La reforma del BCRA afectaría el crédito
Al aumentar la cantidad de dinero que los bancos tienen que mantener inmovilizado, se retirarían de la oferta unos $ 20.000 millones
El mar de liquidez en el que navegó el sistema bancario en la primera parte del año -que permitió que las tasas de interés que los bancos cobran por los créditos se abarataran hasta en un 40% luego de haberse empinado a fines de 2011 por el pase de ahorros de pesos a dólares- está en riesgo.
El oasis recuperado, para tranquilidad de los deudores y martirio de los ahorristas en pesos, se ve amenazado por los efectos que la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central (BCRA) tendría sobre la disponibilidad de fondos con que actualmente cuentan las entidades financieras.
Para el sistema en su conjunto el cambio implicaría retirar de la oferta unos $ 20.000 millones, es decir, una cifra comparable a la que ganaron los bancos con los depósitos privados a plazo en los últimos 5 meses, en especial, durante el verano, cuando -por las restricciones para adquirir dólares- algunos ahorristas y muchas empresas optaron por tratar de obtener, al menos, una mejor remuneración por su tenencia de pesos.
La clave es la reforma que el Gobierno propone al artículo 28 de la Carta y que los diputados oficialistas validaron al tratar la semana pasada el proyecto en comisiones técnicas de la Cámara de Diputados. Se trata de la norma que fija los criterios para que el BCRA determine qué porción de los depósitos que captan los bancos deben mantener inmovilizados (encaje) por criterios prudenciales.
Según la normativa actual (ahora en revisión), hoy se encuentran habilitados a computar para la integración del efectivo mínimo el dinero con que cuenten en efectivo (por caso, el que tienen en caja) o el que mantengan depositado a la vista en las cuentas que cada banco mantiene abierta en el BCRA. Esa disposición rige tanto para los depósitos en moneda nacional como los realizados en dólares.
Pero desde el momento en que la reforma se convierta en ley (como todo indica que ocurrirá dado el apuro que muestra el Gobierno por acceder a más reservas para pagar deuda y aumentar los límites de financiamiento, para tapar los descubiertos del Tesoro) esos encajes sólo podrán "constituirse en depósitos a la vista en el BCRA", es decir, los bancos quedarán obligados a mudar parte de los pesos o dólares que hoy mantienen en sus sucursales hacia cuentas bajo administración del ente monetario.
La modificación sería particularmente nociva para los denominados bancos sucursaleros, es decir, aquellos que cuentan con una amplia red de puestos y cajas de atención al público, entre quienes se cuentan -por caso- los bancos oficiales: éstos son precisamente los que mayor parte de los encajes integran con el dinero que tienen en cajas de las sucursales, entre otras cosas, para evitar los costos logísticos y los riesgos de los traslados.
Impacto en la economía
De ser validado el nuevo criterio para la integración de encajes, los bancos verían reducir su disponibilidad de dinero de manera abrupta: "entre un tercio y la mitad, según el tipo de entidad", explicó el economista de una entidad pública que anteayer intentó en vano buscar explicaciones al cambio entre autoridades del BCRA: estaban abocados a una reunión de banqueros centrales regional y no encontró funcionario alguno capaz de ensayar una respuesta."Debe ser un error", jura que le dijo un allegado a la presidenta del BCRA, Mercedes Marcó del Pont.
Andrés Méndez, director de la consultora Actividad, Moneda y Finanzas (AMF), descree de esa teoría. "Una medida como ésta intentó aplicar el BCRA en 2006 con un cronograma de reducción del cómputo del efectivo. Pero, finalmente, fue desactivada ante la resistencia de los grandes bancos, aquellos que tienen muchas sucursales", recordó.
Pero, además, funda su desconfianza en otra cuestión: "cuando se aplica una medida así, en los hechos, se dan varios efectos. Uno de ellos es que se reduce el multiplicador de la base monetaria, lo que implícitamente se traduce en una mayor capacidad de creación de dinero primario. Desde este punto de vista, sería compatible con mayores niveles de creación de dinero para comprar divisas o financiar al Gobierno", explicó ante una consulta de LA NACION, develando otro mecanismo que iría de la mano con el objetivo primordial de la reforma.
El ajuste en la disponibilidad de liquidez no tardaría en impactar sobre las tasas de interés (empujándolas al alza) y la oferta de crédito: todo lo contrario de lo que proclaman quienes impulsan la reforma. Y eso agregaría un componente recesivo a una economía que ya convive con restricciones de oferta.
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