La trastienda de la cumbre con los gobernadores en la Casa Rosada: una tregua para bajar la tensión y el inicio de una dura disputa
Con Nicolás Posse como protagonista, el encuentro sirvió para reconstruir la confianza, pero se anticipa una discusión por la recaudación; las diferentes posturas de los mandatarios
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Los emisarios de Javier Milei y los gobernadores escenificaron una tregua en la Casa Rosada para reflotar la ley ómnibus. Fue una reunión respetuosa y cordial, que sirvió para dar un primer paso en la reconstrucción de la confianza y sentar las bases de un principio de acuerdo.
Nicolás Posse, con ascendencia en esquema de poder de Milei, tuvo un rol protagónico. Se sentó en la cabecera de la mesa y sujetó un micrófono apenas después de estrecharles la mano a cada uno de los caciques que pululaban en el Salón Eva Perón a la espera del arranque del promocionado cónclave. Para la mayoría de los mandatarios era la primera vez que escuchaban el tono de voz del jefe de Gabinete. Era el interlocutor con poder de decisión que reclamaban para negociar.
Durante las cuatro horas de reunión, Posse estuvo escoltado por el ministro del Interior, Guillermo Francos, uno de los artífices del “Pacto de Mayo”, la gran apuesta política de Milei para asegurar la gobernabilidad mientras avanza con su profundo plan de ajuste fiscal para bajar la inflación, y los secretarios José Rolandi, Lisandro Catalán y Carlos Guberman, el enviado de Luis “Toto” Caputo, titular del Palacio de Hacienda. Todos ellos se dedicaron a realizar devoluciones técnicas, ante las preocupaciones que expresaron los caciques o los pedidos de compensaciones por la poda de fondos. Mientras tanto, el Presidente permanecía recluido en la residencia de Olivos, a 17 kilómetros de una cumbre de alto voltaje político.
Apenas arrancó la reunión, Posse presentó la nueva versión de la ley “bases”. Tras el fallido intento de aprobar en particular la letra chica del megaproyecto en Diputados, el Presidente confeccionó ahora una iniciativa más acotada - tendría 190 artículos-, que incluye el corazón económico del paquete de reformas: las facultades delegadas al Poder Ejecutivo, las privatizaciones -con una lista reducida de empresas públicas-, la reorganización administrativa del Estado, las desregulaciones económicas y la reforma en hidrocarburos y el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI).
Además, Posse y los representantes de Milei confirmaron ante los gobernadores la intención de impulsar dentro de la ley ómnibus una nueva fórmula de movilidad jubilatoria, atada a un ajuste mensual por IPC a partir del mes de abril. Y prometieron motorizar una recomposición de diez puntos porcentuales. También hablaron de incluir un vinculado a la “promoción del empleo registrado”, es decir, la creación de un nuevo régimen de blanqueo laboral.
La reunión se desarrolló en un clima cordial pese a los últimos desencuentros entre Milei y los gobernadores por el recorte de fondos. Hubo intercambios acalorados y reclamos variados de los gobernadores por el efecto del ajuste en sus provincias. “Hay que volver al diálogo y salir de las redes sociales”, planteó uno de los caciques del PJ.
Posse y los gobernadores consensuaron crear dos comisiones (una económica y otra política) para motorizar la confección de la nueva ley. Las primeras reuniones están previstas para la semana próxima. Pero Posse hizo hincapié en que la Casa Rosada requiere celeridad para aprobar las reformas. “Nos pidió velocidad y precisión”, contó uno de las autoridades provinciales que concurrieron a la cumbre en Balcarce 50. En el bloque de los mandatarios dialoguistas se fueron satisfechos con la apertura al diálogo del Gobierno. Creen que la nueva versión de “ley bases” tiene posibilidades de conseguir los apoyos para recibir la media sanción en Diputados y sortear los escollos del Senado. En Santa Fe y Córdoba, por caso, celebraron que el renovado paquete fiscal no incluya el capítulo de las retenciones.
