La Presidenta delineó los ejes, con advertencias y señales de continuidad
Afirmó que priorizará las instituciones, un modelo de acumulación con inclusión social y la inserción en el mundo; renovó el pedido de celeridad en los juicios de la dictadura y retomó el reclamo por Malvinas; aclaró que el pacto social no se reduce a precios y salarios
Durante casi una hora, visiblemente emocionada y con Néstor Kirchner siempre a su lado, la flamante presidenta, Cristina Fernández, dio su primer mensaje ante la Asamblea Legislativa.
Fue un discurso en el que reforzó los cuatro ejes de gestión que ya había esbozado el día que ganó las elecciones, dio señales de continuidad y lanzó advertencias a varios sectores.
Cuatro pilares. "Quiero reflexionar acerca de lo que para mí son los cuatro capítulos fundamentales: las instituciones, la sociedad, el modelo de acumulación con inclusión social y la inserción en el mundo", enumeró la hasta ayer primera dama.
Ante los diputados y senadores, la flamante jefa del Estado lanzó advertencias a los empresarios, reclamó una reforma judicial, defendió la política de derechos humanos de Kirchner, reforzó los reclamos por la soberanía sobre Malvinas y la lucha contra el terrorismo internacional.
En el terreno económico, insistió con la idea de crear una "nueva matriz económica diversificada con inclusión social" que, afirmó, estará basada en el "trabajo, la industria, la exportacion y el campo".
"No seré una gendarme". En la misma línea, volvió a explicar en qué consistirá el mentado pacto social. "El acuerdo social no es un acuerdo de precios y salarios. No vine a convertirme en gendarme de la rentabilidad de los empresarios. Tampoco vine a lidiar en internas sindicales o politicas. Fijaremos grandes metas cuantificables y luego iremos por sector y por actividad para ver qué necesita cada área", explicó.
Añadió que en este plano "la investigación y la técnica" serán las claves para que "la competitividad no sea sólo por el tipo de cambio".
En este punto, delineó un concepto que retomaría varias veces más. Pidió "rescatar y profundizar lo que se hizo bien y cambiar lo que se hizo mal".
Habló además de "la infraestuctura económica y social como dos ejes de la economía, tal como ha sido durante los ultimos cuatro años" y retomó el concepto de "la movilidad social ascendente", que ya había esbozado la semana pasada.
Logros K. Como era de prever, también dedicó parte del discurso a destacar los logros de la gestión de su marido. "Por primera vez se gobernó con superávit fiscal y se llevó adelante una política de desendeudamiento. Desde los poderes Ejecutivo y Legislativo saldamos la deuda de dar una Corte Suprema honorable, que no avergonzara a los argentinos", planteó.
Fue entonces cuando se refirió a la reforma judicial que tiene prevista instrumentar durante su gestión. "Falta que abordemos la reforma que necesariamente deberemos darle al resto del Poder Judicial para que que los argentinos vuelvan a sentirlo como un valor", admitió.
Juicios. En este contexto, pidió, ta como se volvió habitual en los discursos de su marido, celeridad en los juicios por los crímenes de la última dictadura.
"Decretada la anulación de las leyes de obediencia debida y de punto final hemos aportado a la construcción del sistema democrático. Espero que en mi mandato estos juicios que demoraron mas de 30 años en comenzar puedan ser termitados", reclamó.
Mencionó la "obligación de adoptar instrumentos que garanticen los derechos y garantías que otros argentinos no tuvieron" y que "tengan castigo los responsables del mayor genocidio de la historia".
"Se lo debemos a las víctimas, a sus familiares, a las abuelas, a las madres a los sobrevivientes y a las Fuerzas Armadas, para que de una vez se pueda separar la paja del trigo y los argentinos podamos mirarnos a la cara", manifestó.
Hacia el mundo. A la hora de ahondar sobre lo que llamó la "inserción en el mundo", pidió la rápida incorporación de Venezuela como miembro pleno del Mercosur y aseguró que la inclusión del país de Hugo Chávez en el bloque permitirá cerrar "la ecuación energética de la región".
También en el terreno de las relaciones internacionales que, de acuerdo a lo anunciado tendrán nuevo impulso en su gestión, ratificó la importancia de reestablecer el multilateralismo como forma de lucha contra el terrorismo internacional.
Pero advirtió: "La lucha en la que estamos comprometidos no nos puede llevar a incurrir en la violación de los derechos humanos. No creo en esa ecuación".
Por Betancourt. En este punto, y como ya lo había hecho ayer en la Cancillería, se hizo eco del pedido del presidente francés Nicolas Sarkozy por el secuestro de Ingrid Betancourt.
Pidió a Dios que "ilumine" al presidente de Colombia, Alvaro Uribe, para que "tenga en cuenta el derecho humanitario internacional" y para que "se ponga todo el esfuerzo para no llegar demasiado tarde". "Esto, sin inmiscuirnos en asuntos internos", aclaró enseguida.
Aprovechó entonces para reiterar el "reclamo irrenunciable e indeclinable por la soberanía de las Islas Malvinas" e instó al "país ocupante que en todos los foros internacionales luce adelantado y respetuoso ", -como se refirió a Gran Bretaña-, que "vuelva a cumplir" con el mandato de la ONU.
Gesto y advertencia. Poco antes de terminar, agradeció especialmente la presencia de Tabaré Vázquez, en el recinto. Tras un fuerte aplauso, continuó su mensaje con palabras conciliadoras que enseguida combinó con un duro reclamo.
"Quiero decirle con toda la sinceridad que no va a tener de esta presidenta un solo gesto que profundice las diferencias que tenemos. Con la misma sinceridad le digo que esta situación no nos es imputable. Hubo violación del Tratado del Río Uruguay. Por ello nos hemos presentado en la Corte de la Haya", destacó entre la conciliación y el refuerzo de la posición argentina en el conflicto por Botnia.
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