo de campaña de Bullrich.
En las horas de mayor tensión por el enfrentamiento público con Larreta, la exministra dejó trascender que no estaba enojada con el alcalde, sino sorprendida por su reacción ante las críticas por el operativo de seguridad en el domicilio de la vicepresidenta. “Yo opiné y marqué mis límites. No me voy a quedar callada. No soy la empleada de Larreta”, avisó ante los suyos. Los larretistas la acusaban de haber traspasado un límite: le reprochaban el ataque “oportunista” contra el “único gobernante” de Pro para sacar un rédito electoral. “¿Ella cuántas veces aplicó el protocolo antipiquetes cuando era ministra? Debería mostrar más respeto al único gobernador de Pro”, lanza uno de los laderos del alcalde.
En público, el jefe porteño suele cuidar las formas y evitar ofender a su contrincante. “Todo lo contrario de Patricia, que siempre manda dardos envenenados”, se queja un larretista.
En la tropa de los “halcones” le reprochan haber dado marcha atrás con la colocación de las vallas después de la reacción del kirchnerismo. Es que antes Larreta había pedido un respaldo a sus socios de Juntos por el Cambio ante la embestida de la vicepresidenta.
Miden fuerzas
Tras el affaire Recoleta, Bullrich reapareció esta semana con una serie de entrevistas en medios nacionales en las que confirmó que pretende ser precandidata a presidenta en 2023. “No asumen que vamos a competir”, dicen los “halcones”. Mientras recluta aliados y alista tropa propia en los 135 municipios de la provincia Buenos Aires y el interior -compartirá mañana un evento con Joaquín de la Torre en el Yacht Club de Olivos-, la titular de Pro confía en que el expresidente mantendrá la equidistancia en caso de que decida no volver a competir. “Cree que Macri se debe mantener en el rol de expresidente, como consejero de todos. Si le piden que apoye a uno de los dos, no le harían un favor al Pro ni a la coalición ni a nadie”, aseguran cerca de la exministra.
En Uspallata apuestan a desequilibrar la balanza a favor de Larreta con el peso de la superestructura porteña y de las alianzas que teje el jefe porteño en el interior. Por caso, el jueves Larreta cerrará un encuentro en la Capital con precandidatos a gobernador y referentes de Pro en el interior. Si bien la excusa formal será debatir sobre la situación económica y el plan de JxC de cara a 2023, la idea es exhibir los apoyos que cosechó el alcalde a su proyecto presidencial.