Larreta prepara más anuncios para bajar la presión impositiva en la Ciudad y ganar centralidad en la campaña
El jefe porteño envió un proyecto a la Legislatura para suprimir el gravamen que había creado por la quita de coparticipación; pidió que la Corte embargue al Banco Nación
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A dos semanas de la oficialización su candidatura presidencial, Horacio Rodríguez Larreta busca recuperar la iniciativa política con medidas para seducir al electorado de cara a los próximos comicios. Este martes anunció que avanzará con la eliminación del impuesto de sellos sobre los resúmenes de las tarjetas de crédito, pese a que el presidente Alberto Fernández insistió en que no cumplirá con el fallo de la Corte Suprema de Justicia que restituyó fondos de la coparticipación a la Ciudad. En paralelo, avanzó por la vía judicial: confirmó que pidió que el máximo tribunal embargue “diariamente” al Banco Nación los fondos que les corresponderían a la administración porteña. Esa cifra ya alcanza los 44 mil millones de pesos.
Al encabezar un acto en Barracas, Larreta dijo que los habitantes de la Ciudad “no pueden estar esperando toda la vida a que el Presidente se decida a algo tan elemental como acatar un fallo”. “Y no me voy a quedar de brazos cruzados. Por eso, tomé la decisión de sacar el impuesto a las tarjetas de crédito ya, porque a lo que me comprometo, lo cumplo”, enfatizó el jefe de gobierno porteño.
El proyecto de la Ciudad sería aprobado el próximo jueves durante una sesión en la Legislatura y entraría en vigencia el viernes. El de ayer fue un primer paso. En la cúpula de la Ciudad prevén avanzar con un paquete de medidas vinculadas a la reducción de la presión impositiva que Larreta oficializará durante la campaña electoral. Es más, le preparan un anuncio “fuerte” de gestión por semana para tener protagonismo en la discusión pública -desde simplificación de trámites hasta las pistolas Taser o la reinstalación del reconocimiento facial, que fue suspendido por el juez Roberto Gallardo-.
Larreta siente que recobró centralidad desde que activó su plan escalonado de lanzamiento presidencial. La oficialización de su candidatura con un mensaje antigrieta, dicen en el laboratorio electoral de Uspallata, la sede del gobierno porteño, tuvo un amplio alcance. Sus asesores estiman que logró generar conversación en redes y medios, lo que les permitió llegar a un vasto abanico de potenciales votantes. Por las cifras que manejan de las distintas plataformas, calculan que el impacto fue de unas 200 millones de vistas. Es decir, personas que vieron el anuncio varias veces o por distintas vías. Es el poder, se jactan, de la maquinaria electoral de la Ciudad.
Aferrado a su manual de campaña, Larreta redobla la apuesta: confía en los números de sus encuestas, pese a las dudas que sobrevuelan en el “círculo rojo”, y en preservar un tono moderado para cautivar a los desencantados con la clase dirigente tradicional. Para Larreta y los suyos, la elección no solo la gana el que se para en el centro del campo, sino quien logra vender expectativas a futuro de que podrá arreglar los desequilibrios económicos. Mientras crecen las disputas de poder en Juntos por el Cambio por el armado electoral, el jefe porteño pretende salir airoso de la interna política y conectar con las principales demandas del electorado, como la inseguridad y la inflación.
En ese marco se inscribe su decisión de avanzar de forma “inmediata” con la eliminación del impuesto de sellos sobre los resúmenes de las tarjetas de crédito. Larreta se había comprometido a quitar ese tributo una vez que la Corte Suprema falle a favor de la Ciudad en el conflicto con la Casa Rosada por el recorte de la coparticipación. Sin embargo, el Presidente, con el apoyo de unos once gobernadores, decidió desobedecer la sentencia y ofreció pagarle a la Ciudad con bonos del Tesoro que vencen en 2031. Larreta rechazó de plano la propuesta del ministro de Economía, Sergio Massa, y aguardó que la Corte intime al Gobierno a pagar. Desde que falló los jueces, dicen en la Ciudad, la administración porteña dejó de percibir 44 mil millones de pesos. La semana pasada, subió otro escalón: pidió embargar al Banco Nación de forma diaria.
En diciembre, Larreta envió un proyecto a la Legislatura para eliminar el impuesto a las tarjeas, pero ante la amenaza de desacato de Fernández, decidió cubrirse con una cláusula. En rigor, agregó al texto un apartado en el que aclaraba que bajaría el tributo una vez que el Gobierno deposite los fondos en las cuentas de la Ciudad en el Banco Nación. La oposición rechazó esa maniobra y la sesión se frustró por falta de quórum.
A 60 días de que la Corte fallara a favor de la Ciudad, Larreta intentó patear el tablero y recuperar el protagonismo con una “decisión política”. Atento a la escalada inflacionaria -la cifra interanual llegó al 103%- y el deterioro social, puso en marcha una medida para generar un “alivio” en el bolsillo de los porteños. Está claro que su objetivo es acumular crédito social y capitalizar ese tipo de anuncios en las urnas. Ocupar un cargo de gestión le da una ventaja respecto de sus competidores, aunque también es un riesgo: los violentos hechos de inseguridad de los últimos días encendieron las alarmas en Uspallata.
En el entorno de Larreta remarcan que el jefe porteño se convenció de que el Gobierno no cumplirá el fallo de la Corte tras escuchar el encendido discurso de Fernández ante la Asamblea Legislativa, en el que cargó contra los jueces del máximo tribunal por el fallo que benefició a la Ciudad. Además, la administración porteña recibió la semana pasada una carta en la que el Ejecutivo nacional le notificaba a Larreta que había abierto una cuenta en el Banco Nación para depositar los bonos del Tesoro. Para los funcionarios porteños, esa forma de pago es “impracticable”. Quieren que la Casa Rosada pague como establece la ley de coparticipación y el fallo de la Corte, con un “goteo diario” y transferencias a la Ciudad.
Con ese panorama, Larreta consideró que tenía que “cumplir con su compromiso público” de eliminar el impuesto a las tarjetas, pese a que el gobierno nacional no cumpla con el fallo. Por eso, instruyó a su ministro de Hacienda, Martín Mura, para que busque un mecanismo para financiar esa pérdida. En la Ciudad creen que es un “costo financiero” -estiman que el gobierno deberá cumplir en algún momento ante un posible embargo-, y sostienen que podrán afrontar esa pérdida de recaudación. En el larretismo se jactan de que el superávit fiscal de la Ciudad les permite tener un mayor margen de maniobra.
“Los vamos a financiar de dos maneras. Por un lado, con la eficiencia del gasto. Eso nos permite tener un colchón para compensar parte de la pérdida de recaudación. Y con el superávit previsto en el presupuesto de este año bancamos que el resto del costo”, señalan fuentes porteñas.
Larreta había colocado el impuesto a las tarjetas de crédito luego de que Fernández decidiera quitarle más de un punto de coparticipación a la Ciudad para desactivar el conflicto salarial de la policía bonaerense que había puesto en jaque al gobernador Axel Kicillof.
Antes de avanzar con anuncios vinculados a la reducción de la presión impositiva, Larreta debía resolver la supresión del gravamen en las tarjetas. “Es una baja de un impuesto concreta que beneficia a la gente en este momento de angustia”, subrayó el alcalde ayer. En la administración porteño contemplan avanzar con una simplificación de trámites o un eventual alivio en ingresos brutos en la rama de producción.
En la cúpula de la Ciudad esperan ahora que la Corte haga cumplir el fallo. De hecho, Larreta ya pidió un embargo diario. “Algún día los fondos van a llegar”, confían en Uspallata.
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