La lucha fratricida en el peronismo de Tucumán entre el gobernador y su vice
Manzur y Jaldo se enfrentan en las elecciones con listas diferentes, en un clima de tensión, y con la mira puesta en quién mandará en 2023 en la provincia
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SAN MIGUEL DE TUCUMÁN.- A las primarias y obligatorias del domingo 12 de septiembre, ya a tiro de ballesta el peronismo tucumano llega con una profunda fractura en sus entrañas. En una lucha fratricida, sin dar ni pedir tregua, están enfrentados el gobernador Juan Manzur y el vice, Osvaldo Jaldo, titular de la Legislatura. Hasta ayer nomás mantenían un dulce idilio de adolescentes, que se hizo trizas sin vuelta atrás. El mandatario quería -y quiere- un tercer mandato consecutivo, vedado por la Constitución. Por lo tanto, necesita previa e imprescindiblemente la reforma de la Carta Magna, a lo que el mandamás del Parlamento se opone con los votos suficientes para cerrarle el paso.
Jaldo está convencido que ahora es su turno y no está dispuesto a dejar pasar el último tren. Se siente que él es el candidato natural del PJ para ocupar el sillón de Lucas Córdoba, en el palacio gubernamental, en el 2023. Con una oposición de la misma intensidad, simétrica, en la vereda opuesta está parado Manzur. Este juega con la amistad del Presidente a su favor en esta pelea entre “compañeros”.
El arco opositor, donde confluyen en dulce montón, la UCR, el PRO y el partido con raíces peronistas de la Democracia Social, que timonea Germán Alfaro, alcalde de esta ciudad, tenía posibilidades de hacer una buena elección, si caminaban unidos y tomados de la mano.
Por desavenencias entre los actores, pero sobre todo por sus irrefrenables ambiciones personales, este frente político también padece el pecado de la diáspora y está escindido en tres fracciones: en dos el radicalismo y el intendente jugando como líbero. Ergo, por propia decisión han cercenado sus posibilidades de una victoria en el horizonte. El otro jugador a tener en cuenta es Ricardo Bussi, hijo del genocida, titular de Fuerza Republicana. Este en las últimas elecciones dio un batacazo y consiguió ocho legisladores de los 41 en disputa, convirtiéndose en la segunda fuerza electoral de la provincia. Dejó atrás a radicales y al PRO.
Si hubiera habido generosidad y altruismo en la oposición, el domingo 12 de septiembre era la oportunidad –única e irrepetible- de apoderarse de la parada en juego: dos senadores y cuatro diputados
Bussi intentó una alianza con el desgajamiento radical. Propuso una alianza a los intendentes de Concepción y Yerba Buena, Roberto Sánchez y Mariano Campero, pero la fuerte oposición del partido convirtió en humo ese intento. Alfonso Prat-Gay, en un vuelo rasante que hizo recientemente por Tucumán anunció su respaldo a esa liason, pero luego quedó en la nada, al recoger velas el visitante por las objeciones de querer atar al radicalismo a un partido de la dictadura.
Si hubiera habido generosidad y altruismo en la oposición, el domingo 12 de septiembre era la oportunidad –única e irrepetible- de apoderarse de la parada en juego: dos senadores y cuatro diputados. Privó el egocentrismo y las vanidades. Era la ocasión para que el arco opositor, amontonado en Juntos por el Cambio, pudiera desalojar a futuro, al peronismo de la Casa de Gobierno, donde está atornillado desde hace décadas. Sin embargo, por ceguera política y la ambición irreductible de sus actores frustró tempranamente esa probabilidad.
No es buena jugada para el peronismo arribar escindido a las PASO. Lleva en sí altos riesgos. Para el gobernador Manzur es un salto al vacío, sin red de contención. Si bien puede derrotar a Jaldo porque tiene la sartén por el mango y el mango también, además del látigo, entre sus adversarios está el intendente Alfaro, quien en dos oportunidades ya derrotó, en esta ciudad, a José Alperovich y a Manzur, sucesivamente, en la disputa por la intendencia. Su fortaleza está en el electorado de la Capital, pero pellizcó dirigentes entre sus propios socios, como el presidente del PRO y algunos radicales.
La sociedad política de los intendentes de Concepción y Yerba Buena puede resultar una sorpresa. Vienen de buenas administraciones en sus municipios donde controlan el territorio electoral. La senadora Silvia Elías de Pérez y el diputado José Cano, en un enroque corto, anhelan quedarse en el Congreso
Patricia Bullrich, semanas atrás, visitó Tucumán y sorprendió a toda la clase política con su apoyo al alcalde peronista, marginando a su propio partido y a los radicales. Ese respaldo desató duras críticas de sus conmilitones. Las demás expresiones políticas minoritarias que se presentan en las PASO son de peso político irrelevante.
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El autor fue columnista político de La Gaceta, de Tucumán
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