La peor semana del poder, no la última
El matrimonio Kirchner atraviesa una de las peores semanas de su gestión: el acercamiento de la Comisión de Enlace y la Unión Industrial Argentina, por un lado, y la derrota que ayer sufrió en el Congreso son dos fotos del final de un ciclo.
En efecto, aun con divergencias en cada uno de los sectores, la UIA y la Comisión de Enlace se aproximaron para reclamar un objetivo común: un mejor clima de negocios, más seguridad jurídica y reglas estables.
En el Congreso, la oposición, fragmentada en decenas de bloques, logró abroquelarse con el mismo objetivo: poner un límite institucional a un gobierno que nunca entendió que el poder, en las democracias, no puede ser hegemónico.
Posiblemente, esta semana sea la que marque un antes y un después en la manera en que el matrimonio Kirchner viene ejerciendo el poder desde hace seis años.
Pero es ilusorio imaginar que la pareja presidencial se dará por vencida fácilmente. Para el Gobierno, subsistir en la debilidad es inaceptable y equivaldría a la muerte política, al fin de la gestión.
El Gobierno intentará recomponerse de la derrota y, para disimularla, es casi seguro que redoblará la apuesta.
Para hacerlo, no hay que olvidar que cuentan con varios recursos: los decretos de necesidad y urgencia; la prórroga de la emergencia económica, la reasignación de recursos presupuestarios y la "Kaja", siempre útil para disciplinar a algunos políticos, intendentes y gobernadores que, ahogados, necesitarán de los recursos.
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