Venezuela: un foco de tensiones en el oficialismo que está lejos de apagarse
La posición del gobierno de Alberto Fernández frente a la crisis en Venezuela sumó otro foco de tensión dentro del oficialismo, tras una semana que evidenció fuertes roces entre el ala moderada y el kirchnerismo duro. Con nuevos capítulos que se escriben a diario, la tensión no parece apagarse.
La "profunda preocupación" que la Argentina manifestó ante la ONU por la situación de los derechos humanos generó un malestar tal que el Presidente debió salir a dar explicaciones públicas al día siguiente, luego que registrara "ruidos", para negar que haya habido un giro en la opinión oficial y ratificar que su administración reconoce la legitimidad del régimen de Nicolás Maduro.
No es la primera vez que el Gobierno lanza críticas a Maduro en los foros internacionales y la Casa Rosada intenta mantener distancia de las posiciones extremas -a favor y en contra- frente al chavismo, pero esta semana se vio al kirchnerismo subir el tono de esos cuestionamientos luego de que se conociera el nuevo informe de la Alta Comisionada de Derechos Humanos y expresidenta de Chile, Michelle Bachelet, que denunció torturas y falta de independencia judicial en ese país.
Lo que resonó fuerte en el oficialismo -y en la oposición, que celebró la manifestación- fue el primer párrafo del brevísimo discurso del embajador argentino ante la ONU, Federico Villegas, que en las líneas siguientes expuso la postura equilibrista que busca mantener el gobierno frente a temas sensibles, como el futuro del chavismo.
Villegas había transmitido la inquietud del Gobierno por "la grave crisis política, económica y humanitaria en Venezuela", al tiempo que indicó que "solo el orden constitucional, la democracia y el Estado de Derecho harán posible garantizar el pleno respeto y ejercicio de todos los derechos humanos en Venezuela".
"Nos hacemos eco del reciente llamado en favor de una negociación política inclusiva, basada en los derechos humanos y en la restitución de los derechos políticos", agregó el diplomático.
Luego de que el Pro manifestara su conformidad con la primera parte del discurso del embajador y trazara similitudes entre la gestión actual y la de Mauricio Macri -que adoptó una posición dura frente al régimen-, el Presidente desmintió que se haya dado un cambio en su política exterior.
Tras el revuelo, el presidente de la Cámara de Diputados y crítico del régimen, Sergio Massa, expresó su postura e intento poner paños fríos a la polémica interna en el oficialismo. "Todos saben mi opinión. Venezuela tiene la condena que tiene porque no cumplió con los derechos humanos. Un gobierno que detiene a estudiantes que reclaman es un gobierno que no respeta la democracia. Lo dije una y cien veces, no voy a cambiar de opinión. La riqueza del Frente de Todos es que tengamos la capacidad de convivir en la diversidad", dijo al canal América 24.
La postura del tigrense provocó la respuesta inmediata del canciller venezolano, Jorge Arreaza, quien afirmó que "no es de extrañar" que el diputado tenga esa postura, pues "mantiene relaciones carnales" con EE.UU.
Más temprano, el Presidente mantuvo una charla tensa con el periodista Víctor Hugo Morales -que expresa las ideas más radicales del oficialismo-, quien calificó de "desilusionante" y de "un disgusto inesperado" la postura del Gobierno en Ginebra. Morales incluso había lamentado un "alineamiento con Estados Unidos".
La novela sumó un nuevo capítulo este domingo, de la mano del diputado Eduardo Valdés. "Para nosotros, Venezuela no es una dictadura, podrá gustar más o menos, pero es muy difícil gobernar un país con tantos bloqueos. ¿Cuál es el delito de Venezuela? ¿Tener petróleo?", sostuvo en diálogo con Infobae. Valdés no solo integra el grupo de peronistas porteños que acompañan al Presidente desde hace décadas: también preside la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados.
El gobierno de Donald Trump tiene a Venezuela como uno de los temas centrales de su política frente a América Latina. La dureza de su posición -que promueve sanciones para forzar el cambio de gobierno- es una de las disidencias explícitas entre Washington y el Gobierno que, hasta ahora, no demostró ser un obstáculo para el apoyo de la Casa Blanca en la renegociación de la deuda externa. Es ahora, sin embargo, el momento en el que el Gobierno necesita un nuevo impulso de Trump para acordar con los acreedores.
En un guiño al chavismo, Fernández reiteró en sus declaraciones radiales que el Gobierno "nunca desconoció la legitimidad" del gobierno de Maduro como sí lo hizo del presidente encargado, Juan Guaidó, reconocido por Macri.
"Hemos dicho lo que siempre hemos dicho. El Pro hace un mal uso de eso. Nosotros vamos a condenar cualquier sesgo de violación de derechos humanos en cualquier lugar del mundo y vamos a preservar la democracia en cualquier lugar del mundo. Cuando escuché que hubo un ruido no me quise quedar callado. (…) No entiendo cómo termino discutiendo esto", dijo Fernández.
En sintonía con la línea que bajó el Presidente, en el oficialismo aseguran que nada cambió. "Es nuestra posición histórica. La línea en derechos humanos es muy firme. Hemos votado lo mismo sobre Nicaragua y no se dijo esto", aclararon en la Cancillería, que conduce Felipe Solá, donde afirmaron que "no hubo expresiones de funcionarios" que cuestionaran la posición de la Argentina.
El canciller, en tanto, habló el jueves con corresponsales extranjeros e insistió con que la Argentina mantiene su rechazo a los "bloqueos" y las "sanciones" contra Venezuela. "La solución en Venezuela no tiene que ser de afuera hacia adentro, tiene que ser entre venezolanos. Se dijo que denunciábamos la situación de derechos humanos en Venezuela, lo que no es cierto. Estamos preocupados también por la situación de derechos humanos en Colombia, en Siria, en Armenia y en varios países más. Que no me cambien la bocha", dijo.
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