La relación con Irán discurre hoy entre la frialdad política y un comercio en baja
Mientras las exportaciones se mantienen bajas, solo dirigentes oficialistas “marginales” como Esteche y D’Elía defienden a Teherán; expectativa por una votación pendiente en la ONU
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Tres diplomáticos de carrera en una semi-vacía sede diplomática en Teherán. Un comercio bilateral que tuvo su pico entre 2007 y 2015, hoy tendiente a la baja. Ausencia de contactos y sugestivo silencio en los organismos internacionales.
En paralelo a la causa judicial por la firma, en enero de 2013, del Memorándum de Entendimiento con el país gobernado por los ayatollas, causa transformada por estos días en una piedra en el zapato de la vicepresidenta Cristina Kirchner y varios de sus funcionarios, el Gobierno redujo al mínimo su relación con Irán, país sindicado por la Justicia argentina, los Estados Unidos e Israel como responsable de los atentados a la embajada israelí, en marzo de 1992, y la AMIA, hace exactamente 27 años, y aún sin detenidos ni condenados.
Aliado de “amigos” actuales de la Argentina, como China, Rusia y Venezuela, con quien supo y sabe tener un vínculo privilegiado desde el inicio del chavismo, Irán es hoy “un país más” para el Gobierno, aunque la frialdad en los hechos se combina, en este caso, con una evidente falta de condena efectiva y reclamos concretos en los foros internacionales por su responsabilidad en los ataques.
La relación diplomática formal, como corroboran a LA NACION desde la cancillería argentina, sigue reducida al estatus de encargados de negocios, al igual que desde las horas posteriores al atentado del 18 de julio de 1994. La embajada argentina está a cargo de Corina Inés Anisko, diplomática de carrera al igual que sus dos colaboradores. En Buenos Aires, Amir Houshang Karimi representa a Irán en el país con idéntico cargo.
Tampoco, coinciden fuentes diplomáticas y políticas, hay contacto fluido con Teherán desde el Gobierno, más allá de sectores “marginales” del kirchnerismo que siguen mirando con simpatía al régimen iraní.
En ese grupo se distingue Fernando Esteche, exlíder de la organización Quebracho, que saludó la reciente victoria del nuevo presidente iraní, Ebrahim Raisi, en elecciones polémicas con abstención récord. “La definición de Raisi como ortodoxo y conservador en el lenguaje occidental atlantista hay que aprender a leerlo, cuando de República de Irán se trata, como revolucionario y antiimperialista”, escribió Esteche el 26 de junio pasado en el sitio InfoNativa, sumándose a las felicitaciones que Rusia, Venezuela y Siria hicieron al clérigo y presidente electo. El líder de Quebracho pasó dos años en prisión preventiva ya que su condena por la causa del Memorándum se sumó a otra que ya tenía, por “intimidación pública agravada” al mando de la organización con palos, capuchas y bombas caseras, frente a la Casa Rosada, en agosto de 2004.
Otro de los apuntados por la causa del Memorándum, el expiquetero Luis D’Elía, tampoco oculta sus lazos con Irán, país al que llegó por primera vez en 2006 junto a los ya fallecidos Mario Cafiero y el padre Luis Farinello. “Este memorándum era necesario porque desde el minuto 0 de la causa intervinieron la CIA y el Mossad a imponerte los criterios y la estrategia política internacional de estos dos países. Era una Conadep de la AMIA”, dijo D’Elía el viernes, en el editorial de su programa por radio Rebelde.
“Cuando fuimos les preguntamos si habían puesto la bomba, como argentinos preocupados”, dijo D’Elía, y aunque no contó la respuesta iraní, agregó que en Teherán el expresidente Raúl Alfonsín era “muy querido” por haber enviado armas en la guerra Irán-Irak, y que la pequeña comunidad judía en Irán “vive muy bien” en ese país.
Más allá de los sectores minoritarios, los vínculos comerciales entre ambos países continúan en la pendiente, luego de un pico durante los gobiernos de Cristina Kirchner. Las exportaciones argentinas (aceites, soja) a Irán pasaron de 0 en 2005 y US$319 millones en 2007 (el año de la condena de Néstor Kirchner a Teherán en la ONU) a US$1453 millones anuales en 2010 (primer gobierno de Cristina Kirchner), y se mantuvieron altas, en más de US$700 millones hasta el 2015 inclusive.
Desde 2016, luego de la violenta muerte del fiscal de la causa AMIA Alberto Nisman, y con la llegada al gobierno de Cambiemos, los envíos se redujeron a la mitad y se mantuvieron en un promedio de US$400 millones. Bajaron dramáticamente en 2020 (primer año de Alberto Fernández, a US$283 millones) aunque la previsión para 2021 es de US$500 millones, según datos de la consultora DNI, que encabeza Marcelo Elizondo.
“Claramente la gran mayoría de las exportaciones son de la industria oleaginosa (harinas, aceites, algo de granos de soja). El abastecimiento de Irán en materia agroalimenticia tiene mucho que ver con sus importaciones. La relación política tiene influencia en lo comercial, porque en Irán lo público tiene gran influencia en lo económico: no funciona con condiciones de mercado libre como otros países de Asia oriental”, explicó Elizondo a LA NACION.
En su pasado discurso ante la ONU, y sin mencionar el Memorándum, el Presidente afirmó querer “continuar la política iniciada en este ámbito en 2003 y continuada posteriormente”, y pidió “a las autoridades de la República Islámica de Irán que cooperen con las autoridades judiciales argentinas para avanzar en la investigación de dicho atentado”. También hizo extensivo el pedido a “la comunidad internacional” para “cumplimentar las solicitudes contenidas en las cédulas rojas de Interpol ante la eventual presencia de un imputado en sus territorios, algo que Argentina jamás dejó de reclamar”, en referencia a los pedidos de captura de Interpol que aún pesan sobre seis exfuncionarios iraníes al momento del ataque.
La Argentina tendrá que tomar postura en los próximos días, cuando la ONU revise su acuerdo de cooperación con la Organización de Cooperación Económica (ECO), una entidad regional que abarca países de Europa, Oriente Medio y Asia. Son diez sus estados miembros, y su secretario general es, desde 2018, Hadi Soleimanpour, embajador de Irán en Buenos Aires cuando explotara la bomba en el edificio de la calle Pasteur, e incluido en el Registro Público de Personas y Entidades vinculadas a actos de Terrorismo y su Financiamiento (Repet), que en el país coordina el Ministerio de Justicia.
Un dato no menor es que el gobierno de Cambiemos votó a favor de aquella cooperación con ECO, pero con una salvedad: la votación fue el 25 de julio de 2019 y Soleimanpour fue incluido en el Repet el 26 de julio, un día después. El Gobierno, que jamás criticó ese acuerdo, deberá emitir su opinión.
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