La relación Nación - Ciudad: confianza quebrada y la intención de gestionar la pandemia
El quiebre en la confianza entre Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta -que se materializó cuando el Presidente envió un mensaje al jefe de gobierno porteño para notificarle el recorte de la coparticipación de la Ciudad- sembró un clima de hostilidad que, en lo inmediato, dificultará la gestión de la pandemia y, a largo plazo, será un desafío para la convivencia política y otros asuntos de gestión.
Desde el anuncio presidencial, ambas administraciones se midieron en términos políticos. En la Ciudad interpretaron que Fernández abandonó el traje de la moderación para alinearse con Cristina Kirchner. Se preguntan si ese será el rumbo de aquí en más. En la Casa Rosada, en tanto, hubo disgusto por el discurso que brindó Rodríguez Larreta el jueves y por la cautelar que presentó ante la Corte para frenar el nuevo esquema de los fondos, que beneficia a Axel Kicillof .
"Imagino que retomaremos el diálogo porque nosotros creemos en eso como forma de trabajar y porque tenemos responsabilidades de gestión. Pero la confianza se lesionó", señalaba en el tramo final de la semana un importante funcionario del gobierno porteño. En la Ciudad muchos se preguntaban si existe en el Presidente "una decisión política de perder aquello que lo diferenciaba de Cristina Kirchner".
En la Casa Rosada machacan con que la Ciudad siempre supo que el Gobierno tenía en carpeta el recorte del 1% de la coparticipación primaria. Son fondos que salen de la caja nacional y no del reparto que se hace entre las provincias. "Ellos saben que se mejicanearon un punto con el traspaso de la policía. Nos asiste la razón", lanzaba un colaborador en Balcarce 50 al culminar el viernes.
Tal como publicó LA NACION, en la Casa Rosada ahora plantean que un 0,92% de la coparticipación que recibe la ciudad de Buenos Aires corresponde a los gastos de la policía traspasada y que esos fondos deberían surgir de otro mecanismo de financiamiento fijado por ley. De hecho, si bien aún no está la decisión confirmada, en el Gobierno no descartan remitir un proyecto y llevar la discusión al Congreso. "Se está estudiando", señaló un importante colaborador oficial.
Mientras que el Gobierno presenta al 2,1% que Mauricio Macri le otorgó a la Ciudad como una concesión del expresidente a Rodríguez Larreta, en la Ciudad algunos funcionarios recordaban que aquella negociación por el traspaso y los recursos de la Policía, lejos de ser generosa, fue muy tirante con Macri y con la exministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Pandemia
Con este clima de irritación, Fernández y Larreta deberán encarar una nueva "semana pandémica" y definir cómo siguen las medidas sanitarias. El primer gran interrogante es si el Presidente y el jefe de gobierno porteño se reunirán cara a cara para buscar un punto de encuentro en las decisiones oficiales. La tradición del mensaje tripartito con Kicillof viene interrumpida desde el último anuncio, hace dos semanas.
"Sí, vamos a seguir coordinando todo lo referido a la pandemia con total normalidad", dijo a LA NACION un importante ministro nacional consultado sobre la posibilidad de que el Presidente convoque al jefe de gobierno porteño a Olivos. En la Ciudad no saben si esa invitación va a existir y si se concretará. Algunos colaboradores de Uspallata imaginan encuentros en un nivel técnicos entre otros funcionarios, es decir, una degradación del rango de la reunión.
Un importante funcionario porteño dijo a este medio: "Lo más importante es que tomemos las mejores decisiones. Que podamos discutir los datos, la evidencia y la situación epidemiológica, económica y social. La discusión política no puede afectar la atención de lo que está viviendo la gente". Por lo pronto, desde aquel mensaje del miércoles, el Presidente y el jefe de gobierno porteño no volvieron a conversar. Solo hubo contactos informales entre otros referentes.
En la Ciudad observan que su curva de contagios se mantuvo estable en las últimas dos semanas, con una sutil tendencia hacia la mejora. En Uspallata harán un análisis del estado de situación el próximo martes y un segundo estudio el jueves para resolver cómo seguir.
Uno de los temas que más inquieta a Rodríguez Larreta es el educativo, donde tuvo fuertes encontronazos con Nación. "Deberíamos estar todos desesperados para que se nos ocurra cómo volver a las clases presenciales, aunque sea muy gradualmente", aportó el colaborador del jefe de gobierno porteño.
Asuntos pendientes
El punto de inflexión entre la Nación y la Ciudad también deja planteado un interrogante para otros asuntos que están arriba de la mesa. El jefe de gobierno porteño pidió, de cara al plan federal para la pospandemia, establecer una zona franca para la libre importación y exportación de servicios; medidas de promoción de la economía del conocimiento y del turismo y destinar terrenos públicos para proyectos de vivienda e inmobiliarios.
Esos pedidos aún están bajo estudio de distintos ministerios. El Gobierno, por caso, tiene serias dudas sobre si resulta conveniente abrir una zona franca en la Capital Federal. Tampoco quiere fomentar el crecimiento inmobiliario en la Ciudad. "Va en contra de lo que estamos pensando como modelo de desarrollo de país", resumió un funcionario al tanto de las tratativas. También planteó que, de sancionarse, la ley de economía del conocimiento podría suplir los incentivos que pretende la Ciudad para ese sector. La decisión final, ineludiblemente, pasará por un tamiz político.
"Hay que seguir trabajando y gestionando, que no haya más diálogo no es bueno para nadie", advierten en la Ciudad.
En Nación, la actitud inicial, en las horas posteriores al anuncio, había sido la de intentar "tranquilizar" el clima . Pero tras el discurso de Rodríguez Larreta, en el que se mostró como un líder nacional, la postura en la Casa Rosada se endureció. Se vio en el video grabado que difundió De Pedro, en el que pidió terminar con las "picardías". "Está todo bien", aseguró otro funcionario. También dentro del equipo de Fernández hay matices entre "duros" y "blandos".
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