La votación de la Ley Bases de Milei dejó secuelas en la oposición dialoguista: el impacto en Pro, la UCR y el bloque de Pichetto
Los diputados cooperativos apuestan a reposicionarse y recuperar identidad tras la aprobación de las reformas económicas y fiscales del oficialismo; sorpresas y diferencias a la hora de votar que anticipan realineamientos
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No fue una jornada legislativa más. En la maratónica sesión del martes, el presidente Javier Milei pasó una prueba de fuego: sorteó los últimos escollos y consiguió su primer gran triunfo en el Congreso con la media sanción a la Ley Bases y el paquete fiscal, el corazón de la estrategia del Gobierno para reactivar la economía y dar señales al Fondo Monetario Internacional (FMI) y los mercados sobre la sostenibilidad de su programa.
Con menos de 40 diputados propios, Milei no logró ese colchón de votos gracias a las “fuerzas del cielo”, sino al aporte crucial que le dieron los bloques cooperativos de Pro -el socio más estrecho de los libertarios-, la UCR, Hacemos Coalición Federal e Innovación Federal. Son, además, los espacios que pueden blindar el mega DNU para desregular la economía y reformar el Estado, que pende de un hilo tras el rechazo del Senado.
A diferencia de lo que ocurrió en febrero pasado, cuando la ley ómnibus se cayó debido a la falta de consenso en torno a la letra chica de la iniciativa, las bancadas de la oposición dialoguista respaldaron el núcleo duro de las reformas económicas y tributarias del Presidente. Satisfecho con el resultado, Milei no solo reconoció la labor de Pro, sino también de los radicales y los integrantes de la bancada que conduce Miguel Ángel Pichetto.
Hace apenas 84 días, el líder de La Libertad Avanza había atacado con artillería pesada, desde su cuenta de la red social X, a la mayoría de esos legisladores e incluso a los gobernadores más cercanos a la Casa Rosada, por haber objetado sus proyectos en la votación en particular durante la sesión del 6 de febrero. En ese momento los había tildado de “casta” y “traidores”. En cambio, al final de la jornada del martes, reconoció “la labor patriótica” de los representantes de la oposición que acompañaron la versión acotada de la Ley Bases y el paquete fiscal. De villanos a héroes.
Está claro que Milei construye sus alianzas parlamentarias en un clima de desconfianza e incertidumbre. Y la extensa discusión de la Ley Bases no solo dejó desgaste, sino también lecciones y señales de alerta para los actores políticos más relevantes en el Congreso.
En el tablero de Diputados se jugaron varias partidas simultáneas. Todos los espacios pusieron fichas para reposicionarse y recuperar identidad frente a la reconfiguración del mapa de alianzas que provocó el impensado ascenso de los libertarios en el poder. De hecho, las bancadas dialoguistas de Pro, HCF y la UCR no se movieron de forma uniforme. Al contrario, sus integrantes explicitaron sus diferencias a la hora de articular y votar. Por caso, Pro mantuvo un alineamiento total al oficialismo y disimuló los matices entre macristas, bullrichistas y larretistas, incluso, en la votación más incómoda: el pedido para reincorporar el capítulo del tabaco, que estuvo plagada de denuncias de lobby y reproches cruzados.
Excepto en el caso del tabaco, donde Pro rechazó la reinserción, Cristian Ritondo, Rodrigo de Loredo y Miguel Ángel Pichetto, tres protagonistas de las negociaciones con la Casa Rosada para evitar que la ley vuelva a naufragar, votaron a favor de los proyectos del Ejecutivo.
La autopsia de Pro
Ritondo, junto con la bullrichista Silvana Giudici y la exlarretista Silvia Lospennato, que fue un sostén técnico de Martín Menem en la tarea de llevar las riendas de una sesión compleja, logró mantener ordenada a su tropa para acompañar al oficialismo en la votación en general. Álvaro González, uno de los más críticos al rumbo de Milei, estuvo ausente porque se sometió a una intervención quirúrgica de cadera. Era una operación que estaba programada hace seis meses, según indicaron allegados a González.
