La policía no ingresa al predio situado en los suburbios de La Plata; el gobierno municipal pedirá ante la Justicia que se active la causa con pruebas de ventas ilegales de terrenos por las redes sociales
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LA PLATA.- El intendente de La Plata, Julio Garro, insistió ante el juez federal Alejo Ramos Padilla para pedir que desarchive la causa por la ocupación en el exclub Planeadores, de Los Hornos, en los suburbios de la ciudad. “La venta de terrenos por las redes sociales demuestra que allí no es una cuestión social sino un negocio económico de un grupo de punteros”, afirmó el alcalde que promovió la reapertura del expediente judicial.
Los vecinos del exclub planeadores viven hoy aterrados. Denuncian que hay robos, consumo de droga y tiros al aires que se escuchan de noche, tal vez por los crímenes que se murmuran. La justicia determinó hace dos semanas que en el predio no hay delito de usurpación, por lo que archivó la causa conocida como “Los Hornos”.
“No, a planeadores no vamos más. La última vez que entró un periodista lo amenazaron con armas de fuego”, se excusan en los distintos estamentos del Estado cuando LA NACION pidió custodia para una recorrida por un centenar de manzanas de Los Hornos, donde se extienden las casillas arrumbadas, entre desechos, sin cloacas, sin gas natural, sin agua corriente. Un barrio fantasma - denominado judicialmente proyecto de urbanización- que se parece a un territorio marginal.
“Está muy difícil realmente”, se excusaron los funcionarios de la municipalidad platense, que aportó hoy pruebas ante el Juzgado Federal N°1 de La Plata para pedir que se desarchive la causa. El alcalde aseguró que los lotes dentro del predio se venden de forma ilegal por un valor de hasta $400.000, pese a que no tienen título de propiedad.
“Gendarmería tiene un móvil adentro, con 25 personas, pero solo se mueve con autorización del ministerio de Seguridad de la Nación”, aseguraron desde esa institución. El móvil no se ve en la recorrida que hizo LA NACION, por el predio. No aparece, pese a que están advertidos que ingresan periodistas.
No está la Gendarmería. Tampoco la patrulla urbana municipal pese a que el intendente denuncia el ingreso con camiones con materiales para edificaciones “ilegales” en zonas inundables que alteran el proyecto original de urbanización.
Apenas algún patrullero de la Policía recorre la periferia del exclub planeadores. Solo por la periferia. Adentro pocos entran, y no están uniformados los que se ven pasar. Hay hombres con gorras y capuchas que miran con desconfianza a los visitantes.
En el centro del predio está el núcleo duro del hampa, según cuentan algunos vecinos. Hay un código no escrito: ningún vecino de bien sale de su casa al caer la noche. Salen solo para lo indispensable: una changa o comprar comida. O, en el mejor de los casos, llevar a los nenes a la escuela 50. En Los Hornos viven 2000 personas distribuidas en 100 manzanas, aproximadamente.
“Es que adentro venden drogas. Se matan entre ellos. Salen a robar y vuelven a entrar. Los fines de semana directamente no se puede salir. Hoy ya no salgo más”, dice Valeria, una mujer joven que pasa con su hijo de dos años la esquina de 76 y 143. Valeria tuvo a su hijo cuando comenzaron a llegar las casillas de chapa en febrero de 2020.
Las casillas se extendieron a lo largos de un centenar de manzanas mientras Valeria criaba al menos de sus dos hijos. “Ahora acá te matan por un teléfono”, se lamenta mientras su mirada se pierde en un basural.
Hay pilas y pilas de basura desparramada en la calle de tierra, que cuando llueve se convierte en lodo. Dos caballos flacos son arreados por tres niños que no fueron a la escuela. “Ahí adentro pasa de todo- sigue la mujer- Venden lotes que no son de ellos, venden droga, venden la mercadería robada. Y nosotros no podemos ni salir a la puerta. Tenemos que hacer de cuenta que no pasa nada, porque te matan”, se lamenta.
Daniel, otro vecino que camina de manera ocasional por el lugar coincide. “Es muy inseguro. Acá cuando llegaron te ofrecía una parcela a cambio de una bicicleta. Y los robos no paran. Te entran y te roban hasta el inodoro. No te dejan ni el bidet”, enumera. “A un vecino ya le entraron tres veces. No puede hacer nada”, se queja.
Leticia anda por la calle de tierra con tres chicos colgados de un carrito, bajo la lluvia. Ella hará las compras para el resto del día. “No yo ya no salgo”, asegura, con tanta naturalidad como si no existiera la posibilidad de salir tras el almuerzo.
Es mediodía de otoño. Y llueve. Andrés “Cuervo” Larroque, ministro de Desarrollo de la Comunidad, no responde a los llamados de LA NACION. Está muy ocupado en el lanzamiento de una mesa de seguridad alimentaria, que compartirá con el gobernador Axel Kicillof.
Tampoco contestan el teléfono en el ministerio de Seguridad de la Nación, para determinar la geolocalización del móvil de Gendarmería que se supone está adentro, en algún lugar inexpugnable del predio que perteneció a la Agencia de Administración de Bienes del Estado.
El lugar era un predio verde con hangares para aviones planeadores, cuando 40 personas llegaron a 76 y 143, el 16 de febrero de 2020 a las 16. Ahora mientras el caserío de chapa se extiende entre 76 a 83 y de 143 a 152 no hay modo de ingresar seguro al ex club de aviación.
En el juzgado federal N°1 a cargo de Alejo Ramos Padilla se informa a LA NACION que nadie apeló aún la resolución que ordenó archivar la causa iniciada por denuncia de usurpación por no constituir delito, según lo prescripto en el artículo 195 del segundo párrafo del Código Procesal Penal de la Nación.
El magistrado argumentó que no se utilizó violencia, amenazas, engaño o abuso de confianza al ocupar el predio, y no hay usurpación en el lugar. No obstante dejó abierta la vía administrativa o civil que resulten necesarias para llevar adelante el proyecto de urbanización.
El juez instó a que se siga adelante en el lugar con un proyecto urbanístico que coordina la Subsecretaría de Hábitat de la Comunidad – que depende de Larroque- en cooperación con el ministerio de Desarrollo Agrario y la municipalidad local. Ni el juez, ni los ministros ni el intendente ni el gobernador estarán aquí para sentir cuando se aflojan las piernas en la calle, cuando suene el próximo tiro al aire. Nadie quiere entrar al exclub Planeadores mientras el proyecto de urbanización se demora. Y los vecinos viven aterrados.
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