La negociación con el Gobierno por las reformas abre una guerra interna en la cúpula de la UCR
Con la excepción de Pullaro, los gobernadores radicales se desmarcaron del rechazo de Lousteau al DNU de Milei; a cargo del partido, el senador los acusa de colaborar con la Rosada por temor a sufrir un recorte mayor
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La decisión de Martín Lousteau de rechazar el mega-decreto que firmó Javier Milei en diciembre pasado para reformar el Estado y desregular la economía abrió una grave crisis en la Unión Cívica Radical (UCR), una de las fuerzas opositoras con mayor despliegue territorial y poder de fuego en el Congreso, y, sobre todo, provocó un profundo malestar entre los gobernadores dialoguistas que negocian con la Casa Rosada para reflotar la ley ómnibus y morigerar el impacto del ajuste en sus provincias.
Pendientes del rumbo de esas conversaciones y el termómetro social en sus distritos, la mayoría de los caciques radicales salieron a desmarcarse de la táctica de Lousteau, presidente de la UCR, para enviarle un mensaje a la Casa Rosada: están dispuestos a apoyar las “profundas” reformas estructurales que requiere el país para sortear la crisis económica y social, pero reclaman que Milei abandone su diatriba proselitista y priorice el consenso para darle sustentabilidad a su programa de gobierno.
“Queremos un cambio en el país y trabajamos para construir un partido moderno”, remarcaron en un comunicado firmado por Alfredo Cornejo (Mendoza), Gustavo Valdés (Corrientes), Leandro Zdero (Chaco) y Carlos Sadir (Jujuy). A ese grupo de mandatarios radicales se sumaron los jefes de las bancadas en Diputados y el Senado: Rodrigo de Loredo, exsocio de Lousteau, y el correntino Eduardo Vischi.
El único de los cinco gobernadores que optó por no rubricar el pronunciamiento fue Maximiliano Pullaro (Santa Fe), quien interpretó que el movimiento era un ataque directo a Lousteau, uno de sus promotores en la campaña electoral de 2023. Un gesto de fidelidad.
La jugada impulsada por Cornejo y Valdés para tomar distancia de Lousteau provocó una fuerte tensión en el corazón del radicalismo, donde conviven grupos de dirigentes con distintas recetas sobre cómo debe pararse el partido frente al gobierno de Milei. Una rama interna apuesta a dialogar y cooperar con el Presidente para darle herramientas en el arranque de la gestión. Y otro grupo considera que, para ser una alternativa en el futuro, el radicalismo debe ser una oposición firme al experimento liberal de Milei y fijar límites desde el Congreso para contener los efectos del ajuste fiscal en la clase media o evitar eventuales atropellos a la Constitución.
Frente a esa disyuntiva, Lousteau salió a confrontar a cielo abierto con Milei. A la hora de explicar su postura, argumentó que el DNU era “inconstitucional” y que “afecta negativamente la vida cotidiana de los argentinos”, por los aumentos en prepagas, medicamentos y las cuotas de colegios privados. Además, afirmó que votaba de acuerdo a su “convicciones”, sin temor a pagar costos políticos por votar en la misma dirección que el kirchnerismo o ser acusado por Milei de obstruir las reformas que reclama una porción mayoritaria de la sociedad, según el veredicto de las urnas. A Lousteau lo respaldan la Juventud Radical, la UCR porteña y los referentes de la vieja guardia que orbitan cerca de Gerardo Morales, el socio que le permitió al exembajador en EE.UU. quedarse con las llaves del partido.
Incómodos con la actitud combativa que adoptó Lousteau desde que asumió como jefe de la UCR, los gobernadores Cornejo y Valdés empujaron un comunicado para ratificar su compromiso con lograr un “cambio” en el país. Además, resaltaron que pretenden construir un “partido moderno, que acompañe las reformas estructurales que necesita hoy la Argentina”. En rigor, el texto ya estaba escrito desde hace cuatro días, pero su publicación se había dilatado por razones de coyuntura.
El lunes último, Cornejo y Valdés, que sumaron el apoyo de Zdero y Sadir, el heredero de Morales en Jujuy, cuya firma sorprendió a los dirigentes que orbitan cerca del excompañero de fórmula de Horacio Rodríguez Larreta, se enfurecieron cuando el Comité Nacional y la Convención Nacional de la UCR, los dos órganos partidarios más importantes, emitieron un comunicado en el que exhortaban a los legisladores del radicalismo a “promover y defender los principios históricos” de la fuerza. A su vez, los instaban a promover y votar iniciativas que “generen una recomposición de las jubilaciones y pensiones” o defiendan la educación pública.