Pese a que la mayoría de Pro avaló las reformas económicas y fiscales de Milei, hubo excepciones o particularidades. Por caso, Ana Clara Romero, cercana al gobernador Ignacio Torres (Chubut) rechazó el capítulo de restitución de Ganancias, que generó resistencia en los patagónicos. Y Héctor Stefani, de Tierra del Fuego, votó en contra de las privatizaciones. En tanto, Lospennato, Luciano Laspina y Héctor Baldassi se ausentaron en el momento de votar el apartado de los cambios en el régimen jubilatorio.
En la votación más polémica y tensa de la doble jornada legislativa, que se produjo debido a la jugada coordina entre la UCR, HCF, la Coalición Cívica y un sector de Unión por la Patria, que comandó Victoria Tolosa Paz, el rionegrino Aníbal Tortoriello se desmarcó de Ritondo y el resto del bloque de Pro y votó a favor de restituir el capítulo sobre el impuesto del tabaco. Sus pares creyeron que lo había hecho por error o inercia -ya que venían acompañando sin reparos-. Sin embargo, Tortoriello decidió apoyar la idea de la UCR, la CC y HCF. En tanto, Alejandro Bongiovanni, Marilú Quiroz y Ana Clara Romero se ausentaron en el instante que debían votar.
En el seno de la bancada de Pro admiten que el impuesto al tabaco era un tema muy espinoso que despertó incordios y pases de factura. “Era un compromiso con el Gobierno y lo cumplimos”, argumentó uno de los integrantes del bloque que participó de las negociaciones. Ritondo y los jerarcas de LLA no vieron venir el apoyo de un grupo de UxP.
Agradecido por la actitud leal del bloque de Pro, Milei los llamó “espartanos”. Es más, en una extensa entrevista radial con El Observador, confesó que algunos discursos de Pro lo sorprendieron por el nivel de adhesión. ¿Más mileistas que Milei? Mauricio Macri los felicitó públicamente por su actuación, pero no hizo menciones al tabacogate. Pese a que Milei había hablado del “señor del Tabaco”, por Pablo Otero, los libertarios cerraron filas y se opusieron. Hubo tres ausencias: Marcela Pagano, Beltrán Benedit y Rocío Bonacci.
La pulseada por el tabaco seguirá en el Senado, donde la nube de enamoramiento entre LLA y Pro podría disiparse. Guadalupe Tagliaferri, cercana al grupo de Larreta, pretende tomar distancia de la prédica anti-Estado de Milei y exhibir las contradicciones de los macristas y bullrichistas que coquetean con fusionarse con los libertarios en 2025.
Ritondo tendrá el reto de preservar la cohesión interna cuando un sector del bloque reclama discutir ley por ley con el Gobierno en la era parlamentaria post-bases, al menos si Milei no premia a Pro con puestos codiciados o fondos a sus gobernadores. No es casual que Ritondo haya amagado hace dos semanas con poner sobre la mesa el reclamo de la Ciudad por los recursos de coparticipación cuando las tratativas por la nueva ley ómnibus estaba a punto de descarrilar por la falta de acuerdo entre LLA y los radicales o Pichetto sobre la reforma laboral.
Bullrich insistió en las últimas horas que Pro debe confluir con Milei en las legislativas del año próximo. Y advirtió que discutir por “sí” o por “no” podría “debilitar” al Gobierno. “Tenemos que defender el cambio”, apuntó en diálogo con CNN Radio. ¿Un tiro por elevación a Macri?
