Las negociaciones del Gobierno por las vacunas: del exitismo a la cautela
"Vacuna, economía y unidad política". La "fórmula del éxito" que, con mucha confianza en sí mismos, repetían los laderos de Alberto Fernández para encarar año electoral, quedó sumergida esta semana en un mar de incertidumbre. Las dificultades para escalar la producción de la Sputnik V -que dejó a la Argentina sin los 5 millones de vacunas que esperaba para enero- cambió la atmósfera en la Casa Rosada y obligó a los funcionarios nacionales a pasar del exitismo a la cautela.
El cambio más inmediato es la intención de abandonar las promesas sobre la vacunación que albergan plazos y cantidad de dosis. Eso que ocurrió cuando, semanas atrás, Fernández dijo querer contar con "diez millones de personas vacunadas para febrero" o cuando el ministro de Salud, Ginés González García, lanzó con un exceso de seguridad que "hay inquietud y mala intención perotenemos 51 millones de dosis aseguradas". La consigna ahora es otra. "Hay que ser muy cautos, hasta que no estén las vacunas arriba del avión no vamos a anunciar nada", dijo a LA NACION un importante colaborador de trato diario con el Presidente.
Conscientes del estilo que tiene Fernández al hablar con los medios, nadie descarta que vuelva a despacharse con nuevas estimaciones. Sobre todo cuando las conversaciones de los últimos días con los laboratorios ilusionan a los funcionarios con un febrero mucho más nutrido de dosis. "No depende de nosotros, el mundo está demandando a los laboratorios por el incumplimiento de los contratos", se justifican en la Casa Rosada.
Las fluctuaciones en torno a la vacuna generaron muchas inquietudes esta semana cuando Fernández y sus funcionarios debieron sentarse redactar un nuevo DNU con las medidas sanitarias. La esperanza que se albergaba en el Gobierno era que el inicio del ciclo lectivo encontrara al país con una vacunación masiva en marcha. Pero ahora resucitó el fantasma del rebrote: así como las fiestas de fin de año impactaron fuertemente en la curva de contagios, el regreso a los colegios implicará mucha movilidad en las calles y un mayor intercambio social en los establecimientos educativos.
El Gobierno extendió las restricciones sanitarias actuales hasta fines de febrero casi sin cambios. Pero en la previa hubo mucha deliberación interna acerca de cómo afrontar la cuestión educativa. Finalmente la decisión oficial fue que "en aquellos casos en los que resulte necesario disminuir la circulación para mitigar el virus, se implementen políticas que prioricen las clases presenciales". O sea: podrán aparecer nuevas restricciones, pero no pasarán por las aulas.
"Lo que tenemos que evitar a toda cosa es que se vuelva a acelerar la curva de contagios. Si evitamos que se dispare, podremos continuar con la recuperación económica", dijo a este medio un altísimo funcionario del gabinete.
En el plano económico el gobierno también moderó el lenguaje: ahora habla de "recuperar" y no de "reactivar". Cuando allá por septiembre el ministro de Economía, Martín Guzmán, elaboró el presupuesto para este año -para él, un sinónimo de su plan económico- lo hizo bajo el supuesto de una pandemia superada. "Si los contagios siguen altos, naturalmente habrá que adecuar", reconocen en la Casa Rosada. Insisten, sin embargo, que el escenario es bien distinto al de marzo del año pasado. Esa es la razón que esgrimen para no reeditar ayudas al nivel del IFE y del ATP.
Sin tener en claro cuáles serán las contingencias del 2021, Guzmán aspira presentar en las próximas semanas su "plan plurianual" con el que buscará persuadir al FMI. La Casa Rosada, en cambio, pretende avanzar con acuerdos sectorizados de precios y salarios.
A la vuelta del calendario, aparecen las elecciones de medio término. "Con la unidad estamos mejor que nunca", celebraba el viernes un importante ministro cuando LA NACION lo consultó sobre la "receta" del triunfo. La discusión por las PASO, sin embargo, sigue sin estar saldada. Los gobernadores del interior calculan que entre agosto y octubre podrían perder un escaño en Diputados y los dirigentes bonaerenses advierten que necesitan de las primarias para saldar diferencias y contener sectores.
La incertidumbre mundial entorno a la vacuna ahora agrega un condimento extra: nadie puede asegurar cuándo terminará la campaña de vacunación y cuándo arrancará la campaña electoral.
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