La trastienda de la relación entre Massa y Cristina: de la desconfianza a un “metejón” que siembra dudas a futuro
El ministro de Economía y la vice están en una etapa de mayor entendimiento, pese a los años en los que vivieron enfrentados, con denuncias cruzadas; la relación del líder del Frente Renovados con Máximo Kirchner y la conveniencia mutua
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El domingo de la inauguración del gasoducto, Sergio Massa viajó con Cristina Kirchner en avión a Tres Lomas. El ministro de Economía se sentó al lado de ella durante el vuelo, que compartió también con Axel Kicillof, Eduardo “Wado” De Pedro y Cecilia Moreau. Luego, todos se subieron a un helicóptero para recalar en Salliqueló. Alberto Fernández viajó con otro dispositivo. Por protocolo de seguridad, el Presidente y la vice no se trasladan juntos, pero el ministro de economía prefirió llegar al suceso más importante para el Gobierno junto a su principal aliada política y no con el jefe de Estado.
Según algunos funcionarios, la tensión con Fernández se palpaba apenas llegaron al lugar, antes de que Cristina hiciera el discurso de 25 minutos en el que ignoró completamente al Presidente. La vice, en cambio, le dedicó palabras muy elogiosas al ministro de Economía. “Te lo tenía que agradecer por la fuerza que le venís poniendo. Te hiciste cargo en un momento muy difícil. No arrugaste y vas para adelante, eso siempre es bueno”, le dijo.
La última vez que Cristina y Massa habían compartido un acto, cuando recibieron el avión de los vuelos de la muerte de la última dictadura, el tono había sido distinto. Ella lo llamó “fullero” y en un tramo -en el que se refirió a las ganancias de las empresas- le espetó: “Teléfono para el ministro y candidato”. Son varios los colaboradores del oficialismo que creen que aquel acto salió mal, porque la vicepresidenta sacó trapitos al sol en un momento en el que hay que sobreactuar la unidad del peronismo, además de hacerlo en un contexto desafortunado, por el hecho que motivaba el acto.
Pero los que estaban en primera fila en Salliqueló notaron que, esta vez, Massa se conmovió con las palabras de Cristina. “Se emocionó porque está bajo mucha tensión en el ministerio y ella lo valoró como un tipo con capacidad de laburo”, dijo alguien que conoce a Massa desde hace muchos años. Y agregó: “Ellos lograron tener una relación de mucho respeto entre dos profesionales de la política. No son ‘culo y calzón’ y ella no va a olvidar que él le jugó en contra… pero ahora están en un buen momento”.
Conveniencia y entendimiento
Envueltos en la atmósfera de unidad que se instaló por el inicio de la campaña, Cristina y Massa vienen atravesando una etapa distinta en su relación, de mayor entendimiento. Hay convenienciass mutua. El ministro necesita del núcleo duro kirchnerista para subir su piso electoral. Y ella tiene en Massa el vehículo para que el peronismo haga la mejor performance posible en las urnas, de modo que ingresen los legisladores K puros que colocó en las listas legislativas.
Pero, a diferencia de hace un año atrás, cuando el Presidente y la vice primero se resistieron a que Massa desembarcara en el Palacio de Hacienda -hay funcionarios que dicen que el reticente fue Fernández, pero otros apuntan que ella fue la que no dio el visto bueno- hoy Cristina tiene mucha más sintonía política con el candidato presidencial de Unión por la Patria.
“Están en un momento de mucha armonía porque Sergio tiene la capacidad que no tuvo Alberto de mantenerla siempre informada. No se encierra con cuatro amigos, articula”, dijo a LA NACION un importante referente del Frente Renovador. Y agregó: “Con el correr de los meses de Massa en el ministerio, ella vio que tenía los platitos en el aire y que no se le cayeron todos al piso”.
El metejón del momento entre el kirchnerismo y Sergio Massa deja dudas sobre qué pasará con la relación a largo plazo, porque a diferencia de lo que pidió Cristina, no se puso por escrito ningún programa de gobierno a futuro. “Cristina marcó los lineamientos del programa en la Plaza de Mayo, esas son las grandes orientaciones. Después hay que ver cómo se verifican en la realidad efectiva. Pero es mejor el beneficio de la duda a tener una derrota” dijo a este medio un funcionario de La Cámpora con buena llegada a Máximo Kirchner. “Nosotros confiamos en que hay una relación que se viene consolidando y que está habiendo un entendimiento de Massa con Cristina”, agregó.
En el Frente Renovador creen que, si se logra una victoria en las urnas, la historia de altísima conflictividad política que protagonizó Fernández con Cristina Kirchner no se repetirá, porque Massa “está diciendo desde ahora lo que hay que hacer”. “Se vienen años de mayor abundancia, eso ayuda a descomprimir”, comentan. Cristina, no obstante, cada vez que puede le recuerda al ministro la necesidad de redistribuir ingresos.
En el massismo advierten que Massa mantiene informada a la vicepresidenta sobre la renegociación con el FMI, un tema que lo tiene bajo tensión y que no logra ver un desenlace, presuntamente por las exigencias en términos de devaluación y de ajuste fiscal que pide el Fondo, a las que el ministro no quiere acceder.
El líder del Frente Renovador también hace esfuerzos contra su propia naturaleza en términos de comunicación, a sabiendas que las filtraciones periodísticas irritan sobremanera a Cristina Kirchner. Eso explica por qué el viernes en el que quedó entronizado como candidato presidencial se tomó una foto en el despacho de Moreau en Diputados y la compartió por Twitter para decir, falsamente, que no se había reunido con la vice en el Senado.
Quienes son testigos del vínculo entre el ministro de Economía y Cristina aseguran que la mayor cercanía que exhibieron en el último tiempo no va en detrimento de la relación que el líder del Frente Renovador construyó con Máximo Kirchner, artífice de la reunificación del kirchnerismo con Massa. “Con ella Massa habla de geopolítica y de los engranajes del Estado. Pero su relación más cercana es con Máximo, con él Sergio cierra la política”, advirtió un colaborador del massismo. En su segundo fin de semana proselitista, por caso, el candidato presidencial compartió una actividad con jubilados junto a la titular de PAMI y cuadro camporista, Luana Volnovich.
La titular de Aysa, Malena Galmarini, recordó días atrás los encuentros que Máximo y “Wado” comenzaron a mantener en su casa de Tigre a partir de 2018. Reconoció, además, que le costaba mucho digerir esos cónclaves de su esposo con La Cámpora. Massa había creado un partido político nuevo desafiando abiertamente al kirchnerismo y llevaba cinco años buscando representar otra cosa. Además, Galmarini no olvidaba -y no olvida- el robo a su casa perpetrado en el proceso electoral de 2013, por el que fue condenado el prefecto Alcides Díaz Gorgonio. Para ella el hecho siempre estuvo vinculado a tareas de inteligencia del gobierno K.
En el massismo, en tanto, saben que Cristina tampoco olvida las cosas que Massa dijo del kirchnerismo entre 2013 y 2018. “Pero Sergio no fue un comentarista de televisión, construyó su partido político”, dijo un importante referente del Frente Renovador.
En el kirchnerismo no dudan que, si Massa llega a ganar, será su propio jefe. Hablan del “fin de la inocencia”. Un importante colaborador de La Cámpora apuntó: “Si ganamos va a ser el gobierno de Sergio, como este terminó siendo el gobierno de Alberto”.
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