La vida de los iraníes en el hotel de Ezeiza: habitaciones individuales, comidas de shopping y paga diaria
Los 19 tripulantes de B747 de la empresa Emtrasur están alojados desde el viernes en el hotel Plaza Central Canning; el juez Federico Villena les prohibió dejar el país
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La hora del almuerzo se acerca en el Hotel Plaza Central Canning y no hay noticias de los 19 tripulantes, entre iraníes y venezolanos, que están alojados en este lugar a la espera de definiciones sobre su destino y el del avión en el que llegaron a la Argentina. Los huéspedes evitan las rutinas que hicieron propias desde el viernes, el primer día que pasaron en este paisaje arbolado que es el fondo del shopping Plaza Canning. No salen a comer en los restaurantes del paseo de compras. Prefieren el delivery, que les permite quedarse en sus habitaciones y evitar la exposición.
Los 19 tripulantes, entre iraníes y venezolanos, que llegaron en un avión de la empresa Emtrasur que está retenido en Ezeiza se quedarán al menos hasta el miércoles próximo hospedados en el Hotel Plaza Central Canning. El juez Federico Villena les prohibió salir del país, pero en el hotel no se ven policías abocados a vigilarlos.
Los huéspedes fueron prolongando diariamente su estadía en este hotel de Canning, en el partido de Ezeiza, justo en el límite con Esteban Echeverría. Según pudo saber LA NACION, cada uno de ellos está alojado en una habitación del hotel, ubicado en el predio del shopping Plaza Canning. Se trata de un hotel de cuatro estrellas, que cuenta con 51 habitaciones. La estadía que brinda es solo para hospedaje, los pasajeros pueden optar por alternativas gastronómicas dentro del shopping.
En el hotel, habituado a recibir tripulaciones de aviones de carga (esta aeronave llegó con un cargamento de autopartes), no es usual contar con una tripulación mixta de venezolanos e iraníes.
Los 19 tripulantes del avión retenido en Ezeiza llegaron al hotel el viernes y seguirán hasta, al menos, pasado mañana. Arribaron por medio de la empresa Blue Wing, que suele realizar la tarea de conseguir hospedaje para los tripulantes de los cargueros que aterrizan en el aeropuerto de Ezeiza.
Los huéspedes se manejan sin restricciones. Circulan, desayunan, almuerzan y cenan en el shopping Plaza Canning y están al día con el pago de las habitaciones, según pudo averiguar LA NACION. Es una rutina que abandonaron este lunes. Ante la presencia mediática que se concentró sobre la calle General de Vedia al 1300, donde está ubicado el hotel, los tripulantes venezolanos e iraníes del vuelo no se mostraron. Según pudo saber LA NACION en el lugar, apelaron al delivery para comer en sus habitaciones.
Por una orden que dio ayer el juez Villena, se les tomaron en el hotel las huellas digitales, que ahora analiza la Justicia.
Los 19 tripulantes son Mario Arriaga Urdaneta, Víctor Pérez Gómez, Victoria Valdiviezo Marval, José García Contreras, Cornelio Trujillo Candor, Vicente Raga Tenias, José Ramírez Martínez, Zeus Rojas Velasquez, Jesús Landaeta Oraa, Armando Marcano Estreso, Ricardo Rendón Oropeza, Albert Gines Pérez, Ángel Marin Ovalles, Nelson Coello, Mohammad Khosraviaragh, Ghomalareza Ghasemi, Mahdi Mouseli, Saeid Vali Zadeh y Abdoulbaset Mohhammadi.
Originalmente, a su arribo al hotel, el viernes, el hospedaje de esta tripulación se preveía solo por una noche, según evaluaban algunos empleados del hotel.
“Muy educados”
Aunque no se ve presencia policial, el director del Hotel Plaza Central Canning, César Giuggioloni, dice a LA NACION que les informaron sobre algún tipo de custodia. “Las autoridades no nos dieron ninguna información. Solamente vinieron por un tema de la custodia, para advertirnos que están vigilados. No hay una captura ni están retenidos, pueden circular libremente”, afirma el responsable del hotel.
Durante la jornada del lunes, solamente se observó un móvil policial fijo, perteneciente a la policía local del municipio de Ezeiza, pero que no estaba dedicado a la custodia de los venezolanos e iraníes hospedados en el Hotel Plaza Central Canning. Ese móvil no estuvo apostado en la puerta del hotel, sino a unos cien metros, sobre una de las salidas del shopping Plaza Canning. Es una patrulla que está todos los días en esa posición, para prevenir posibles hechos de vandalismo, según pudo reconstruir LA NACION. Muy esporádicamente, transitó por la calle De Vedia algún patrullero, pero sin detenerse en el lugar.
Según Giuggioloni, “el comportamiento [de los tripulantes venezolanos e iraníes] es normal, son muy educados”.
“No tuvimos inconvenientes -dijo-. El servicio es solo de habitaciones. Después, deambulan, acá hay cinco o seis restaurantes, confiterías. Se manejan individualmente”.
El precio por habitaciones como las que ocupan los tripulantes del avión de Emtrasur va, según el día, de $14.000 a $18.000. El director del hotel cuenta que estos huéspedes “pagaron por adelantado hasta hoy [por ayer]”. Y afirma, previendo una estadía algo más prolongada: “A nosotros, como se están comportando, no nos incomodan”.
Desde las ventanas del hotel se cuelan algunas miradas curiosas, que observan el revuelo que se genera en la calle a la espera de novedades sobre los iraníes y venezolanos que llegaron en el avión de Emtrasur. Algunos huéspedes corren las cortinas; otros, se animan a asomarse por los balcones. Pero rápidamente vuelven a ocultarse, ante los flashes que se multiplican. Nadie sabe a ciencia cierta si son parte de la tripulación del avión.
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