La renuncia de Gómez Alcorta: el intento del Presidente para frenar su salida, los pases de factura y el antecedente con Manzur
La exministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad fue hasta Olivos y le comunicó en persona su salida a Alberto Fernández; apoyos y silencios de una salida que abre una nueva crisis en el oficialismo
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En el atardecer del jueves pasado y de forma intempestiva, el oficialismo volvió a dejar al descubierto, una vez más, sus profundas diferencias internas. Tras haber declarado por radio primero y a través de un comunicado después, en el que señaló que se habían incurrido en “graves violaciones a los derechos humanos” en el desalojo de las tierras públicas y privadas en Villa Mascardi, la hasta entonces ministra Elizabeth Gómez Alcorta se dirigió a la Quinta de Olivos. Allí la recibió el presidente Alberto Fernández, que estaba acompañado, entre otros, por el canciller Santiago Cafiero.
Fernández trabajaba en temas internacionales de cara a los viajes que hará el mes próximo cuando llegó Gómez Alcorta para comunicarle que renunciaba. El mandatario comenzó a intentar convencer a la funcionaria de que no abandone el cargo. En ese intento, incluso, llegó tarde a la Fiesta nacional de la Flor, en Escobar, y a la proyección del film 1985, que compartió con alumnos de colegio secundario. Casi en paralelo, a menos de 20 kilómetros de ahí, la portavoz del Gobierno, Gabriela Cerruti, aseguraba en conferencia de prensa “no va a haber cambios en el Gabinete”.
“Alberto quiso frenarla, pero cuál era la otra opción para ella ¿irse para atrás?”, se preguntó alguien al tanto de lo sucedido allí. “Lo suyo son los derechos humanos. Es muy difícil ser la ministra de la Mujer y no reaccionar ante lo que pasó”, completó la fuente, y agregó que uno de los principales puntos de la charla versó sobre que las cuatro detenidas habían sido trasladadas desde Bariloche a Ezeiza. En la previa ya se habían abierto las miradas sobre las declaraciones de Gómez Alcorta y sobre el accionar del Gobierno en Villa Mascardi.
Por el momento, y a pesar de las diferencias en cuanto a sobre cómo se debe proceder en el tema, no se esperan más salidas por el caso. El área más cercana a Cristina Kirchner, con Horacio Pietragalla a la cabeza en la Secretaría de Derechos Humanos trabaja en el tema. De hecho esa dependencia era una de las que formaba parte de las mesas de diálogo con los mapuches, en el sur. LA NACION se comunicó con el funcionario, quien no respondió.
Del otro lado pareció quedar quienes apoyan lo hecho por el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Seguridad a cargo de Aníbal Fernández, que tras los hechos de las últimas dos semanas en la zona armó un comando unificado de las cuatro fuerzas federales e intervino en el operativo de desalojo.
“Desde adentro nos corren por izquierda”, repetían en buena parte del Ejecutivo desde los días posteriores al operativo luego de que sucediera y en Casa Rosada se respirara alivio al no haber repetido hechos como el asesinato del joven Rafael Nahuel, en 2017, a pocos kilómetros de allí. “Se ha traspasado un límite”, dijo Gómez Alcorta en una lectura que fue compartida por buena parte del kirchnerismo duro, área en donde no goza de simpatía.
Gómez Alcorta estaba entre las ministras consideradas “outsiders”, porque no tiene una identificación clara dentro del oficialismo. “Ella vino del CELS, del tema de derechos humanos, y si bien trabajó en el kirchnerismo, en el último gobierno de Cristina, no es que es propia”, sintetizó una fuente del ala dura del gobierno, que hasta hace horas compartió Gabinete con ella.
Lo que pasó es “típico de este espacio”, describió un hombre de las filas del albertismo, que reconoció no sin lamentarse que “día a día, es una degradación diaria del gobierno”. “Dentro del gobierno hay como una anarquía. Cada uno hace la suya”, completó. Tras lo que apuntó a la reacción de Gómez Alcorta con su desacuerdo en el tema Mascardi. “No puede ser que una ministra que no está de acuerdo va y renuncia. En un gobierno ordenado eso se hace puertas adentro. No es que vas y como algo no te gusta, renuncias. Es un gesto muy fuerte. La forma también te muestra el desorden”, describió. “Alberto no se merecía una cosa así de ella”, completó un tercero.
“Alberto y Santiago intentaron convencerla, pero ella estaba decidida y después se terminó concretando”, describió una de las fuentes consultadas al tanto del encuentro. “Es una sangría. Ella estaba desde el día cero, encaro el Ministerio de cero. Fue raro todo”, completó otro.
Desgaste
“Estaba muy desgastada, participaba en las reuniones de Gabinete, salvo la última que faltó porque dijo que estaba de viaje, pero nadie sabía dónde”, relató un funcionario del Ejecutivo. “Tenía una buena agenda, pero nunca fue muy comunicada. Hacía muchas cosas en conjunto también con Kato (el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis y con Juanchi (el titular de Desarrollo Social)”, agregó otro.
“Lo que pasó fue un hecho puntual y lo suyo parece un gesto político, pero la realidad parece ser que encontró un motivo para irse”, describió otra de las voces consultadas. En ese sentido había quienes recordaban que hace un año Gómez Alcorta vivió otra situación incómoda con una decisión de Gobierno, que se contraponía con sus valores y trabajo previo. Fue cuando ingresó como jefe de ministros, el tucumano Juan Manzur, a quien ella misma había denunciado penalmente en 2019 porque desde la gobernación de la provincia norteña, el entonces gobernador se había opuesto al aborto de una menor que había sido violado por su abuelastro y a quien Gómez Alcorta representaba.
Entre quienes salieron a respaldar a la funcionaria y su postura estuvo el diputado Eduardo Valdés, cercano al presidente Fernández. En diálogo con LA NACION, Valdés se refirió al traslado de las detenidas y consideró: “Eso no está bien. Sea para alguien de la comunidad mapuche como que no. No he visto ningun caso que detengan a cuatro personas y las trasladen a 1500 kilómetros”.
En tanto que tomó distancia del operativo realizado y consideró que “sería muy importante como dispone la Constitución Nacional de 1994 que nos aboquemos a resolver el tema de la tierra y los pueblos originarios” y se refirió a la importancia de las mesas de diálogo que desde que se fue Sabina (Frederic, antecesora de Fernández en el Ministerio) nunca más se realizaron” y agregó que lo que le hace falta de parte del Estado es que haya una mesa de dialogo permanente. “Donde hay mesas no hay violencia”, completó en una postura contrapuesta a la de Fernández, que desde entiende que el Ministerio de Seguridad no debe formar parte de esa instancia.
Gómez Alcorta tuvo un paso previo por la función pública durante el segundo mandato de Cristina Kirchner, cuando se hizo cargo del Programa Verdad y Justicia del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, orientado a juicios por delitos de lesa humanidad. Y querelló para esa cartera en el marco del segundo juicio que se hizo por el atentado a la AMIA, en el que se llevó al banquillo entre otros al fallecido expresidente Carlos Menem, por su responsabilidad en el encubrimiento del mayor ataque terrorista de la historia local.
Tras dejar la cartera, poco después de la llegada del macrismo, Gómez Alcorta se refugió en un estudio jurídico que fundó, entre otros, junto al actual hombre de fuera de Justicia, Juan Martín Mena. Pese a que Mena es uno de los hombres de mayor confianza de la vicepresidenta, fuentes del oficialismo agregaban que en el “último tiempo el cristianismo le venía pegando bastante”.
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