Sin una definición oficial del Presidente, la salida de De Pedro es dada por hecho en el Gobierno
Desde la propia Presidencia se había informado sobre su salida del gabinete, pero la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, dijo que Fernández no aceptó formalmente su renuncia
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“Wado puso a disposición su renuncia y por ahora nadie se la aceptó formalmente. Hoy es ministro, mañana no se sabe, depende del Presidente”, dijo un colaborador de Eduardo De Pedro entrada la noche, minutos después de que Cristina Kirchner publicara su explosiva carta contra Alberto Fernández. A esa hora, y sin una definición oficial, en la Casa Rosada muchos daban a su salida como un hecho. Ya nadie veía posible que el ministro del Interior volviera a trabajar a la Casa Rosada.
El ministro nunca regresó a su despacho en la planta baja de la Casa Rosada tras poner su renuncia a disposición y trasladó su centro de operaciones al Senado. Sus funcionarios de segunda y tercera línea, en cambio, sí fueron a Balcarce 50, a la espera de órdenes y sumidos en el desconcierto.
Es que, pasado el mediodía, Presidencia había hecho trascender mediáticamente que Alberto Fernández le iba a aceptar la renuncia a De Pedro, que presentó como una “carta abierta” el miércoles. “Wado no renunció, lo que hizo fue apretar al Presidente”, advirtió un asesor que responde al Presidente. Hacia el final de la jornada, sin embargo, el Presidente no había oficializado la salida del titular de Interior, ni su sucesor.
De hecho, en medio de operaciones cruzadas, el gobierno nacional salió a aclarar que el presidente Alberto Fernández “no le aceptó la renuncia” formalmente a ninguno de los ministros. En un clima de tensión, la encargada de fijar la posición oficial fue Vilma Ibarra. “El Presidente de la Nación no ha aceptado ninguna renuncias de las que se han presentado”, dijo la secretaria de Legal y Técnica, una de las funcionarias más cercanas al jefe del Estado.
Y agregó: “Todas las renuncias, como la composición de su gabinete, está a su consideración y lo va a informar cuando lo tenga que informar”.
Así, el Presidente resistió ayer la presión interna del kirchnerismo sin una reacción definitiva tras la crisis política e institucional que se desencadenó tras la decisión de algunos ministros cercanos a la vicepresidenta Cristina Kirchner de poner a disposición del mandatario sus renuncias, como una forma de presión para cambiar el gabinete nacional.
De Pedro había llegado a construir un vínculo de mucha confianza con Alberto Fernández, pero su jefa siempre fue Cristina Kirchner. Como ella, él también reprochaba puertas adentro la falta de efectividad de la gestión económica, entre otras áreas de gobierno. Y tras la derrota en las PASO y la reticencia de Fernández a los cambios, abandonó la diplomacia y se pintó la cara.
El martes por la mañana, De Pedro había disertado de forma virtual en el Council of the Americas (AS/COA) y había recibido elogios de importantes empresarios internacionales y de su titular, Susan Seagal, que le dijo: “Creo que sos el mejor embajador en Argentina. Estamos spara apoyar siempre a la Argentina y a ti”.
Pero minutos después todo estalló por los aires cuando el ministro publicó su carta de renuncia. Alberto Fernández la leyó desde arriba de un helicóptero oficial, camino a José C. Paz.
Aunque todo llegó demasiado lejos, no hubo gestos de arrepentimiento de parte del kirchnerismo. Cerca de De Pedro calificaron su accionar como un gesto de audacia, aún a costa de perder el capital político que había construido como el cuadro de La Cámpora más accesible para el resto del arco político y para el círculo rojo.
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