La disputa por Ganancias
Los intentos de Milei de iniciar una pacificación con los gobernadores para darle una mayor sustentabilidad política a su programa de reformas ante la presión del Fondo Monetario Internacional (FMI) y dar seguridad jurídica a potenciales los inversores pasaron la primera prueba. Sin embargo, la cruzada del líder de La Libertad Avanza de conseguir la aprobación de la podrían quedar truncos por el choque de intereses entre la Nación y las provincias o la falta viabilidad política en el Congreso, donde los bloques dialoguistas están minados de cuentapropistas políticos que no responden a jefaturas de gobernadores.
Es que el Gobierno les ofrece a los gobernadores un paquete fiscal de alivio fiscal a cambio de que se comprometan a respaldar al oficialismo en la votación de la “ley bases”. El anzuelo que ofrece Milei es la restitución de la cuarta categoría del impuesto a las Ganancias. Ese es ahora, junto a la nueva ley de movilidad, el tema más espinoso, ya que varios mandatarios no quieren pagar el costo de su reposición y promueven alternativas para recuperar fondos que perdieron las provincias por la reforma de Sergio Massa, como establecer un gravamen a los altos ingresos o coparticipar el impuesto al cheque o ganancias. La liga de los patagónicos, sobre todo, Claudio Vidal (Santa Cruz), Sergio Ziliotto (La Pampa) y Rolando Figueroa (Neuquén), le enrostraron a Posse y a Francos su disconformidad con la chance de revertir la reforma de Ganancias, por el impacto que tendría en sus distritos. “Si no están los votos para reponer Ganancias, busquemos alternativas”, plantearon los mandatarios del bloque dialoguista. Antes de desembarcar en la Casa Rosada, el club de los gobernadores peronistas acordó cerrar filas para evitar la reinstauración del gravamen.
En tanto, Axel Kicillof (Buenos Aires) exhibió su malestar por la suspensión de los giros de fondos para completar obras en el territorio bonaerense que habían arrancado durante la gestión de Alberto Fernández. “Nos dijeron que todavía no hay fondos para obras”, apuntó uno de los mandatarios peronistas.
Atento al tablero fragmentado del Congreso, Francos recibió el jueves a Cristian Ritondo (Pro) y Rodrigo De Loredo (UCR) para medir la temperatura de los dialoguistas. De Loredo puso en duda que el Congreso avale la posibilidad de que el impuesto se pueda aplicar de manera retroactiva al último trimestre del año pasado, tal como sugirió Francos. “Eso es de imposible cumplimiento”, le dijo al ministro del Interior.
Y ayer, antes del arranque de la cumbre con los gobernadores, el ministro del Interior se juntó con Miguel Pichetto, jefe de Hacemos Coalición Federal. La mecánica fue la misma que con De Loredo y Ritondo. Francos le mostró la estructura de lo que será la nueva “Ley Bases” más acotada que la original; Pichetto celebró que se hubiesen eliminado aquellos capítulos que no eran a su juicio urgentes en este contexto de crisis económica y que provocaban ruido en las distintas bancadas. “Propone una delegación de facultades más acotadas y con una redacción más precisa, eso ayudaría a que sean aprobadas”, dejó trascender en su entorno. Puso, sin embargo, un signo de interrogación sobre dos capítulos que, anticipó, desatarían la mayor discusión en el Congreso: la nueva fórmula de movilidad jubilatoria y la reforma en el impuesto a las Ganancias.
Más allá de esto, Pichetto confió que, así planteada, la ley podría tratarse “con cierta rapidez”. “Hay una base de 144 votos que aprobaron en general la ley ómnibus en Diputados y que podría replicarse con esta nueva versión si las negociaciones se encaran con apertura y seriedad”, deslizó.
Desde hace semanas los gobernadores no ocultan su inquietud por los efectos que provocó en sus cuentas la reforma de Ganancias que impulsó Massa en plena campaña electoral. Advierten que la recesión afectará la recaudación de ingresos brutos e IVA. Por eso, presionaron para coparticipar el impuesto PAIS o el blanqueo durante la fallida discusión por la ley “bases” en Diputados. Ayer, tanto dialoguistas como peronistas críticos de Milei reclamaron una compensación de la Nación por los recortes en el Fondo Nacional de incentivo docente o los subsidios para el transporte. Pero Posse y los funcionarios nacionales bloquearon esas discusiones y descartaron una marcha atrás con el latiguillo que estrenó Milei desde que asumió: “No hay plata”.
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