La Pampa: se profundizan las divisiones internas en el oficialismo
El Frente de Todos achicaría la ventaja de las PASO, pero no le alcanzaría para revertir el resultado; incertidumbre por el repliegue de la intendenta de General Pico, figura cercana del exgobernador Carlos Verna
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A solo dos semanas de las elecciones, el Frente de Todos apunta todos sus cañones a revertir la derrota en las PASO. Las expectativas están puestas en las ocho provincias donde se elegirán senadores nacionales, entre las que se encuentra La Pampa. Sin embargo, aunque el peronismo encabezado por el gobernador Sergio Ziliotto lograría achicar la ventaja –según reflejan sondeos difundidos por Juntos por el Cambio– no le alcanzaría para revertir los 10 puntos que le sacó la oposición.
A pesar de contar con menos del 1% del padrón nacional, los 280 mil pampeanos habilitados para votar serán determinantes: de repetirse el próximo 14 de noviembre los resultados de septiembre, la vicepresidenta Cristina Kirchner podría perder el quorum propio en la Cámara alta, un escenario que complicaría el futuro de la gestión de Alberto Fernández.
El peronismo pampeano está signado por las divisiones internas. La ausencia del exgobernador Carlos Verna durante toda la campaña alimentó especulaciones que parecen haberse terminado de confirmar en las últimas horas. Es que la intendenta de General Pico, Fernanda Alonso, adujo “razones personales” y tomó licencia de su cargo. Un gesto que fue leído como un distanciamiento definitivo de parte de quien es considerada una “vernista de paladar negro”, justo en la recta final hacia las elecciones legislativas.
General Pico es la segunda ciudad de la provincia y el pago chico de Verna. En los últimos tiempos se había convertido en un distrito clave. Es que en el peronismo pampeano aspiraban a una reaparición del exgobernador que hubiera servido para revertir los 7 mil votos de ventaja que Juntos por el Cambio le sacó al Frente de Todos en esa ciudad.
Otro factor que acentúa las tensiones es el creciente protagonismo de La Cámpora. Hasta hace no mucho tiempo, la organización que lidera a nivel nacional Máximo Kirchner carecía del peso político que en la actualidad ostenta en la provincia, con su referente Luciano di Nápoli gobernando Santa Rosa y un sentido de construcción política que choca muchas veces con el del peronismo más tradicional.
Estas disputas se dan en el marco de una campaña en la que la oposición se dedicó sistemáticamente a denunciar supuestos manejos “clienterales” por parte del oficialismo. Uno de ellos se dio en las últimas semanas: desde el gobierno de Ziliotto se resolvió subsidiar a los vecinos deudores a quienes se les cortó el servicio del gas, lo que generó largas filas que pudieron observarse en las inmediaciones de la sede provincial del Ministerio de Desarrollo Social.
El diputado nacional por La Pampa y candidato de Juntos por el Cambio, Martín Maquieyra, cuestionó los subsidios. “Es una vergüenza que La Pampa se haya adherido al ‘plan platita’. Están desesperados por conseguir los votos y piensan que de esa manera los pampeanos vamos a ceder”, dijo.
“La Pampa ya dijo basta en septiembre y no vamos a ceder por una heladera, cuando la gente necesita que la heladera esté llena todos los meses. En noviembre vamos a reafirmar la elección de los pampeanos, en noviembre La Pampa va a cambiar”, agregó.
“Uno conoce cuál es la actitud del gobierno y sabíamos que iba a salir a comprar voluntades en la calle”, afirmó, por su parte, el candidato a senador Daniel Kroneberger. “Por más que vaya un intendente y le diga a una persona ‘mirá, yo necesito tu voto porque, si no, no voy a hacer tal obra’, sabe que así no lo va a poder convencer”, definió. El objetivo explícito de la oposición está puesto en terminar de consolidar la “nacionalización” del debate político provincial: “Para nosotros es importante porque nos va a permitir consolidar nuestra victoria”, evaluó Kroneberger.
La derrota del PJ pampeano sorprendió a propios y extraños. Fue un golpe muy duro para la fuerza política que gobierna la provincia desde el retorno de la democracia. La boleta única del Frente de Todos cosechó el pasado 14 de septiembre el 38,2% de los sufragios. Son unos 20 mil votos menos que la sumatoria de las cinco listas que compitieron en la interna de Juntos por el Cambio, que alcanzaron un 48,7%.
Un antecedente le permite soñar al peronismo: en 2017, también había quedado 10 puntos abajo en las PAS0 y logró darlo vuelta. La diferencia a favor del oficialismo terminó siendo irrisoria: 76 votos. Hoy, sin embargo, la situación parece ser muy distinta.
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