La oposición lamentó el tono del mensaje, pero no abandonó el recinto
Rechazaron las acusaciones a la Justicia y a Nisman; cuestionaron la falta de autocrítica
Quejas por falta de humildad y por haber convertido un acto institucional en uno político son sólo algunas de las reacciones de los legisladores de la oposición a los tramos más incisivos de la intervención de Cristina Kirchner ante la Asamblea Legislativa, a pesar de lo cual decidieron permanecer en sus bancas hasta el final de las más de tres horas y media que duró el discurso presidencial sobre el Estado de la Nación.
Si bien no hubo desbordes de las barras, como temía la oposición, el tono del tramo final del discurso de la Presidenta terminó empañando un acto institucional como la apertura de sesiones ordinarias del Congreso, que quedó salpicada por momentos tumultuosos, con legisladores opositores replicando a los gritos las palabras de la jefa del Estado y las barras y los bloques oficialistas aplaudiendo a rabiar.
"Estoy envenenado: viene a hacer un acto político y nosotros sentados acá, durante cuatro horas, sin poder responderle", se quejaba un muy enojado Ernesto Sanz al término del discurso, marcando el malestar reinante en la oposición.
Tal vez el tramo más polémico fue el relacionado con la postura de la Presidenta sobre la muerte de Alberto Nisman y la denuncia del fiscal en su contra por supuesto encubrimiento de Irán en el caso AMIA.
"No ataque a una persona que no se puede defender porque está muerta, señora Presidenta", la recriminó la diputada Patricia Bullrich (Unión Pro) haciendo bocina con las manos para tratar de hacerse oír, desde su banca, por encima de las palabras presidenciales y los gritos que bajaban de los palcos colmados de simpatizantes y funcionarios kirchneristas. Al respecto, se quejó porque "al final salió la verdadera Presidenta: la que les dice estúpidos a los que pensamos distinto".
También le salió al cruce en pleno recinto el jefe de los senadores radicales, Gerardo Morales, que al grito de "moción de orden" pretendió obligar a la Presidenta a retomar el tono institucional del discurso, que en ese momento avanzaba con severas críticas a la acción del Poder Judicial.
"Fue grave cómo castigó a la Corte. En un acto de alto contenido institucional, que maltrate al Poder Judicial es lo más repudiable", explicó Morales su reacción. "Creo que por tramos se fue a la banquina, que el caso AMIA y Nisman la sacan y la llevan a profundizar la pelea con el Poder Judicial", dijo a LA NACION.
Otro que coincidió en ver a una jefa del Estado desbordada por la cuestión AMIA fue el diputado Claudio Lozano (Unidad Popular), quien provocó la reacción presidencial al colgar de su banca, junto con la diputada Berta Arenas (Compromiso Federal-San Luis), carteles en reclamo de la apertura de archivos de inteligencia y la creación de una comisión investigadora sobre el atentado.
"Creo que no leyó los carteles, creo que sólo los vio y se sacó", afirmó al término de la Asamblea el diputado, quien destacó que "la Presidenta también se olvidó de que de los 21 años de encubrimiento una década le corresponde al gobierno nacional".
El discurso presidencial también tuvo un párrafo dedicado al presidente del bloque de diputados de Pro, Federico Pinedo. Fue cuando Cristina Kirchner anunció la reestatización de los ferrocarriles e interpeló al líder de la bancada macrista enrostrándole la paradoja de que un hombre con su apellido termine avalando una medida que tomó Juan Perón medio siglo atrás.
Pinedo replicó con buen humor haciendo la señal de la victoria con la mano derecha. "Muchas de las cosas que se dijeron no coinciden con la realidad; se trató, una vez más, del ensalzamiento de un relato", opinó.
También en tono crítico se manifestó el senador Luis Juez (FAP), quien se lamentó porque "faltó una cuota de humildad y autocrítica".
Párrafo aparte mereció el uso de la transmisión oficial como respaldo de las palabras presidenciales, en particular para mostrar a dirigentes opositores cuando Cristina hacía referencia a proyectos impulsados por su administración y la falta de acompañamiento de esos legisladores. El más "ponchado" fue Sergio Massa, que ocupó una banca del fondo, cerca de una de las salidas, aprovechando el momento en el que la Presidenta ingresaba al Palacio Legislativo. No obstante, se ganó una breve rechifla de las barras cuando su imagen estuvo por unos interminables cinco segundos en las pantallas del recinto.
Un cuestionado último discurso
Ernesto Sanz
Senador nacional (UCR)
"Estoy envenenado: viene a hacer un acto político y nosotros sentados acá, durante cuatro horas, sin poder responderle"
Patricia Bullrich
Diputada nacional (unión pro)
"Al final salió la verdadera Presidenta: la que les dice estúpidos a los que pensamos distinto"
Claudio Lozano
Diputado (unidad popular)
"La Presidenta se olvidó de que de los 21 años de encubrimiento una década le corresponde al gobierno nacional"
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