Sorpresas y apuestas en la UCR
Las diferencias internas en la UCR también se hicieron evidentes en la sesión del supermartes. De Loredo mantuvo el tono crítico sobre el manejo político de Milei y las contradicciones del relato libertario, pero logró que la mayoría de su bancada acompañara la Ley Bases y el paquete fiscal. Claro que lo ayudaron los gobernadores radicales, como Alfredo Cornejo, Maximiliano Pullaro, Leandro Zdero, Carlos Sadir y Gustavo Valdés, quienes lucen interesados en preservar la tregua con Milei para no complicarse en sus terruños. Están urgidos de recursos ante la caída de la recaudación por la recesión y los recortes del Presidente por el ajuste fiscal.
De Loredo arguyó que el radicalismo tiene espíritu “reformista” y que ahora la Casa Rosada no tendrá excusas sobre el devenir económico, ya que, en caso de lograr el aval del Senado, Milei contará con las herramientas para gobernar.
Pese a los gestos de acompañamiento, De Loredo, Karina Banfi y los radicales dialoguistas intentaron dar batalla y someter a votación la incorporación de la cuota sindical en la reforma laboral, pero los libertarios bloquearon ese movimiento. Pichetto y los jefes de la CGT festejaron. Ahora, Martín Tetaz, a cargo de la comisión de legislación de Trabajo, volverá a la carga e intentará reflotar ese debate en las próximas semanas. Como en el caso de las universidades, el radicalismo procurará tomar la iniciativa para impulsar proyectos propios. Asumen que hay un pacto implícito con Milei: apoyo a la Ley Bases a cambio de apertura del oficialismo a iniciativas que le permitan al radicalismo reinventarse y recobrar identidad.
Facundo Manes y Pablo Juliano, que procuran posicionarse como los más intransigentes frente al experimento libertario dentro del bloque radical, también hicieron su juego. En febrero habían votado en contra de la ley ómnibus, pero ahora decidieron abstenerse con el argumento de que la Casa Rosada limitó su sed conquistadora y acotó el paquete a las iniciativas económicas o fiscales. A su vez, vislumbran un cambio de clima político tras la marcha universitaria y especulan con que se acelerará la reconfiguración de alianzas en Diputados. También se abstuvieron Marcela Coli, aliada de Manes, y Fernando Carbajal. Los “díscolos” asumen que el martes se consolidaron como los más combativos de la UCR, ya que Evolución Radical respaldó la mayoría de las reformas de Milei después de que se abriera la negociación entre Santiago Caputo y Emiliano Yacobitti por los fondos para las universidades.
Manes, Coli y Juliano estuvieron ausentes en el momento clave: la votación del capítulo del tabaco. Según fuentes de la bancada, el médico debió asistir a Coli, quien se había descompensado. Y Juliano había salido del recinto para ir al baño. No obstante, entre sus adversarios internos siembran sospechas sobre sus ausencias.
El grupo que responde a Yacobitti y Martín Lousteau, jefe de la UCR, que suele diferenciarse de De Loredo para tener una posición más batalladora frente al Gobierno, exhibió otro rostro. Acompañaron la mayoría de la Ley Bases y el paquete fiscal, pero se desmarcaron en temas clave, como Ganancias, Jubilaciones, el blanqueo o la facultad para disolver organismos públicos o el RIGI. Tetaz se abstuvo en varios capítulos.
En la votación del tabaco hubo una sorpresa. Danya Tavela y Mariela Coletta se expresaron en la misma sintonía que LLA y Pro y votaron en contra de la reincorporación de la reforma. “Es un tributo mal diseñado, hay que poner un precio mínimo, como ocurre en el resto del mundo”, argumentaron en Evolución Radical. Para los radicales más cooperativos con Milei, las ausencias de Manes y Juliano o el rechazo de los afiles de Yacobitti al tema del tabaco funcionó como un “principio de revelación”. Popes de la UCR sospechan que ese accionar no fue casual: presumen que los tentáculos de Sergio Massa llegan a sectores de Pro y la UCR. Especulaciones al calor de los realineamientos que estimula Milei y el lobby del tabaco.
