La trastienda del proyecto “ómnibus”: horas frenéticas, cambio de último momento y la colaboración de los leales
Entre el martes a la noche y la mañana del miércoles se vivieron momentos de hiperactividad; la puesta en escena para el envío del proyecto que busca quedar en la historia
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La Casa Rosada vivió sus últimas horas en un marco de hiperactividad. Entre la noche del martes 26, en las que el edificio quedó desierto recién bien entrada la noche, hasta las 15 de ayer, cuando se dio a conocer el envío de la ley “ómnibus” al Congreso de la Nación, todo fue un trabajo contrarreloj. El presidente, Javier Milei, su hermana y secretaria general de Presidencia, Karina; el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el ministro de Interior, Guillermo Francos, fueron parte crucial de esos movimientos en los que se terminó de dar forma al documento de 350 páginas, entre el cuerpo central y el anexo. También intervino decisivamente el “ministro sin cartera” Federico Sturzzeneger. El otro personaje con una relevancia fundamental y dueño de un bajísimo perfil fue el secretario de Legal y Técnica, Javier Herrera Bravo. Guardián de la firma presidencia, Herrera Bravo es el titular del área que cuida todos los detalles de lo que se vino trabajando en los últimos días.
En esas horas frenéticas se lo pudo ver a Posse, otra figura de perfil bajo y de extrema confianza de Milei desde los tiempos de Corporación América, caminando raudo entre el área de Jefatura al ala presidencial, sin tiempo para interrupciones. “Se está peinando todo el documento para que esté lo más cerrado posible”, decían en esos momentos en los pasillos de Balcarce 50, en referencia a la búsqueda para que el megaproyecto avance sobre seguro en el Parlamento, una parada que reconocen difícil, pero no imposible, y en la que admiten que habrán cosas que serán rechazadas de plano y otras que podrán tener posibilidades de éxito.
Pero si algo se impone por sobre todas las impresiones es el optimismo. Los libertarios se apoyan en el 56% que los votó en las últimas elecciones y que por ahora, sostienen, les mantiene su apoyo. La inminencia de la profundización de la crisis económica abre un signo de pregunta sobre cómo será ese apoyo a futuro, pero a 18 días de la asunción luce intacto y no quieren perderlo.
Por eso también por estas horas pareció sobrevolar la palabra “fortaleza”. La mayoría cree que el ambicioso proyecto presentado por Milei, que se suma al mega DNU presentado la semana pasada, es la forma de “cumplir con lo que se le prometió al votante” y creen que este es el mejor momento para hacerlo. Junto a la palabra fortaleza se repite el término “crisis”, y a la frase de “no hay plata” se le suma la de “no hay tiempo”.
Esos creen que son los vectores que marcan este momento en el que el Congreso de la Nación, convocado a trabajar en extraordinarias por el mandatario, recibió en ocho días dos grandes planteos que pondrán a prueba su funcionamiento interno. También, admiten, se probará la muñeca política del espacio, que en minoría parlamentaria deberá trabajar en busca de acuerdos. Aunque el período de extraordinarias es en principio hasta fin de enero, nadie descarta que sea extendido si llega a ser necesario.
La declaración de “emergencia”, repetida en numerosas oportunidades y áreas, la describían como una “realidad”, pero también como algo que ya pasó, sin ir más atrás en el tiempo, en la llegada de Alberto Fernández al poder, en diciembre de 2019. Las diferencias estarían en Seguridad y Defensa, que no estuvieron en aquella oportunidad. También estaban quienes aludían, que con la “mayoría kirchnerista”, Cristina Kirchner tuvo emergencias declaradas durante sus presidencias. “Nos van a medir todos con varas suizas, pero ellos hacían lo mismo”, dijo un hombre de las filas del oficialismo. “Lo que cambia es la magnitud, porque lo que se busca es cambiar desde lo más profundo”, sintetizó otro.
Trajín en el primer piso de la Casa Rosada
Entre la orden que bajó Javier Milei para el armado de la ley ómnibus y el cierre del material en la órbita del Poder Ejecutivo, participaron las diferentes carteras que componen el flamante gabinete libertario. Todas las áreas hicieron sus aportes para cumplir con la elaboración del proyecto cuya indicación partió de parte del mandatario, exclusivamente. En la Jefatura de Gabinete, de Posee, se coordinó el trabajo.
Durante esas horas también cambió la voluntad inicial de no hacer anuncio formal del envío a hacer una puesta en escena, que terminó con la entrega de Francos a Martín Menem del material en cuestión.
Francos fue otro de los que tuvo un rol muy destacado en el armado, especialmente en el capítulo de la amplia reforma electoral bajo su órbita, que busca derogar las PASO, modificar la composición de Diputados y la representación de las provincias en la Cámara baja. También impulsa un cambio profundo en el modelo de representación popular, ya que busca pasar a un sistema de elección por “circunscripciones uninominales” para la designación de diputados nacionales, bajo el argumento de evitar las llamadas “listas sábana”.
De buena relación con el peronismo, del cual proviene y con línea directo con los gobernadores, el titular del ministerio más político del gabinete asoma como una figura de apoyo para las cabezas del Poder Legislativo que ahora deberán atravesar la bajada del proyecto al Parlamento.
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