La lista de a los que “Chocolate” Rigau les cobraba el sueldo está integrada por militantes y trabajadores poco calificados que percibían $580.000
Así surge de las declaraciones que los propios titulares de las tarjetas hicieron ante la Justicia; muchos declararon que le daban sus tarjetas al puntero del PJ porque les simplificaba el trámite; hay varios familiares suyos en la nómina
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La lista de empleados de la Cámara de Diputados provincial a los que Julio “Chocolate” Rigau les sacaba dinero de sus cuentas está integrada por trabajadores poco calificados, muchos de ellos que no prestaban servicios en la Legislatura bonaerense, sino que eran militantes políticos, con escasa formación y un sueldo de entre 570.000 y 580.000 pesos de bolsillo.
La excepción es Ezequiel Tocci un floricultor de Abasto con estudios de derecho y contabilidad que declaró que no sabía que lo habían nombrado como asesor en la Cámara y que Rigau estaba sacando plata con su tarjeta de su cuenta sueldo, de más de medio millón de pesos, sin que él lo supiera. A pesar de que Tocci dice que nunca trabajó en la Cámara de Diputados la justicia secuestró su legajo -al que accedió LA NACION- donde dice que ingresó en 2016 y su contrato fue renovado año a año en el Bloque Político. Aparece firmado supuestamente por él.
Así surge de sus declaraciones testimoniales y los legajos de personal de la Cámara de Diputados provincial a las que accedió LA NACION. Julio Rigau, un militante del PJ, que oficiaba como electricista de la Legislatura fue detenido cuando sacaba plata de cajeros automáticos con 48 tarjetas de débito y tenía 1.257.000 pesos en su poder.
Rigau sacó dinero durante cinco días consecutivos entre el martes 5 de septiembre y el sábado 9 de septiembre cuando fue un guardia urbano platense lo vio y lo denunció. En cada ocasión operó con entre 42 y 45 tarjetas de débito con las que retiró plata.
Se sospecha que “Chocolate”, un militante con antecedentes policiales por hurto, es una maniobra de financiamiento de la política, con empleados contratados tanto en el bloque del Frente de Todos, del Frente Renovador como de Cambiemos, donde parte del dinero del sueldo se destinaba al partido. Así surge de los legajos personales de los dueños de las tarjetas de débito, a los que accedió este medio. Tras ingresar por algún partido, (los hay de todos) terminan contratados, con contratos que se renuevan año a año por más de 20 años, incluso, bajo la denominación “bloque político”, es decir afectados a un bloque sin identificar en el legajo.
Tras las primeras averiguaciones de la fiscal Betina Lacki, una rauda decisión de dos jueces de la Cámara de La Plata Juan Alberto Benavides y Alejandro Villordo cortó la investigación y anuló la causa al considerar injustificada la intervención policial. Según surge del sumario, esa intervención estuvo motivada en la denuncia de particulares que vieron como sacaba dinero durante media hora del cajero con diversas tarjetas, en la cantidad de tarjetas que le fueron secuestradas, cada una con un sobre plastificado y un papelito con la clave de cada una, y los tickets de retiros. La puede resucitar ya que el fiscal Héctor Vogliolo apeló la nulidad del caso.
La justicia, antes de que se frenara el caso, empezó a escuchar las declaraciones de los dueños de las tarjetas de debido: como calcado, todos-meno uno- dijeron que le daban voluntariamente ese plástico a Rigau para que les cobrara la plata del cajero en su nombre. Alegaron, en algunos casos “comodidad”, en otros “un problema de ignorancia” y en otros “que no podían estar mucho tiempo parados”. Dijeron que Rigau después le devolvía la tarjeta y ellos colaboraban con algo de dinero para su merendero.
Así en la causa aparecen los relatos de Graciela Anivarro, empleada desde 2008, que trabaja en Prensa y le daba su tarjeta a “Julito” para que le cobrara “por una cuestión de seguridad”. No se acordaba la clave de su tarjeta, pero si sueldo de 580.000 pesos. En el caso de Marisol Correa, su suegro es Julio Rigau. Su suegro la hizo entrar en el trabajo.
Lourdes Degollada trabaja con su hermana María Cristina en un depósito, donde hay muebles y lavan los autos. No tiene que ir todos los días. Con tal de cumplir 30 horas semanales, cobra 588.000 pesos mensuales de bolsillo y colabora con el merendero de Rigau. La hizo entrar su marido Luis. Si ella no va un día, en lugar de darle los 30.000 pesos diarios, Rigau le da 90.000, según indicó.
