La libertad, un eslogan vacío que esconde un profundo autoritarismo
¿Qué busca el diputado Milei? ¿Controlar las opiniones de los periodistas críticos?
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La periodista de LN+ y Radio Rivadavia Débora Plager hizo llegar a LA NACION este texto, a raíz de la demanda judicial que le inició el diputado Javier Milei, de La Libertad Avanza
No suelo incluir referencias personales en mis columnas de opinión política. En esta ocasión me resulta imprescindible hacerlo para advertir sobre el peligro que representa para el libre ejercicio del periodismo que dirigentes políticos usen a la Justicia para acallar las voces críticas.
Javier Milei me ha iniciado una demanda judicial por daños y perjuicios por mi opinión respecto de sus dichos sobre la superioridad estética de los libertarios.
Como consta en la demanda, cito textual, dije: “Hay que desterrar los fanatismos de todos lados, de cualquier color político partidario o ideológico”; “Ese concepto es muy hitleriano”.
En el escrito judicial, Milei pide terminar con “la faena difamatoria descontrolada”. ¿Qué busca el diputado? ¿Controlar las opiniones de los periodistas críticos frente a lo que él considera un “descontrol”?
Eso es cercenar el trabajo de la prensa libre, sin duda, incompatible con los principios de la libertad que dice defender.
Para justificar sus argumentos respecto de la “superioridad estética de los libertarios”, Javier Milei cuenta en su presentación ante la Justicia que el rabino Axel Wahnish, de la Comunidad Marroquí Judeo Argentina, le obsequió el libro Una historia de los judíos, de Paul Johnson, y que visitó el Museo del Holocausto.
Faltó que dijera “tengo un amigo judío”.
Finalmente, me acusa de la banalización del Holocausto.
Crecí con la sombra de la Shoá saliendo del marco de la foto sepia de una ciudad que hoy pertenece a Ucrania. Mis bisabuelos maternos, su hijo mayor, con la esposa y su nieta, posan juntos en ese retrato.
No saben que su imagen se reproducirá en todos los hogares de la familia que logró emigrar antes de que llegaran las leyes impuestas por quien consideraba superior a la raza aria.
Mis antepasados maternos y paternos, Siderer, Blanc, Lang, Plager, fueron exterminados por una única razón. Ser judíos. Tengo sangre asesinada corriendo por mis venas.
Mi hermano Ariel nació en Ascalón, Israel, cuando mi padre, Mauricio Raúl, trabajaba como médico en el hospital de la ciudad. Mi madre, Silvia, como escritora, ha dedicado gran parte de su obra literaria al tema judío, la banalización de la Shoá y el antisemitismo.
Pido disculpas por la autorreferencialidad, pero no puedo dejar pasar el hostigamiento del que soy objeto por parte del señor diputado desde el 17 de junio de 2021. No avanzo con los detalles, que eventualmente serán objeto de la contrademanda.
En todas los debates en los que participo en los medios, siempre antepongo datos y argumentos sobre las descalificaciones personales. Discuto ideas, no personas. Refuto con información y hechos probados. Justifico mis opiniones. No me defiendo apelando a cuestiones de género, sino a mi rigurosidad profesional.
Siempre digo desde dónde hablo: soy periodista, soy argentina, soy judía, soy mujer, soy madre. Defiendo la libertad. “Viva la libertad”... en serio.
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