La seguridad del G-20 también apunta a sacar de las calles a los barrabravas
Una de las principales preocupaciones oficiales frente a la inminente reunión del G-20 es asegurar el control de las calles porteñas y disminuir las posibilidades de disturbios. La captura de un grupo anarquista tras los dos fallidos ataques explosivos fue tomada como un importante paso adelante en el Ministerio de Seguridad . "Atrapamos a una docena de anarquistas, y, como no tienen mil adherentes, con algunos allanamientos más podemos dar un golpe decisivo a ese sector. Y después de los anarquistas vamos a ir por las barras bravas ", comentó a LA NACION un funcionario que está al tanto de todas las medidas de vigilancia.
Casi de inmediato, algunos operativos policiales se llevaron adelante contra violentos del fútbol. Por diferentes delitos, fueron arrestados en las últimas 48 horas cinco barras de Excursionistas, Ituzaingó y Laferrère.
La cercanía del G-20 , cuyas reuniones están previstas para el 30 del actual y el 1º de diciembre, acelera expedientes. Los barras se transformaron en mano de obra disponible para choques callejeros y las autoridades esperan reducir su capacidad de movimiento con sus líderes detenidos. Esas investigaciones tienen hoy una prioridad similar al desmantelamiento de redes anarquistas. "Hay algunos sectores que están reclutando mucho lumpenaje y se les puede ir de las manos", fue el comentario que escuchó en los últimos días la gobernadora María Eugenia Vidal durante una conversación con uno de sus colaboradores, que también está atento al camino rumbo al G-20.
Los violentos agrupados alrededor de una camiseta de fútbol -pero con extendidos negocios ilegales que pueden acercar sin problemas a hinchadas supuestamente rivales- representan hoy para los encargados de la seguridad del G-20 una preocupación de similar magnitud a la alcanzada por los anarquistas, según explicaron funcionarios que participan de las reuniones de planeamiento de esa cumbre.
Por eso no resultó extraño que poco después de lanzarse el operativo sobre los anarquistas que intentaron atacar al juez federal Claudio Bonadio y el mausoleo de Ramón Falcón fuesen detenidos al menos cinco hombres que lideran facciones violentas en el fútbol por su participación en diferentes delitos.
Más allá de las causas judiciales que llevaron a las capturas, los barras son un motivo de preocupación central al pensar en manifestaciones contra la reunión del G-20. "Tenemos que ocuparnos de los barras", repitió el funcionario nacional. Poco después fueron detenidos dos líderes de la barra de Excursionistas en el barrio porteño de Belgrano. Quizá los primeros en una ofensiva especial que podría tener nuevos pasos en los próximos días.
"El Gordo Manu (uno de los barras detenidos) es un sujeto con poder de acción en la barra del club Excursionistas. Tiene muchos antecedentes en hechos de violencia, y entre otras actividades, sospechamos que cobraba dinero por apretar a gente", dijo uno de los hombres que participaron en su captura. Su ladero principal en la hinchada de Excursionistas también fue detenido.
Según los investigadores, estos sospechosos vendían al mejor postor su capacidad de daño aprendida en las tribunas del fútbol del ascenso, mucho más territorial y ligado a movimientos de protesta social que las barras de los grandes clubes de la Superliga. Ese perfil de pyme de violencia es el que los encargados de seguridad nacional buscan controlar antes del arribo de los principales presidentes del mundo. Se trata de una especie de "limpieza de la casa" para evitar alguna sorpresa, situación en la que pueden encontrarse también las últimas investigaciones sobre un grupo que en Campana almacenaba armas tácticas para vender a narcos en Río de Janeiro, el decomiso de siete toneladas de explosivos que eran acopiados sin control en una empresa de Alta Gracia y los operativos contra supuestos adherentes de Hezbollah.
En la línea de aceleración de expedientes sobre barras cayó otro hombre de Excursionistas, identificado con el apodo de batalla de Toto. Los investigadores indicaron que "siempre andaba armado y su función era custodiar al Gordo Manu. Ambos formaban una pareja para comercializar la droga y siempre estaban cerca, protegiéndose".
Esa característica de hombre que puede armar un grupo para "apretar" por dinero es observada también en un barra de Ituzaingó detenido en las últimas 48 horas.
Funcionarios del Ministerio de Seguridad consideran que los barras del fútbol siempre están alrededor de los choques con fuerzas de seguridad en manifestaciones políticas. Esa es una diferencia clara con relación al grupo anarquista que operaba en un edificio tomado en la calle Pavón al 2300. "Esos anarquistas no tienen vínculos con ningún partido político, actúan por su cuenta con el apoyo de similares redes en el exterior", argumentó un funcionario que leyó los informes policiales sobre anarquistas y barras. Los violentos del fútbol, en cambio, se mueven a cambio de dinero. Y la intención oficial es que no pueda articularse fácilmente una banda de barras que tenga como objetivo la cumbre del G-20.
Una de las barras que causan mayor preocupación es la de Deportivo Laferrère. Su equipo juega el campeonato de la primera C, pero la organización de esa tribuna es prácticamente internacional. Este año fue golpeada esa barra con una redada policial que detuvo a sus principales referentes, quienes habían armado un negocio asociado al narcotráfico junto con barras colombianos de Atlético Medellín. El lunes pasado se enfrentaron en las calles de La Matanza dos facciones de esa barra en procura de definir una nueva jefatura. Dos semanas antes de la cumbre del G-20, ese choque alertó a los encargados de la seguridad. Uno de esos barras portaba una ametralladora FMK3. Fue identificado y detenido casi de inmediato. Las causas sobre anarquistas y barras tienen hoy prioridad.
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