La pelea entre Larreta y Macri dejó al Pro en “shock” y temen perder la hegemonía en la Ciudad
La ruptura entre el jefe porteño y el expresidente trabó la negociación para unificar la candidatura del partido en el distrito porteño; tensión y reproches cruzados tras la crisis
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La pelea a cara descubierta entre Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta dejó al Pro en estado de “shock”. La decisión del jefe porteño de convocar a elecciones concurrentes en la Ciudad de Buenos Aires, base del macrismo desde 2007, agudizó la grieta interna en el principal partido opositor de cara a los próximos comicios y compromete el objetivo de Macri de retener el poder en la Capital.
Decidido a dar un golpe de autoridad para fortalecer su proyecto nacional, Larreta desafió a Macri. Lo hizo convencido de que necesitaba contener al sector de la UCR que lideran Martín Lousteau y Gerardo Morales, sostén de sus ambiciones presidenciales. Sus detractores internos no solo lo acusan de haber actuado de forma deliberada para fortalecer sus chances electorales, sino de haber quebrado un pacto de confianza en la vida interna de Pro. “Operó por sí mismo, ya no hay una conducción colegiada”, retrató uno de los dirigentes con más historia en el partido.
Con la ruptura entre Macri y Larreta como telón de fondo, las negociaciones para ordenar el esquema de Pro en su bastión electoral se empantanaron. Y las dos facciones que se disputan el poder revisan sus estrategias. Tras desafiar a su exmentor, el jefe porteño aún no bajó las postulaciones de Fernán Quirós y Soledad Acuña, sus cartas para condicionar al expresidente, y sembró dudas sobre si Jorge Macri reúne los requisitos legales para competir. Reactivo a las presiones, Larreta quiere administrar los tiempos y postergar el movimiento de piezas hasta el fin del plazo para la inscripción de las listas.
A Macri le hervía la sangre cuando le comunicaron que Larreta oficializaría con un video en redes sociales que iba a convocar a elecciones concurrentes en la ciudad. Quienes lo conocen suelen decir que su mejor versión aparece cuando recupera el equilibrio interno. Con el correr de las horas, lo notaron más reflexivo que enojado. El desafío de su exdiscípulo le llegó en un momento crucial, cuando aún no terminaba de procesar su retirada electoral y exploraba su nuevo rol. Este escenario lo pone frente a una disyuntiva: debe operar abiertamente a favor de Bullrich o preservar una posición ecuánime hasta las primarias. “Está claro que ahora se siente más habilitado y liberado que antes para manifestar sus preferencias y decir lo que piensa”, aventura uno de sus interlocutores habituales.
Si bien Macri y Larreta buscaron minimizar el conflicto ante la opinión pública, los armadores del expresidente y del jefe porteño reconocen en charlas cerradas que será muy difícil recomponer la relación entre ambos. La decisión sobre la doble votación en la cuna de Pro desató una guerra de guerrillas. A Macri lo enfureció que Larreta haya tomado una decisión inconsulta con sus socios de Pro pero, sobre todo, que haya favorecido a Lousteau y los radicales en la Ciudad, para garantizarse el apoyo de un sector de la UCR a su proyecto nacional. El jefe porteño, en tanto, se hartó de que le endilgaran el mote de “tibio” para conducir y que lo desafiaran en su propio territorio. También sintió que sus socios en Pro no lo iban a ayudar a preservar la alianza con el radicalismo porteño.
Así como la pulseada por la forma de votación en la Ciudad se convirtió en el detonante de la fractura entre Macri y Larreta, la discusión para unificar la candidatura de Pro en el distrito podría ser la llave para lograr una tregua. Eso creen en el círculo de confianza de Larreta, quien intentó capitalizar políticamente su jugada más arriesgada desde que llegó a la primera línea política.
El alcalde porteño optó por diferenciarse de Macri en la esfera pública en la antesala de la campaña. Allegados a él aseguran que, al confrontar con su exjefe, intenta seducir a electores que están desencantados con el Gobierno, pero que rechazan la figura de Macri. Están convencidos de que recuperó parte de la centralidad y que empujó a Bullrich a un segundo plano. Rápida de reflejos, la exministra pidió licencia como titular de Pro para dedicarse a la campaña. Un gesto claro para diferenciarse de Larreta, a quien le recriminan haber usado su cargo en la ciudad para cuidar sus intereses.
Larreta estira la definición sobre el armado en la ciudad como parte de una forma de condicionar a su exmentor. Quienes lo frecuentan aventuran que se inclinará por Jorge, pero mantendrá en pie las cartas de Quirós y Acuña para negociar con Macri. Sabe que el expresidente necesitará más que antes de su aporte para sostener la hegemonía de Pro en el distrito. “Hay ordenar la ciudad, pero nadie sabe cómo. Si aprietan de un lado o del otro, se va a seguir complicando”, dicen cerca de Larreta.
En el macrismo le bajan el precio a la jugada de Larreta. Consideran que el jefe porteño reeditó la idea del “parricidio” para reposicionarse en el tablero opositor ante la consolidación de Patricia Bullrich y el crecimiento de Javier Milei. Es decir, creen que ejecutó su maniobra desde una posición de debilidad, no de fortaleza. “Mauricio no está para pelear con Horacio, no se sube al ring. Ya está, le duró 24 horas a Larreta”, dicen cerca del expresidente. Macri se mantendrá “quieto” por un tiempo a la espera de que Larreta cumpla con su promesa. Eso sí: el desafío del jefe porteño podría tener consecuencias. Evalúan que Jorge Macri podría ser escoltado por una vice que refuerce el “perfil halcón” para contrastar con Lousteau y que tendrá mayor libertad para vociferar propuestas más “disruptivas” para la ciudad. En rigor, planean que podrán cuestionar más abiertamente la gestión de Larreta.
En el larretismo deslizan que Macri perderá poder de influencia a medida que pasen los días, ya que, sospechan, con su retirada pinchó la expectativa en torno a su figura. Lousteau piensa lo mismo y, por eso, lo alentó a Larreta a romper el cordón umbilical con su exmentor. “Este es el acuerdo con Lousteau”, despotrican los laderos de Macri.
Tras la crisis en Pro, el larretismo volvió a mirar con atención los movimientos de María Eugenia Vidal, quien confirmará a fin de mes si disputará o no la Presidencia. Vuelve a emerger como un eventual plan B para la Ciudad, en caso de que Jorge Macri quede fuera de carrera, ya sea por falta de acuerdo o una posible impugnación. Vidal insiste en que no contempla esa alternativa, pero quienes la rodean se encargan de evitar que entierre esa idea.
Macri le achaca hace tiempo a Larreta que no haya generado un sucesor en la Ciudad. Es más: recuerdan que él no le pidió al alcalde que llevara a su primo a la Ciudad. Fue un acuerdo que cerró el jefe porteño con el intendente de Vicente López para despejarle el camino a Diego Santilli en Buenos Aires en las legislativas de 2021. Así buscan rebatir el argumento del larretismo de que Macri le impuso a su primo para conservar en el poder en la ciudad. “Puso a un lobo en un gallinero, ¿qué esperaba que pasara?”, aseguran en el círculo de confianza del expresidente.
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