Medio siglo después, la reina de Dinamarca vuelve al país en una misión comercial
COPENHAGUE.- Falta un minuto para el horario pautado y abren la puerta de uno de los livings privados del palacio de Fredensborg, a 40 kilómetros al norte de esta ciudad. La reina Margarita II entra al salón, pero todas las miradas se desvían rápidamente hacia su perra salchicha, que corre y ladra a su alrededor.
"Les doy una cálida bienvenida a Dinamarca. Estoy ansiosa por volver a la Argentina después de 53 años", dice, con un tono sereno y un inglés de acento británico por sus años de estudiante en Cambridge y en Londres, a cinco medios argentinos –entre ellos LA NACION- sobre la que será la primera visita de Estado de un monarca danés a la Argentina.
Con un traje con blazer de tweed y falda marrón, sobre una blusa con lazo en el cuello y unos cómodos zapatos negros, la reina, de 78 años, recuerda -sin leer- que cuando viajó al país como princesa heredera en 1966, además de Buenos Aires, visitó Tres Arroyos, Tandil y Necochea, centro de una gran comunidad danesa. "Voy a poder comparar a la Argentina de hoy con la de hace 53 años", señala.
"De Dinamarca, deseamos llevar mejores vínculos y algo de comercio", responde sobre sus expectativas del viaje, que tendrá lugar entre el 18 y el 20 de marzo, y que contará como destinos Buenos Aires, donde se reunirá con el presidente Mauricio Macri, y nuevamente Tandil.
Margarita II no ahonda en opiniones políticas porque no puede: es la jefa de Estado de una monarquía parlamentaria, por lo que los asuntos públicos quedan a cargo del primer ministro y su gobierno, actualmente una coalición de centroderecha. Por eso, viajarán también el ministro de Relaciones Exteriores, Anders Samuelsen, y el de Medio Ambiente y Agricultura, Jakob Ellemann-Jensen. "La coexistencia entre el gobierno y la monarquía funciona muy bien", subraya la reina.
En un viaje claramente comercial, llegarán también a la Argentina una delegación de 31 empresas enfocadas principalmente en energías renovables, agroindustria y salud. En la actualidad, la mitad de las exportaciones danesas a la Argentina están vinculadas con la industria de los laboratorios, con empresas como Novo Nordisk. La afición de la Reina por el arte –hasta el día de hoy realiza escenografías y vestuarios para obras de ballet- no quedó afuera de su agenda: tiene previsto un evento en el Teatro Colón.
Este será el 54 viaje de Margarita al exterior en sus 47 años en el trono, pero el primero desde la muerte de su marido, el príncipe Enrique –hace un año- y lo hará con su hijo mayor, Federico, el siguiente en la línea de sucesión.
Según el sitio de la Cancillería danesa, la Argentina fue elegido como destino para la visita de Estado porque "las reformas del Gobierno han avivado el interés internacional en nuevas oportunidades de comercio e inversión en el país, donde hay demanda de muchas de las capacidades centrales de las compañías danesas".
En ese sentido, señalan que hay potencial para vender e invertir en el país principalmente por "el foco en la transición a una energía limpia y la importancia de su sector agroindustrial, reconocido mundialmente". En esa línea, el gigante danés Vestas inauguró en noviembre último una fábrica de producción de molinos eólicos en Campana junto a Newsan, con la presencia de Macri, y se sumó así a otras empresas de esa nacionalidad en la Argentina, como Danfoss y Chr. Hansen.
Sobre la sustentabilidad como una de las principales apuestas de Dinamarca, la reina considera que "los daneses son muy conscientes del medio ambiente" por tratarse de un país con tradición agricultora. "Hay mucha gente que está preocupada y mucha gente que hace algo, que es lo más importante", dice.
Corrupción
Para la reina, la superficie de Dinamarca (43.000 kilómetros cuadrados, más chica que Jujuy) y su población (5,6 millones de personas) es la explicación del "fenómeno" que lo ha llevado a liderar varios ránkings sobre transparencia, equidad y calidad de vida.
"Es un país chico, con no mucha población, lo cual significa que la gente no está muy lejos ni geográfica ni mentalmente. Creo que es una de las razones por las que nos va muy bien. Pero es muy difícil reproducirlo en cualquier otro lado", analiza. Alude a lo mismo al ser consultada sobre el ranking que ubicó a Dinamarca como "el país menos corrupto del mundo", pese a un escándalo de lavado de dinero con en principal banco del país el año pasado. "De alguna manera hemos escapado de ese particular pantano pegajoso de la corrupción. La gente está cerca uno del otro. Hay mucha confianza. Los daneses creemos que hay que confiar en su vecino, en la gente con quien uno trabaja", agrega. Y vuelve a referirse al tamaño al hacer una comparación con la Argentina: "Es un país enorme con muchas pampas y grandes montañas. Dinamarca es un país chico con montañas pequeñas".
Sobre la equidad de género, Margarita II dice que "parece ir muy bien" en Dinamarca y menciona que a ella misma no le pesa ser mujer a la hora de reinar. "Fui la primera jefa de Estado en Dinamarca. Nunca sentí que haya sido un problema para mí sino un lindo desafío", dice, mientras acaricia a Tilia, que descansa a su lado más tranquila. La perra, cuenta, en realidad era de su marido, quien le contagió la pasión por los animales. El príncipe Enrique murió en Fredensborg el 13 de febrero del año pasado y una urna con sus restos están enterrados en los jardines del palacio, donde la reina reside en otoño y primavera, y también en estos meses, mientras realizan reparaciones en el palacio oficial, Amalienborg, en el centro de la ciudad.
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