La UCR se diferencia del Gobierno y habla de "golpe de Estado" en Bolivia
Radicales orgánicos y disidentes, macristas alineados y rebeldes. La posición del Gobierno que encabeza Mauricio Macri en relación a la renuncia del presidente de Bolivia, Evo Morales, fue cuestionada en las últimas horas por distintos integrantes del oficialismo, que sostienen-al igual que el kirchnerismo y el propio mandatario boliviano-que fue un "golpe de Estado" lo que ocurrió el domingo.
El Presidente y el canciller Jorge Faurie consideraron que "no hay elementos" para considerarlo un golpe de Estado.
"Cuidar la democracia en el continente implica un esfuerzo por calificarla. No a las trampas! No a las injerencias externas! No al Golpe de Estado! Si al pluralismo, la democracia y la convivencia pacífica", afirmó a través de un comunicado el Comité Nacional de la UCR que encabeza el mendocino Alfredo Cornejo.
Pergeñado en la noche del domingo, el comunicado firmado por Cornejo y el tucumano José Cano es a la vez muy crítico del proceso electoral boliviano, cuestionado por la Organización de Estados Americanos (OEA). "No es justo someter a las sociedades al agobio, por una vocación de perpetuidad ilegal. Las autoridades electas en cada comicio deben gozar de la legitimidad que da la limpieza en dichos procesos", agrega el comunicado radical, que también indica: "Las tensiones deben resolverse en su marco legal sin injerencias ajenas al poder civil".
Otro de quienes participó de la redacción del comunicado, el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, se explayó en el mismo sentido. "Claramente en Bolivia se produjo un golpe de Estado que rechazo terminantemente. Pero que tiene como corresponsables al propio Evo Morales, a la oposición y a las Fuerzas Armadas. Lo que disparó la situación de Bolivia fue el abuso de poder", escribió Morales a través de la red social twitter.
Fuera de micrófono, desde la conducción de la UCR hacían saber su "incomodidad" con el Gobierno por no haber sido consultados antes de sentar posición. "Ya es costumbre. No aprendieron nada, los 40 puntos (de la elección) no son sólo de ellos, se vuelven a equivocar", dispararon desde el entorno de Cornejo y hacia la mesa chica que rodea al Presidente.
Más directo fue el exdiputado y vicepresidente de la UCR, Federico Storani, quien incluso cuestionó a su correligionario, el embajador argentino en Bolivia, Normando García, por afirmar que "no se trató" de un golpe de Estado. "La postura del embajador argentino en Bolivia no es la de la UCR. Para la UCR este es un golpe de Estado", dijo el exministro del Interior de la Alianza. Y remarcó: "El Gobierno otra vez no nos consultó antes de emitir el comunicado sobre Bolivia. Es un claro golpe de Estado", dijo Storani, un crítico del funcionamiento de la coalición oficialista.
Otro dirigente radical, Ricardo Alfonsín, sostuvo que "en el marco de protestas masivas y violentas, las fuerzas policiales y las armadas desconocieron la autoridad presidencial. Eso, en Bolivia y en cualquier parte, no es otra cosa que un golpe de Estado". Alfonsín agregó: "Más allá de la legitimidad o no de las protestas, nada justifica el golpe".
En el mismo sentido, el diputado nacional de Cambiemos Daniel Lipovetzky apuntó contra el canciller Jorge Faurie. "No coincido con el comunicado de Cancillería. La posición tiene que ser muy clara de que esto fue un Golpe de Estado y hay que repudiarlo", dijo el legislador, desplazado de la lista de diputados nacionales y relegado a una banca de diputado provincial a partir de diciembre. Sus declaraciones fueron aplaudidas por el presidente electo Alberto Fernández.
La disidencia llegó, además, al núcleo duro del oficialismo. "Repudio el golpe en Bolivia. Elecciones transparentes y el cumplimiento de la Constitución son el único camino para recobrar el orden institucional", afirmó a través de las redes sociales la diputada radical Karina Banfi, quien-al igual que Cornejo-enumera las irregularidades en el reciente proceso electoral boliviano.
El presidente Mauricio Macri, que llegó a la Casa Rosada a las 9.45, presidió luego la reunión de gabinete, en la que se conversó sobre la crisis institucional en Bolivia. "Todos estamos preocupados por Bolivia", se limitó a decir el jefe del Estado en un breve y fugaz contacto con los medios.
A la salida de esa reunión, el canciller Jorge Faurie intentó relativizar las diferencias. "El gobierno de Cambiemos es una alianza que respeta las distintas ideas de cada uno. La coalición tiene distintas vertientes de pensamiento político", agregó el canciller, que siguió sosteniendo la postura oficial.
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