La reunión en Olivos. Trastienda de una "intensa" cumbre tripartita
Más allá de los amables saludos protocolares, la tensión podía olerse en el salón de reuniones de la quinta de Olivos. Hasta que el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, distendió los rostros adustos de la delegación porteña.
"Quería pedir disculpas por si alguien se sintió molesto", dijo Gollán, separado mesa de por medio del jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, su vice Diego Santilli y su ministro de Salud, Fernán Quirós, en el cónclave de tres horas, en el que ambas jurisdicciones y el gobierno de Alberto Fernández acordaron "no aflojar" con la cuarentena obligatoria, y concentrar esfuerzos en los barrios vulnerables y el ajuste de controles entre jurisdicciones para frenar la ola de contagios en el área metropolitana.
Sin decirlo de manera pública, Larreta y su gobierno seguían incómodos por el tuit del ministro de Axel Kicillof en el que marcaba, en rojo fuerte, a la ciudad como el lugar "de mayor riesgo de irradiación del virus". Las disculpas de Gollán (quien de todos modos, defendió el "concepto" de su publicación) sirvieron, según comentaron desde Parque Patricios, para aflojar los ánimos y centrarse en la tarea en común, nada fácil por el aumento de casos (que obliga a extender la cuarentena) y los insistentes reclamos de industrias y sectores económicos para volver a generar ingresos. También fueron tomadas como un intento de recomponer las menciones de Kicillof a "los periodistas que titulan cualquier cosa" y quieren "complicar" la relación con el macrismo que gobierna la ciudad. "Tuvimos diálogo cordial. Tema cerrado", dijo a LA NACION uno de los protagonistas porteños del encuentro.
El Presidente, contaron distintas fuentes, se mostró preocupado por los aumentos de casos en los barrios populares de la ciudad. Le pidió al ministro de Transporte, Mario Meoni, acelerar con su propuesta de instalar un hospital de campaña con 700 camas en la zona del puerto, cercano a la Villa 31, donde se registra un preocupante aumento en la cantidad de infectados. "El clima fue bueno, estuvimos todos en la misma línea", deslizaron desde el Gobierno, que también tuvo como representantes al jefe de gabinete, Santiago Cafiero, y a la viceministra de Salud, Carla Vizzotti. Sabedor de la rispidez que signó el vínculo entre porteños y bonaerenses en los últimos días, Fernández fue enfático: "Todo lo que decidamos, lo vamos a hacer juntos", afirmó según otro asistente a la reunión.
En lo sanitario, la postura de reforzar testeos en los barrios vulnerables y endurecer controles fue compartida, , al igual que la preocupación por las semanas que vienen, que coincidirán con la llegada del frío. "Quirós estaba en una postura "muy rígida", según coincidieron fuentes nacionales y bonaerenses. La idea de restringir aún más los pasos y reforzar las inspecciones a vehículos a lo largo de los puentes y accesos que conectan ciudad y provincia fue otro de los puntos en los que hubo acuerdo.
La definición de los detalles quedó para hoy, al igual que la decisión sobre la propuesta del control de pasajeros a través de una limitación en la tarjeta SUBE para las actividades no esenciales, a consensuar con Meoni, un plan que en la ciudad-su secretario de Transporte, Juanjo Méndez también fue de la partida-ven como "casi imposible" de poner en práctica.
A su turno, Larreta y Santilli elogiaron el "cumplimiento" de las pautas de distanciamiento en la ciudad, y defendieron la decisión de abrir comercios, la semana pasada, criticada por intendentes kirchneristas del conurbano. También aclararon que la circulación en los subtes es del 7 por ciento, y la de autos sigue siendo baja: un 53 por ciento de un día común. "Intensa, pero cordial", definieron los protagonistas, a horas de una nueva prórroga de la cuarentena.
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