La negociación por el presupuesto hizo estallar la interna peronista
"Me importa tres carajos la continuidad en este cargo". La voz de Miguel Pichetto se alzó por sobre la de todos los presentes en la candente reunión que gobernadores y senadores mantenían el martes último en el bloque peronista del Senado y dejó flotando la sensación de que el rionegrino se jugará en la sesión del próximo 14 de noviembre mucho más que la condición de jefe de la principal bancada de oposición.
Con el peronismo cada vez más convulsionado por una campaña presidencial adelantada por la crisis económica y con el fantasma de Cristina Kirchner como prenda de unidad rondando por los mentideros del PJ, Pichetto es consciente que con el debate del presupuesto 2019 deberá revalidar su rol de delegado con privilegios de los gobernadores peronistas ante el Poder Ejecutivo.
La vara para medir el éxito o el fracaso de la parada quedará reflejada en el tablero del recinto de la Cámara alta. Allí quedarán marcados, en luz verde sobre fondo negro, los senadores del PJ que voten el presupuesto de ajuste fiscal del Gobierno, plasmando así su respaldo a la prédica del rionegrino por un peronismo responsable y enfrentado "a las posiciones extremas del kirchnerismo y de La Cámpora, que quieren incendiar la pradera", como acostumbra a decir Pichetto.
El desafío no parece sencillo. Por el momento, el senador por Río Negro estaría reuniendo una docena de votos, que se sumarían a los 32 que reunirían Cambiemos y sus aliados.
La cifra es justo la mitad de los 24 senadores que conduce Pichetto como presidente del Interbloque Argentina Federal (justicialistas más peronistas de La Pampa). Si ése número alcanzará o no para revalidar el sitial que ocupa Pichetto es la gran pregunta que por estas horas se formulan -algunos con preocupación y otros frotándose las manos a la espera de un resbalón-, en varios despachos peronistas de la Cámara alta.
El brutal adelantamiento de la campaña electoral del 2019 juega un importante papel en esta encrucijada. El hecho de que el propio Pichetto se haya anotado entre los precandidatos no pasó desapercibido en la caliente reunión con los mandatarios peronistas de la semana pasada. "Te estás cortando solo y negociando a nuestras espaldas", fue el reproche que uno de los mandatarios tiró sobre la mesa durante la discusión. "Algunos de ustedes se piensan que me pueden tratar como a un empleado", replicó un enojado Pichetto como preludio a su amenaza de dejar la presidencia de la bancada si es que los gobernadores no estaban conformes con su desempeño.
En los despachos aliados al jefe de la bancada peronista intentaron restarle peso a la rebelión de los mandatarios, recordando que los que concurrieron al bloque peronista el último martes en su mayoría están enfrentados con el Gobierno y que los aliados del rionegrino estuvieron ausentes en la tenida.
Además, destacaban que de los ocho presentes sólo dos, Gildo Insfrán (Formosa) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero), hicieron punta en el reclamo por la restitución del fondo sojero, mientras que otros dos, Rosana Bertone (Tierra del Fuego) y Lucía Corpacci (Catamarca), apenas si se limitaron a secundar la propuesta. "El resto no abrió la boca", explicaban en cercanías del rionegrino. Esa supuesta platea silenciosa la integraron los gobernadores Sergio Casas (La Rioja) y Mariano Arcioni (Chubut) y los vice de Chaco, Daniel Capitanich, y de Tucumán, Osvaldo Jaldo. Si bien el debate terminó sin una definición clara, las esquirlas de la fuerte discusión abrieron heridas difíciles de restañar en el conglomerado opositor integrado por el PJ y sus satélites provinciales en el Senado.
El duelo con Zamora podría complicar los planes del rionegrino de sumar a los senadores del Frente Cívico de Santiago del Estero al interbloque Argentina Federal, estrategia con la que Pichetto pretende recuperar para su bancada la condición de primera minoría y retener así los dos escaños por el Senado que el PJ tiene hoy en el Consejo de la Magistratura y que deberán renovarse antes de fin de mes.
El mandatario santiagueño, en tanto, sintió de inmediato los efectos de su papel en la rebelión. Al día siguiente de la reunión en el bloque PJ, el pliego que nomina para juez federal al presidente del Superior Tribunal de Justicia de Santiago del Estero, Sebastián Argibay, se quedó sin firmas en la Comisión de Acuerdos. Al rechazo de los senadores de Cambiemos, en apoyo a una impugnación presentada por Elisa Carrió, su sumó la notoria ausencia de peronistas. "Toda acción tiene su reacción", comentó ante este diario el incidente un legislador del PJ mientras esbozaba una pícara sonrisa.
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