La reinvención de Hacemos
El bloque de Pichetto también comenzó a reconfigurarse. Tras el desprendimiento de los soldados de Elisa Carrió por las diferencias en torno a la reforma laboral y la exclusión del artículo que tocaba los recursos sindicales, una maniobra consensuada entre Pichetto, el Gobierno y la CGT que la CC no pudo ni digerir ni tolerar, HCF volvió a mostrar su heterogeneidad en un día crucial para Milei. Como venía ocurriendo en el último tiempo, los socialistas Mónica Fein y Esteban Paulón, y la cordobesa Natalia de la Sota fueron los más duros: rechazaron las reformas económicas y fiscales en general. Eso sí: acompañaron algunos capítulos en particular, como la moratoria. En cambio, Margarita Stolbizer apoyó en general y se desmarcó en la votación en particular.
En la CC, que recupera su autonomía y apostará a reforzar su identidad, también hubo movimientos más o menos concesivos con Milei. Por caso, Mónica Frade, molesta con el Presidente por su maltrato al Congreso, se abstuvo en general. El espacio conducido por Juan Manuel López y Maximiliano Ferraro objetó las delegaciones de facultades, la emergencia y el blanqueo, entre otros temas.
Pichetto aprobó los dos paquetes sin reparos, pero en su bancada hubo desmarques. Mientras Florencio Randazzo se opuso a privatizaciones y bienes personales -Emilio Monzó tampoco acompañó ese último capítulo-, Ricardo López Murphy se ausentó en la votación de emergencias y apeló a la abstención o el rechazo en el apartado del RIGI. En cambio, el bloque de Pichetto se mantuvo abroquelado para votar a favor del restituir el capítulo del tabaco. No es casual: fueron parte de la negociación para armar la mayoría circunstancial. Fue clave su alianza con Innovación Federal, donde gravita Gustavo Saénz (Salta), enemigo de Otero.
Nicolás Massot le asestó un golpe al oficialismo al final del debate pese al clima amistoso que imperó en HCF. Reclamó que se incluya un artículo en el que el Ejecutivo se compromete a mandar en 30 días a la Comisión de Hacienda y Presupuesto un ahorro de 2 puntos del PBI de los regímenes especiales. Es decir, Milei debería “analizar los 32 regímenes especiales y señalar cuáles va a dejar sin efecto o suspender para ahorrar dos puntos del PBI”, según indicaron fuentes cercanas a Massot. ¿El Presidente se atreverá a tocar el régimen de Tierra del Fuego, donde influyen Nicolás Caputo y Rubén Chernakovsky? Ayer Milei volvió a cerrar esa posibilidad: dijo que no lo puede modificar hasta 2038 por el decreto que firmó Alberto Fernández hace tres años. Mientras tanto, Massot espera que el Ejecutivo envíe su respuesta a la comisión que lidera José Luis Espert. Luego, ese texto se convertiría en proyecto y se trataría en el pleno del recinto.
Por su parte, pese al clima de internas que se instaló tras la ruptura entre Oscar Zago y Menem, la bancada de los libertarios logró mantener la cohesión interna en la votación y darle un espaldarazo a la Casa Rosada. Los tensos enfrentamientos dejaron heridos.
Entre los dialoguistas, dueños de la llave para que Milei saque leyes y evite la caída del DNU, valoran el cambio de negociadores: prefieren el método de Guillermo Francos (Interior) y los equipos técnicos a la fórmula del gurú Santiago Caputo, que chocó la oposición cooperativa en las desgastantes conversaciones de enero que derivaron en el fracaso de la ley ómnibus.
“La Cámara ya tiene vida propia ante la falta de conducción política del Gobierno. El Congreso va a tomar la iniciativa y marcar la agenda. Esa es la pelea que se viene”, aventura uno de los referentes dialoguistas. El Pacto de Mayo, la gran apuesta de Milei, aún está lejos.
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