La Justicia, vista por la gente
Cuando analizamos los resultados de distintos estudios de opinión pública que Gallup ha realizado durante la última década -en especial aquellos referidos a la Justicia- advertimos la profunda crisis de credibilidad que la afecta, al igual que a otras instituciones y grupos sociales básicos, como los partidos políticos, los funcionarios públicos, el Congreso o los sindicatos. Este escepticismo de la ciudadanía en quienes desde la función pública están llamados a representarla, si bien se ha agudizado en forma creciente, no cuestiona la legitimidad del sistema democrático sino que simboliza más bien el actual divorcio entre los individuos y las instituciones.
Por un lado, se las considera ineficientes a la hora de solucionar problemas, y por otro, existe una percepción generalizada de la ocurrencia de graves faltas a la ética dentro de ellas.
Se percibe a la Justicia como alejada de la población, al punto de no cumplir con su misión básica (ser justa/equitativa), ya sea por aparecer demasiado ligada al poder político de turno como por no solucionar con rapidez y eficiencia los litigios. Este deterioro en su imagen provoca una generalizada sensación de desprotección: entre 8 y 9 de cada 10 argentinos se sienten poco o nada amparados por la Justicia y sostienen que ésta salvaguarda poco o nada sus derechos o que favorece más a los ricos y poderosos.
La problemática de la Justicia aparece para la población muy ligada a la corrupción. Se asocia la falta de ética en su seno con la ineficiencia del sistema judicial. La mayoría de la población cree que la mejor manera de solucionar el problema de la corrupción es con una Justicia más eficiente, que aplique la ley y haga cumplir las condenas.
Una visión que resulta enriquecedora en el estudio de esta problemática es la de sus principales protagonistas. En un estudio entre jueces nacionales, realizado por Gallup en 1998, se refleja que éstos reconocen ampliamente el descrédito actual de la Justicia a los ojos de la gente. Se lo atribuyen a múltiples motivos y aluden a 5 causas: los propios jueces (algunos magistrados deshonestos que empañan con su accionar a la mayoría; otros que se exponen desmesuradamente en los medios), los medios de comunicación (excesiva difusión de hechos de corrupción o de casos resonantes), la dependencia de la Justicia con el poder político (jueces influidos por el Gobierno, la lentitud y burocracia en la resolución de conflictos (por recargo de tareas, procedimientos inadecuados, fallas de infraestructura, falta de personal, escasa informatización) y la forma de selección de los jueces (poca transparencia y poca idoneidad de algunos elegidos).
Además de explayarse en la descripción de las causas que ellos les atribuyen al descrédito de la Justicia, también mencionaron posibles caminos para paliar este deterioro: implementar mecanismos más objetivos de selección de jueces (carrera judicial, concursos, Consejo de la Magistratura confiable, Corte Suprema no politizada), mostrar transparencia y austeridad (separar a los jueces corruptos, mayor control), capacitación judicial, simplificación de procedimientos (juicios abreviados, tribunales de menor cuantía), entre otros.
Habrá que determinar los cambios más convenientes para mejorar el sistema judicial y las mejores estrategias para implementarlos. En el actual contexto suena a fuerte desafío. La gente espera soluciones. La Justicia también. La autora es presidenta de Gallup Argentina y miembro del Board de Gallup Internacional
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