Esos órganos son controlados por Lousteau, quien conserva la mayoría de voluntades debido a que forjó una sociedad con el grupo de Morales y que controla la UCR porteña, gracias a su alianza con Daniel Angelici. Con esos apoyos, apeló a dar un golpe de efecto. Es que el documento se conoció en la antesala del intento de Hacemos Coalición Federal de conseguir el quorum para discutir la nueva fórmula de movilidad y del debate en el Senado por el DNU.
El tenor del texto provocó un malestar interno que se ramificó entre los gobernadores radicales -con excepción de Pullaro, aliado de Lousteau en Evolución- y distintos referentes parlamentarios de la UCR. Consideraron que el líder de Evolución se había extralimitado al impulsar esa declaración, ya que no contemplaba la mirada de los mandatarios provinciales, quienes tienen un posición más concesiva con Milei por diversas razones. La principal es que en estos días negocian con la Casa Rosada para reflotar la ley ómnibus y acordar un nuevo paquete fiscal. El nudo de esa discusión es el reparto de fondos y la eventual reinstauración de Ganancias. Con 13 senadores y 34 diputados, la UCR es uno de los árbitros en el Congreso. Es decir, para sacar leyes, Milei depende de un pacto con los radicales.
Frustrada la sesión para discutir una nueva fórmula de movilidad -solo Facundo Manes y otros cuatro diputados de la UCR dieron quórum, ya que De Loredo presionó a Martín Menem (LLA) para que constituya la comisión de previsión y seguridad social a cambio de no bajar al recinto-, los gobernadores de la UCR aceptaron desactivar la difusión del comunicado para no escalar el conflicto en el seno del partido. Sin embargo, la decisión del líder de Evolución Radical de rechazar el DNU 70/2023 -solo lo acompañó el fueguino Pablo Daniel Blanco- provocó una fuerte convulsión interna.
Apenas terminó la votación en el Senado, Cornejo y Valdés reflotaron el comunicado y decidieron publicarlo a primera hora del viernes. De Loredo, que busca hacer equilibrio para preservar la cohesión interna del bloque en Diputados en medio del fuego cruzado, intentó calmar los ánimos. Pero los gobernadores decidieron salir a marcarle la cancha al jefe del partido por haber actuado de manera inconsulta y no haber respetado la institucionalidad.
“Es grave lo que hizo. Apuesta a que le vaya mal a Milei. Esa es su estrategia para poder ser una alternativa”, dice uno los máximos referentes de la UCR. En cambio, los leales a Lousteau en el radicalismo consideran que los gobernadores no quieren romper los puentes con la Casa Rosada porque temen “no poder pagar los sueldos” dado el impacto del ajuste fiscal que implementa Milei en las arcas de las provincias. Aseguran que Lousteau actuó de forma orgánica y votó de acuerdo a los lineamientos que fijaron el Comité Nacional y la Convención Nacional.
Está claro que la jugada dividió aguas. Por caso, Inés Brizuela y Doria, vice del radicalismo, salió a respaldar al senador. “Sin miedo, especulación, ni tibieza. Al frente con las convicciones. El radicalismo no es una moda: somos el partido de la Constitución. Las reformas profundas que Argentina necesita deben ser por ley que garantice su permanencia en el tiempo”, remarcó Brizuela y Doria. Por su parte, el vicepresidente segundo de la UCR, Luis Naidenoff, consideró que Lousteau cometió “un error”. “Este decreto no debía tratarse en el recinto porque aún no se expidió la comisión bicameral”, señaló en diálogo con La Nación +. Morales, en tanto, se mantuvo en silencio.
El presidente y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, atribuyeron el rechazo de Lousteau al DNU a que el Gobierno puso la mira en la “caja” de las universidades -hubo fuerte recortes de presupuesto-, territorio donde Emiliano Yacobitti, principal armador del jefe de la UCR, tiene un fuerte influencia. “Bullrich pasó por todos los gobiernos de la democracia en la Argentina. Entonces, ¿qué voy a contestar?”, dijo Lousteau en Radio Rivadavia.
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