Su hermana María Cristina –que no recordaba las letras de su clave- explicó la modalidad: al comienzo de mes le daban la tarjeta a Rigau, el sacaba 30.000 pesos y ellos colaboraban con plata, ropa o víveres con el merendero. “Confiábamos en él”.
Cecilia D’ Ovidio, trabaja para Tomasina Papaleo, directora de Servicios Auxiliares de la cámara y dijo que su tarea es hacer trámites en IOMA, Anses, Arba, personal, compras, y que termina su día de trabajo cuando termina los trámites. Cobra 550.000 pesos al mes y Rigau saca a la plata. “Quiero aclarar que él me cobre o tenga mi tarjeta es en retribución a que colaboro con el merendero que tiene en su casa”, declaró la mujer.
Raúl Folone es chofer de la Cámara desde hace 14 años y le da tu tarjeta Rigau, dijo, que, porque como viaja con su auto por su trabajo, el electricista le saca la plata del banco. Cobra 560.000 pesos y Rigau sacaba unos 120.000, dijo.
Diego Koster de 68 años es empleado de la Cámara, pero no trabaja allí, a pesar de cobrar 580.000 pesos de bolsillo. Cuando le instructor judicial le preguntó si prestaba servicios en la Cámara contestó: “si en servicios auxiliares, trabajo en la construcción, en clubes de barrio y doy una mano”. Rigau lo hizo entrar en la legislatura con un sueldo de 560.000 pesos y “cada dos por tres” le daba la tarjeta para que le saque plata.
Sheila Maroni trabaja desde hace diez años en la oficina de personal. Declaró: “Generalmente trabajo desde mi casa, voy a la oficina, pero no tengo un horario”. Julio Rigau es su vecino que vive a dos cuadras de la casa. “le daba mi tarjeta a Julio porque yo soy un desastre y no tengo tiempo. Básicamente, yo no voy al cajero, él sacaba plata y después me devolvía la tarjeta”, le dijo a la Justicia.
Daniel Mederos trabaja desde hace 20 años como empleado de la Cámara de diputados, pero su trabajo es “barrial”. Consiste en retirar con su camioneta mercadería de un galpón y llevarla al merendero de Rigau y a otro de una mujer de nombre Julia. Cobra 540.000. “Yo opero en efectivo más que nada por un problema de ignorancia” dijo y Rigau le saca la plata del cajero. “A veces trabajo 12 horas, otros días 2 y otros, nada. Voy y me dicen lo que tengo que hacer”, declaró.
Mario Sánchez también tiene una tarea particular. Es consuegro de Julio Rigau. “Trabajo en la Cámara de Diputados, militante barrial. Trabajo para Koster [el que trabajaba en construcción], que me manda a una salita, a un jardín donde necesitan algo”. Cobra por la Cámara, pero no se desempeña allí. El abuelo de su hijo es Julio Rigau, a quien conoce desde hace 20 años y le consiguió un sueldo de entre 560.000 y 580.000 pesos. “Cuando me dieron el plan” -contó- fue a buscar la tarjeta al Banco. Sánchez, que se define como militante barrial, en apariencia cree que su trabajo es una suerte de plan social. También la nieta de Rigau, Paula Valdate, de 30 años, trabaja en la Cámara y su abuelo le cobra el sueldo de 580.000 pesos, porque ella vive más lejos, donde no hay cajeros a mano.
La única excepción es el floricultor Ezequiel Tocci, que cuando le mostraron la tarjeta de debido con la que Rigau sacaba plata de su cuenta, no la reconoció como propia. Incluso su nombre estaba mal escrito en la tarjeta, le habían puesto “Exequiel”. Declaró, además, que nunca en su vida vio a Rigau, que sacaba plata con su tarjeta. Explicó que hace un año fue a retirar una tarjeta de débito de la Cámara de Diputados porque “estaba esperando que me nombren Asesor”, aunque no supo de quién.
Entonces, retiró esa tarjeta pero dijo que nunca la usó y que al poco tiempo lo llamaron de nuevo para que la devolviera. “Yo no sabía cómo se manejan estaba esperando que me salga el contrato y la esperanza mía era tener trabajo. Un día me la dieron y al otro día me la pidieron no la tuve casi en mi poder”, aseguró.
La entregó en la Cámara de Diputados. El hombre afirmo que no trabaja en la Cámara de Diputados, a pesar de que le hicieron un contrato del que nunca se enteró y alguien está cobrando el sueldo por él. Con estudios secundarios y terciarios incompletos de abogacía y ciencias económicas, Tocci dijo que nunca se dedicó a la política y que es productor agropecuario.