La reaparición de Cristina no desactivó la interna entre La Cámpora y Kicillof, que continúa bajo la superficie
Tras el acto de la expresidenta en Quilmes, se mantienen las diferencias entre la organización de Máximo Kirchner y los laderos del gobernador
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Con menor exposición pública que la que tuvo hace dos semanas, la interna entre La Cámpora y Axel Kicillof se mantiene intacta. El factor Cristina Kirchner, con su reaparición en un acto en Quilmes en el que esgrimió consignas de unidad pero donde el gobernador de Buenos Aires quedó relegado, aminoró la difusión pública de la disputa pero no la desactivó. Se mantienen la distancia y los reproches entre los bandos alineados con Máximo Kirchner y con el mandatario provincial.
El pedido de Cristina –el sábado 27 de abril, en Quilmes y junto a la intendenta camporista Mayra Mendoza– al recordar que “cada compañero tiene un bastón de mariscal en su mochila” pero “no es para dárselo por la cabeza a otro compañero”, quedó registrado en las filas en disputa, como también otros detalles que dejaron abiertas las heridas. Sobre todo el “ninguneo” a Kicillof en ese acto en un municipio camporista, donde no estuvo en el escenario junto a la expresidenta y a la intendenta quilmeña, un detalle que remarcan dirigentes que lo apoyan e intendentes.
“El acto de Quilmes fue el lanzamiento de Mayra gobernadora”, interpreta una fuente peronista que conoce al detalle la trama interna y que lamenta que hayan “arrastrado” a la expresidenta a un acto de “ninguneo” a Kicillof. “La Cámpora quiere la provincia de Buenos Aires, pero no tiene en cuenta que la gente vota”, advierte con la mirada puesta en el escenario electoral.
Mendoza, anfitriona de Cristina en su reaparición tras la victoria de Javier Milei en las elecciones, fue la figura de La Cámpora que cuestionó con mayor énfasis las declaraciones de Andrés Larroque (ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense) que habían iniciado la escalada pública entre el camporismo y los impulsores de Kicillof. “¿Qué es la conducción de Cristina, que tres ñatos te manden un WhatsApp?”, se había preguntado el exsecretario general de La Cámpora, en un acto en San Vicente, con Kicillof a su lado. La alusión fue para tres alfiles de Máximo Kirchner en la organización: Martín Rodríguez (diputado bonaerense y referente camporista de Hurlingham), Facundo Tignanelli (jefe del bloque de Unión por la Patria en la Cámara de Diputados bonaerense y cara visible de La Cámpora en La Matanza) y Emmanuel González Santalla (senador bonaerense y dirigente camporista de Avellaneda).
El jueves, cinco días después del acto de la expresidenta en Quilmes, Kicillof opinó que “la unidad no tiene que ser una cuestión de cúpula”. Por debajo de las jefaturas, en las bases de La Cámpora, “el 90 por ciento está con Axel”, calcula ante LA NACION un dirigente bonaerense. La fuente evalúa que Cristina Kirchner se encuentra en una disyuntiva porque la controversia incluye a su hijo, pero cree que políticamente apostará por el gobernador, al final del camino electoral. “Le pidieron una prueba de amor”, define sobre la visita de Cristina al principal distrito bonaerense que gobierna La Cámpora.
“La gente no va a querer más delegados [por Alberto Fernández], por lo que Axel va como por un tubo. Es el único que queda”, argumenta un dirigente kirchnerista bonaerense.
“No hacemos internas. El enemigo es siempre la derecha”, afirma una fuente de confianza de Kicillof. El sábado, Carlos Bianco, jefe de Gabinete provincial y mano derecha del gobernador, encabezó el lanzamiento de un nuevo espacio político con el objetivo de respaldar al mandatario, denominado Frente Popular Patria y Futuro. Cerca de Cristina, en tanto, opinan que su intervención fue oportuna: “Cristina fue muy clara. Hay que dejar de hablar de nosotros entre nosotros, y hablar de los temas que afectan a la gente, que son muchos y variados. Ayuda lo que dijo Cristina, porque ya nadie habla de internas”.
Dos intendentes peronistas del conurbano aseveran, en cambio, que la interna no aflojó. “Está igual. Ella intentó calmar las aguas. Cristina no tiene la convocatoria de hace diez años, había unos veinte intendentes [en el acto de Quilmes]. La convocatoria la hizo ella y La Cámpora movilizó. Con el armado de La Cámpora, quiere unir al peronismo, pero así no lo va a unir. Y el gobernador no muestra peso”, describe uno de esos jefes comunales. “Sigue la procesión. Pusieron a mediar a Cristina. Fue innecesario invitar al gobernador y no nombrarlo. Cristina debería sobrevolar la interna”, considera su colega. “[El intendente de Avellaneda, Jorge] Ferraresi tiene mucha esperanza de que Axel se ponga el traje y encabece lo nuevo. Yo no lo veo. ¿Si rompe con Cristina, qué le queda?”, advierte la misma fuente.
En la vereda de enfrente de la disputa, el escenario guarda una complejidad más para Máximo Kirchner. Su socio principal en la provincia de Buenos Aires, el exjefe de Gabinete bonaerense Martín Insaurralde, está corrido de la escena política (al menos públicamente) desde el año pasado, cuando se destapó el escándalo tras las fotos que lo mostraron navegando por el Mar Mediterráneo en un yate, junto a una modelo, y tuvo que renunciar.
Si bien mantiene poder, Insaurralde también pierde algunas posiciones, como en el Instituto de Lotería y Casinos bonaerense, que controlaba con su alfil Omar Galdurralde (el actual titular es Gonzalo Atanasof, alineado con el intendente de La Plata, Julio Alak). En esa dependencia cesaron funcionarios vinculados a él, aunque permanecen otros como el director jurídico y legal, Sebastián Silvestre. “Está en otra”, dice un dirigente del peronismo sobre el aliado político que fue clave para llevar a Máximo Kirchner a la presidencia del Partido Justicialista bonaerense.
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