La línea prorrusa de Télam, otro foco de tensión en la agencia
Por interrumpir el principal noticiero televisivo de Rusia con un cartel contra la invasión a Ucrania, Marina Ovsyannikova podría ser sancionada hasta con quince años de prisión, en el marco de la nueva ley sobre “informaciones falsas” que rige en su país.
Si, en cambio, trabajara en la agencia oficial de noticias Télam su libertad no estaría en peligro, pero probablemente sería trasladada de inmediato a secciones de insignificancia periodística (como desgrabar entrevistas u ocuparse de las efemérides) o, directamente, “invitada” a renunciar.
Es lo que le pasó a Pablo Pla y a Héctor Heredia, entre otros, como corolario de persecuciones y hostigamientos recibidos solo por el pecado de haber sido parte de la gestión anterior.
“En enero de 2020 me retiraron las claves para publicar noticias en la cablera”, informó Pla en carta al Foro de Periodismo Argentino (Fopea). Y agregó que a periodistas que se desempeñaron en jefaturas de sección, a partir de enero de 2020 “no se nos permitió tomar contacto con materiales periodísticos”.
A Pla lo mandaron al área de “clipping” para hacer un seguimiento de la marca Télam de uso exclusivamente interno. Pero no fue suficiente: pronto recibió un telegrama que decía “prescindiremos de los servicios prestados”, firmado por el gerente de asuntos legales de Télam, Juan Ignacio Mareque. “Voy a pelear la reincorporación”, advierte el periodista desplazado.
Al respecto, Fopea emitió un comunicado en el que expresa que “rechaza el despido sin causa de Pablo Pla en la agencia Télam, luego de una serie de disposiciones internas intimidatorias y de alto contenido ideológico”. Subraya que “este caso muestra, una vez más, que un sector del Gobierno confunde el rol que las empresas públicas de comunicación deben cumplir ante la sociedad”.
Nuevo punto de fricción
Ahora se ha agregado un nuevo tema de fricción: en el actual conflicto bélico con Ucrania, Télam se inclina por una línea prorrusa, tal como señaló Luciana Vázquez en su columna “El escándalo de apoyar a Putin es todo kirchnerista”.
“Tras la denuncia rusa y la presión de China, EE.UU. confesó que organizó una cadena de laboratorios biotecnológicos prohibidos, aunque sigue negando su responsabilidad criminal”, afirma en una de sus columnas Eduardo J. Vior, publicada en el sitio web de Télam. “Ante la ausencia de la ONU, Rusia violó la soberanía de Ucrania para impedir la ‘guerra preventiva’ que los neoconservadores planeaban y así poder refundar el orden mundial”, afirma en otra nota el mismo analista internacional.
Una abrumadora mayoría de cables de la empresa estatal de noticias no solo toman como principal fuente de información a Rusia sino que es la palabra preferida para iniciar los despachos sobre la guerra. “Rusia acusó a Ucrania de torturar a soldados rusos capturados”, dice uno. “Rusia anunció corredores humanitarios para evacuar civiles, pero Ucrania los rechazó”, dice otro. ¿Uno más?: “Rusia penará con prisión la ‘información falsa’ sobre el conflicto en Ucrania”. Rusia, Rusia y más Rusia.
Preside Télam Bernarda Llorente, su vice es Antonia Portaneri y la gerenta periodística es Viviana Mariño. Tal como cuadra a lo políticamente correcto de la época hay varias mujeres más en cargos de conducción, aunque las decisiones importantes las jerarcas de la agencia las consensuan con los delegados del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), en tanto que el Sindicato Trabajadores de Prensa (Sitrapren) aparece más relegado.
“Hay comisarios políticos -comenta una fuente interna que pide ser mantenida en el anonimato- que vetan la tarea y funciones de los ex de la gestión Lombardi que ahora hacen tareas administrativas”. Y remata con que “la usina de Info K, pro rusos y pro Venezuela y a veces anti Alberto Fernández, están en su momento de esplendor”.
En la tarde de este martes, Télam abría su sección internacional con este título: “La OTAN teme un ataque ruso con armas químicas, pero no da precisiones”.
Desde meses antes de la invasión rusa a la exrepública soviética, Télam ya titulaba “Putin y la ‘desnazificación’ de Ucrania”. Como preparando el terreno.
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