La mesa de los lunes y la nueva sociedad entre Axel Kicillof y Sergio Massa
El oficialismo comenzó a delinear la campaña con encuentros reservados en la gobernación; quiénes se reúnen allí y la orden que bajó Alberto Fernández a los intendentes que resisten a Máximo Kirchner
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La mesa se tiende los lunes, cada quince días, en la residencia del gobernador en La Plata. Hasta allí llegan lógicamente el anfitrión, Axel Kicillof, y los principales referentes del oficialismo en la provincia de Buenos Aires, con Sergio Massa y Máximo Kirchner a la cabeza. Pese a que los protagonistas lo desmienten, en ese ámbito político se comenzó a delinear la campaña electoral del Frente de Todos en el territorio que inclina la balanza cuando se abren las urnas.
A la mesa también se sientan, según pudo saber LA NACION de fuentes partidarias, ministros nacionales con base política en la provincia, como Gabriel Katopodis y Jorge Ferraresi, y otro funcionario de alto nivel que es considerado como uno de los principales articuladores en la interna oficialista, el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro. Cada tanto, se suman intendentes de peso en el Conurbano, como Fernando Espinoza y Martín Insaurralde.
De las conversaciones que se extienden durante el almuerzo y la sobremesa comenzaron a surgir ejes de campaña, que los comensales mantienen en reserva pero que podrían sintetizarse en tres consignas: “cuidar a las familias” con la vacunación masiva que esperan completar entre junio y julio; e “inversión pública” para garantizar un “Estado presente”. En ese punto, buscarán mostrarse como “la contracara” de la administración de Cambiemos.
En la mesa chica del Frente de Todos están convencidos de que los aumentos tarifarios decretados por el exministro de Energía Juan José Aranguren tuvieron un fuerte impacto en la economía de las familias y eso dañó en su momento la imagen de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, sobre todo en la Provincia. Por eso no están dispuestos a perder “capital simbólico” con la rebaja de subsidios que impulsa el ministro de Economía, Martín Guzmán.
Claro que tienen un problema irresuelto por el propio Guzmán y por otros funcionarios como la secretaria de Comercio Interior, Paula Español: el impacto de la inflación que, temen, podría convertirse este año en un factor que aglutine el rechazo del electorado a la administración de Alberto Fernández. También se les presenta el dilema de cómo explicar las negociaciones con el FMI y el Club de París sin que sus propios seguidores lo identifiquen como un “ajuste”.
En ese aspecto, cada grupo interno de la coalición oficialista ensaya una explicación acorde al perfil de sus potenciales votantes: el kirchnerismo le da aire a expresiones como la proclama que reclamó la suspensión de los pagos de la deuda mientras dure la pandemia, mientras que otros buscan hacer equilibrio: “Tenemos que cuidar la relación con los acreedores externos, pero también pagar la deuda interna”, afirmó Massa en un acto que compartió con Kicillof.
La renovada sintonía entre el gobernador y el presidente de la Cámara de Diputados llama la atención de propios y extraños, porque en el pasado se recelaban mutuamente y no solían compartir agenda. Pero ayer aparecieron juntos en un acto en Cañuelas, donde pusieron en marcha un tren sanitario que tendrá la misión de recorrer 167 pueblos y parajes del interior bonaerense para hisopar y vacunar a personas que no suelen acercarse a las ciudades.
La imagen que dieron Kicillof y Massa alentó a un dirigente a afirmar que se pusieron “al frente de la campaña en la Provincia”, ante el segundo plano permanente por el que transita Máximo Kirchner, que está muy activo en el armado político del Frente de Todos pero que no le gustan las cámaras y menos las declaraciones públicas. El gobernador y el titular de Diputados se refieren a Buenos Aires como “nuestra provincia” y difunden el lema “unidos y vacunados”.
Debajo de la superficie, en tanto, hay gestiones para aplacar la feroz interna que se abrió con el desembarco de Máximo en el PJ bonaerense. El propio Alberto Fernández convocó a la quinta de Olivos a los intendentes que resisten al jefe de La Cámpora y les exigió que se encolumnen para que el Frente de Todos no dé ventajas en las elecciones legislativas. Uno de los convocados a la residencia fue el intendente de Hurlingham, Juan “Juanchi” Zabaleta.
Con la misma lógica se lo vio al ministro Katopodis en el inicio de un operativo de contención sobre el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, a quien visitó en el distrito del sur del Conurbano (foto). Si bien la tensión mayor ya pasó, quedaron heridas abiertas en la Tercera Sección Electoral, donde las facturas llegan a la casilla del lomense Insaurralde. De todo esto y un poco más, se habla en la “mesa de los lunes” en la capital bonaerense.
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