La tendencia de los antecedentes de ballottage en América latina
Hasta ahora, la Argentina mantenía el récord de ser el único país de la región que, pese haber constitucionalizado el ballottage en 1994, nunca había recurrido a él. En 2003 estuvo cerca de hacerlo, pero el retiro de Menem lo impidió. La tendencia regional predominante durante las últimas décadas para la elección del titular del Poder Ejecutivo ha sido sustituir el sistema de mayoría relativa con la segunda vuelta. Pero, a diferencia del modelo original francés, en América latina el ballottage se adoptó sólo para la elección presidencial.
Como consecuencia de estas reformas, 12 de los 18 países contemplan el ballottage en la actualidad en diversas modalidades. En ocho de ellos -Brasil, Colombia, Chile, El Salvador, Guatemala, Perú, República Dominicana y Uruguay-, la mayoría que se exige es de 50% más uno de los votos. Costa Rica, en el otro extremo, exige un porcentaje significativamente inferior (40% de los votos); Ecuador y Bolivia (50% más uno, o bien 40% con una diferencia de más de 10 puntos), y la Argentina, 45%, o bien 40% con una diferencia de más de 10 puntos).
Durante los últimos años (2013-1015), en la casi totalidad de los países que lo contemplan la presidencia debió definirse en una segunda vuelta: Brasil, Costa Rica, Chile, Colombia, Uruguay, El Salvador y Guatemala. Las únicas dos excepciones fueron Ecuador (2013) y Bolivia (2014), cuyos presidentes (Correa y Morales) lograron su reelección en primera vuelta por amplias mayorías.
¿Cuáles son las principales tendencias regionales? El análisis comparado de las elecciones presidenciales latinoamericanas celebradas entre 1978 y 2015 demuestra que la realización de un ballottage no altera el resultado de la primera vuelta en aquellos casos en que el ganador de la primera es considerado por la mayoría de los votantes como "el mal menor", aunque no resulte el candidato favorito de todos.
Por el contrario, la reversión de resultado tiene lugar cuando una amplia mayoría del electorado comparte un "consenso negativo" en contra del candidato ganador en la primera vuelta y vota en la segunda a favor del candidato que, en la primera, se posicionó en segundo lugar.
En estos casos, el ballottage permite articular una nueva mayoría para impedir el ascenso a la presidencia de un candidato no deseado que haya resultado triunfador en la primera vuelta.
De las más de 150 elecciones presidenciales que tuvieron lugar en nuestra región entre 1978 y 2015, en un poco más de 80 de ellas la norma electoral contemplaba la segunda vuelta. En 43 de estas 80 elecciones hubo necesidad de realizar un ballottage. Y en 33 de estas 43 elecciones triunfó en la segunda vuelta quien había ganado en la primera, o sea, en el 76%. Únicamente en 10 ocasiones de estas 43 elecciones hubo una reversión de resultado; el último de ellos tuvo lugar en Colombia con la reelección de Juan Manuel Santos en 2014.
La otra tendencia regional es que la participación electoral tiende a disminuir durante la segunda vuelta salvo en casos de elecciones muy competitivas. La participación ciudadana en la segunda vuelta es un elemento clave ya que de las 10 reversiones electorales que mencionamos, en 7 de ellas un mayor número de ciudadanos acudió a las urnas durante el ballottage que en la primera vuelta
La Argentina tendrá su primer ballottage 21 años después de haberlo constitucionalizado. Múltiples razones, entre ellas que la diferencia entre el primero y segundo lugar durante la primera vuelta fue inferior al 10% y que la votación de Scioli estuvo por debajo del 40%, aumentan la probabilidad de que Macri, a contracorriente de la tendencia regional, pueda lograr revertir el resultado de la primera vuelta y ganar el ballottage del 22 de noviembre.
Un dato curioso: Ecuador (país de origen de Jaime Duran Barba, el asesor estrella de Mauricio Macri) es el país que desde 1978 a la fecha ha tenido el mayor número de segundas vueltas (8) y de reversión de resultados (3) en América latina.
El autor es director regional para América latina y el CaribeIDEA Internacional
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