La vuelta de Grabois a las calles: coqueteo con el Polo Obrero y un ultimátum para Alberto Fernández
El dirigente convocó un amplio abanico de dirigentes al hall de Constitución; junto a las organizaciones de izquierda, llamaron a movilizar el miércoles 20 en todo el país; el salario básico universal es la principal demanda
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“¡El que quiera participar que pida la palabra!”. El reloj marca las 12.45 y, megáfono en mano, Juan Grabois fuerza la voz para llegar a todos los presentes en el hall central de la Estación Constitución. La acústica del histórico edificio no lo ayuda. Tampoco los bombos y platillos de un grupo de militantes de la CTA Autónoma, que suenan sin percatarse de que la asamblea, convocada por amplio abanico de organizaciones sociales que buscan votar un plan de lucha para el próximo miércoles, acaba de comenzar.
El lugar elegido por el líder del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) no es casualidad. Por la terminal de la línea Roca transitan diariamente miles de personas que, según interpretan los dirigentes, podrían sentirse interpeladas por el principal reclamo que Grabois le hace al gobierno de Alberto Fernández: la creación de un salario básico universal de $15.000 para más de siete millones de personas sin ingreso fijo. Una iniciativa alentada por la vicepresidenta Cristina Kirchner en su acto de Ensenada y luego descartada de plano por la vocera presidencial Gabriela Cerruti.
“Si no tenés un trabajo en blanco y lo que laburás no te permite llegar a fin de mes, necesitás un refuerzo de ingresos”, rezan los volantes arrojados al aire por un militante. Los papeles vuelan mientras Grabois oficia de maestro de ceremonias en una jornada que, tras meses de advertencias públicas, podría convertirse en el inicio de una inédita confluencia callejera con los piqueteros de izquierda que tanto inquietan al Frente de Todos.
No es menor, en ese sentido, la presencia en la estación del referente del Polo Obrero, Eduardo Belliboni. A pesar de que desde el conjunto de las agrupaciones nucleadas en Unidad Piquetera se encargan de remarcar su desacuerdo con el salario universal por considerarlo insuficiente y mal planteado, el dirigente trotskista ve en el nuevo escenario abierto tras la asunción de Silvina Batakis una oportunidad para acrecentar la presión contra el oficialismo y lograr que se reabran los programas Potenciar Trabajo.
El megáfono gira sin cesar entre los distintos dirigentes que se dieron cita en Constitución, desde el secretario general de ATE, Hugo “Cachorro” Godoy, hasta el líder de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), Esteban “Gringo” Castro.
“A ver, ¿alguien vio a Chiquito por ahí?”. Inquieto y sin despegarse de su teléfono, Belliboni es sorprendido por el coordinador, quien lo invita a pasar al medio de la ronda. “Yo sé que los que estamos acá no pensamos todos igual, pero queremos proponerle a los compañeros una marcha nacional a los tribunales contra la criminalización de los movimientos populares”, lanza el líder piquetero al tomar la palabra y motiva los aplausos de un cónclave en el que se encuentra en clara minoría.
Bajo la atenta mirada de Grabois, Belliboni no ahorra críticas a las organizaciones aliadas al oficialismo. Sin embargo, da a entender que está lejos de cerrarle la puerta a cualquiera que decida sumarse a agitar las calles con él. Sin ir más lejos, este jueves tendrá lugar una nueva movilización de la Unidad Piquetera a Plaza de Mayo que coincidirá con una convocatoria de la UTEP a las puertas del Congreso. Ambas intervenciones contarán con “acompañamientos simbólicos” mutuos.
“Luego de la marcha de mañana discutiremos si nos sumamos a la movilización del 20, pero seguramente estaremos en las calles, porque compartimos con estas organizaciones la necesidad de luchar y exigir un paro nacional general a las centrales obreras”, exhorta efusivamente Belliboni ante el centenar de militantes que llegó al sur de la ciudad de Buenos Aires dispuesto a apoyar todas las consignas del día.
Es que, además de exigir un salario básico universal, la asamblea plantea la necesidad de que se implemente un “aumento salarial generalizado para empleados públicos y privados” y se le garantice el aguinaldo a los beneficiarios de programas sociales, además de que se le aumente el monto a aquellos jubilados que cobran la mínima.
Son casi las 14 y la asistencia va mermando, lo que obligó a los organizadores a apurar el momento de toma de decisión. “Para terminar, propongo que votemos”, dice el representante del MTE, quien, en un gesto hacia los invitados, agrega al pliego de demandas una consigna largamente difundida por las organizaciones de izquierda: la reducción de la jornada laboral para los trabajadores asalariados formales.
“¡Levante la mano quienes apoyan la moción de movilización, corte de ruta y asamblea en todo el país!”, exclaman desde el megáfono. Los brazos de los presentes se extienden, unánimes, y los bombos y platillos vuelven a retumbar en las paredes de la terminal, al ritmo del cántico “¡Unidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode, se jode!”. El acto termina con una frase que expresa a la perfección el lugar que ocupa Grabois en el mapa oficialista: “Nos vemos en una semana en la lucha. O quizás no, porque nos escucharon”.
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