La trastienda de la negociación final por neumáticos: el rol de Alberto Fernández y el temor oficial a un efecto contagio
El Presidente hizo continuos llamados a los empresarios y dejó que intercediera Pablo Moyano; el temor en el Gobierno por un efecto contagio; las horas de espera en el Ministerio del Trabajo
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“Acá faltan $60″. Claudio Moroni no podía creer lo que estaba presenciando. Ya era de madrugada y el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático Argentino (Sutna) y las tres empresas radicadas en el país habían llegado, por fin, a un entendimiento tras un conflicto que puso en jaque al sector automotriz. Pero Alejandro Crespo, titular del Sutna y hombre del Partido Obrero, llevaba cuatro horas deambulando por el Ministerio del Trabajo, sin sentarse nunca, amagando con la lapicera para firmar. El momento tan ansiado por todo el Gobierno llegó recién pasadas las 4.
Durante todo el jueves, sin embargo, la Casa Rosada se había involucrado de lleno en el conflicto. De no resolverse, hubiera expuesto seriamente a la gestión de Fernández. El Presidente le abrió el juego al secretario adjunto de Camioneros, Pablo Moyano, como mediador frente a Crespo, con quien había exhibido sintonía en los últimos días. Y telefoneó reiteradas veces a Javier Madanes Quintanilla, dueño de Fate, para persuadir al bando empresario de encontrar un punto en común.
En la Casa Rosada hay una fuerte inquietud de fondo: que no se genere un efecto contagio entre los gremios más combativos que podrían replicar la metodología intransigente de Sutna para canalizar sus reclamos salariales. Frente a la escalada de la inflación, con una conflictividad cada vez mayor en la calle y en temporada alta de reapertura y negociaciones paritarias, el riesgo de desmadre es alto.
Fernández, que el martes amaneció con la irritación de Pablo Moyano por haber sido marginado de un asado con líderes sindicales en la quinta de Olivos -un traspié político que casi termina con el quiebre de la CGT- tuvo que componer la situación el miércoles con el secretario adjunto de Camioneros con una segunda cena gremial en la residencia presidencial. Allí el hijo de Hugo Moyano se ofreció para interceder ante su colega Crespo para persuadirlo de que cediera y el jefe de Estado lo habilitó.
En la primera tarde del jueves -antes de que se iniciara la audiencia en el Ministerio del Trabajo- Pablo Moyano, Omar Plaini (Canillitas) y Mario “Paco” Manrique (Smata) se acercaron al ala presidencial de la Casa Rosada y, junto con el secretario de la Presidencia, Julio Vitobello, se pusieron al teléfono con Crespo para intentar convencerlo de que aflojara, principalmente con el bloqueo de las fábricas y las medidas de fuerza más duras.
En paralelo, Fernández se mantuvo al teléfono con Madanes Quintanilla, su interlocutor del lado empresario, para convencerlo de que cediera en algunos puntos de la negociación salarial. “Les pidió lleguen a un punto medio, que equiparen con próxima paritaria y un bono a fin de año”, dijo un colaborador de la Casa Rosada.
“Pablo Moyano le dijo a Alberto que esto no repercutiría en un efecto contagio en otros gremios que podrían imitar metodología y reclamo. Garantizaron que las próximas semanas no se iban a replicar reclamos similares”, aseguró un funcionario al tanto de la negociación. Si bien el caso de Neumáticos es particular, por la pertenencia de Crespo al Polo Obrero, el Gobierno quería tener garantías del ala más combativa de la CGT, que encarna Moyano.
Hoy en Balcarce 50 amanecieron con la tranquilidad de que la tensión gremial no escalará. Pero esta tarde el propio Pablo Moyano, que ayer se movió dentro del ala presidencial de la Casa Rosada, lanzó respecto a la paritaria de Camioneros: “El paro de los neumáticos va a ser un poroto”.
Larga noche en el ministerio
Tras las gestiones promovidas desde la Casa Rosada, el round final se dio en el ministerio del Trabajo. Moroni, con el fantasma de la falta de stock en las terminales automotrices, más los cuestionamientos internos del kirchnerismo y frente a frente a un personaje impredecible como Crespo, tenía toda la presión encima.
El ministro junto al secretario de Trabajo, Marcelo Bellotti y la directora Relaciones y Regulaciones del Trabajo, Gabriela Marcello, primero se reunió con Crespo durante cuatro horas para hacer los números y fijar los términos de la paritaria. El titular de Sutna nunca se sentó en su silla: caminó todo el tiempo alrededor de la mesa.
Luego Moroni elevó el escrito a las tres empresas. Fate y Pirelli aceptaron rápidamente la propuesta, pero Bridgestone se demoró más porque debía tener el visto bueno de la casa matriz en los Estados Unidos. Mientras tanto, Moroni llamaba constantemente al Presidente, a Sergio Massa y al ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, que seguía de cerca los bloqueos en las fábricas. Un paso en falso de las fuerzas de seguridad y podía caerse todo.
Cuando finalmente hubo luz verde de las compañías, Moroni volvió a encerrarse con Crespo para redactar el texto final. Pero desde la medianoche y hasta las 4, Crespo estuvo deambulando y meditando sobre el escrito.
Finalmente convalidó el acuerdo -faltaba formalizarlo hoy en la asamblea del gremio- y grabó un video para informar el resultado de la negociación a través de redes sociales, encerrado en un despacho del ministerio. Quiso comunicarle a los militantes del PO que se habían agrupado en la puerta del ministerio. Pero cuando salió a la calle, no quedaba casi nadie.
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