La muerte de Nora Cortiñas: símbolo de la resistencia de las Madres y defensora de la democracia
La referente de los derechos humanos falleció a los 94 años; presidió las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, reconocida por su diálogo con los más variados sectores sociales y políticos
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Perteneciente a una familia de clase media y dedicada a la costura, Nora Morales de Cortiñas –fallecida este jueves, a los 94 años- transformó el dolor en una misión. Casada a los 19 años con Carlos Cortiñas, empleado del Ministerio de Economía, y con quien tuvo dos hijos, había nacido el 22 de marzo de 1930, seis meses antes del primer golpe de Estado en la Argentina. Su vida tuvo un quiebre definitivo el 15 de abril de 1977, con el secuestro de su hijo mayor, Carlos Gustavo, de 24 años, empleado en el Indec y militante de la Juventud Peronista, cuando la dictadura militar llevaba poco más de un año.
Desde el primer día presentó hábeas corpus en la Justicia, sin resultados. En esa situación extrema afloró su fortaleza y espíritu de lucha, que canalizó en favor de un compromiso sostenido con los derechos humanos y la revalorización de la democracia.
Referente de las Madres de Plaza de Mayo, fue presidenta de la Línea Fundadora, que a partir de 1986 se distanció de Hebe de Bonafini, especialmente por su estilo de conducción. Las diferencias apuntaban, por ejemplo, a los posicionamientos frente al gobierno de Raúl Alfonsín, los reclamos sobre la identificación de los restos de los desaparecidos e, incluso, las posturas frente al resarcimiento económico. Compartía posiciones con el kirchnerismo, pero estuvo lejos de mostrarse como una activa militante.
Respetada y querida en ámbitos muy variados, Cortiñas mantuvo canales de diálogo con una multiplicidad de sectores sociales. Ejerció un liderazgo entre sus compañeras de lucha, en sintonía con Taty Almeida. En plena dictadura militar llevó los reclamos por mlos desaparecidos al Vaticano y tuvo un encuentro con el papa Juan Pablo II.
Su fallecimiento derivó en el inmediato reconocimiento en el campo político. Entre otras valoraciones, Graciela Fernández Meijide la definió como “una mujer muy persistente en sus reclamos de justicia”.
El golpe familiar
Su hijo Carlos Gustavo había estudiado en el colegio Inmaculada de Castelar, donde otros seis exalumnos desaparecieron durante los años de plomo. Realizaba trabajos sociales en la Villa 31, de Retiro. Casado y con una hija, fue secuestrado en la estación de tren, mientras en otro operativo allanaban su casa.
Atravesada por el dolor y la angustia, se acercó a la Catedral de Morón y a las organizaciones defensoras de los derechos humanos. Por recomendación de un cuñado, marchó en las rondas de las Madres de Plaza de Mayo semanas después del secuestro de su hijo. En esos tiempos reclamaban la “aparición con vida” y el castigo a los culpables. Visitó, incluso, la Mansión Seré, uno de los centros clandestinos emblemáticos del oeste del conurbano, en busca de señales para dar con el paradero de su hijo, cuyo cuerpo nunca apareció.
“Perder un hijo es siempre una tragedia, pero hay que elaborarlo para no quedar prendida en ese laberinto y ayudar a quienes están en la misma situación. La soledad nunca es buena receta si se quiere saber la verdad”, enseñaba a sus compañeras de ruta.
Psicóloga social, tuvo a su cargo una cátedra de “poder económico y derechos humanos” en la Universidad de Buenos Aires, que le otorgó el doctorado honoris causa, al igual que la Universidad Libre de Bruselas, entre otras instituciones de nuestro país y del exterior. En la marcha realizada el último 24 de marzo, por el aniversario del golpe militar de 1976, Nora Cortiñas participó en silla de ruedas.
Nora Cortiñas dio cuenta de sus convicciones en favor de la democracia, incluso, ante el surgimiento de corrientes políticas que no comulgaban con sus ideas. El 21 de noviembre de 2023, dos días después del balotaje que ungió como presidente a Javier Milei, Cortiñas expresó su intención de mantener una reunión con el mandatario electo y con su vicepresidenta, Victoria Villarruel, para transmitirle algunos pedidos y “preocupaciones” que surgían frente a las propuestas libertarias.
“Tenemos mucha preocupación, porque todo lo que logramos para mejorar los derechos humanos fueron años y años, con pérdidas, cárcel y muchas penas. Queremos lo mejor para nuestro pueblo, que sea feliz, y no es posible que se borren de un plumazo todo lo que hemos conseguido con los juicios a lo largo de los años”, declaró.
Al respecto, se mostró positiva: “Vamos a tener mucho diálogo. Aún hay mucho trabajo por hacer”. Y pronosticó que desde las Madres trabajarían con Milei al igual que lo hicieron con otros presidentes.
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