La Justicia le niega el arresto domiciliario a un exmilitar que lleva un mes en huelga de hambre
El excabo Julio Flores estuvo tres años en la Fuerza Aérea y cumple una condena seis veces mayor que la que recibió Orlando Agosti, exjefe de la fuerza durante la dictadura
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Con diez kilos menos de peso y cada vez más débil, el excabo Julio Narciso Flores cumple hoy 30 días en huelga de hambre en una celda del Complejo Penitenciario Federal III de General Güemes, en Salta. “Voy a continuar hasta que tenga una respuesta. Desistir ahora sería volver a cero y seguir esperando”, relató, en un diálogo telefónico con LA NACION.
Flores solo bebe líquidos y tomó esa determinación, a la espera de que el Tribunal Oral Federal N°5 de San Martín le permita cumplir en su domicilio la condena a 25 años de prisión en una causa por violaciones a los derechos humanos. Permaneció en la Fuerza Aérea entre enero de 1977 y mediados de 1980, en el grado más bajo entre los suboficiales, y la Justicia le adjudicó responsabilidades en casos de secuestros en la Mansión Seré, el centro clandestino de detención que funcionaba en Morón.
Flores alega que solo cumplía guardias en la Brigada Aérea de El Palomar y que recibió una pena seis veces mayor que la condena aplicada al jefe de la Fuerza Aérea durante la dictadura militar, el brigadier general Orlando Ramón Agosti, en el Juicio a las Juntas.
“Es mi determinación y no le echo la culpa a nadie”, dijo, mientras su esposa, Gloria Isabel, y sus tres hijos ruegan que la Justicia escuche su reclamo.
Cuando el caso de Flores salió a la luz, a raíz de la nota publicada por LA NACION por la huelga de hambre, el exmilitar fue citado a una videoconferencia con las autoridades judiciales, pero no con el resultado que el detenido esperaba.
“No le voy a dar el arresto domiciliario”, le transmitió la jueza María Claudia Morgese Martín, presidenta del tribunal oral, según relató el exmilitar, formado en mecánica de mantenimiento de aeronaves, especialización que desarrolló en empresas privadas de la Argentina y del exterior.
“Sigo con la huelga de hambre hasta donde Dios y la Virgen lo dispongan”, escribió Flores en una carta abierta que difundió para dar a conocer su reclamo, al considerar que los fundamentos de la condena son “inconsistentes”. Solo bebe líquidos desde hace dos semanas y se somete a controles médicos diarios en la unidad penal.
En diálogo con LA NACION, Flores, de 64 años y preso desde 2014, insistió en que la sentencia se basó en el testimonio de Guillermo Macelo Fernández, un exmilitante de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), que permaneció cinco meses detenido en la Mansión Seré. Luego de que le fuera exhibida una fotografía 4x4 del legajo de Flores en la Fuerza Aérea, estimó que se parecía “en más de un 50 por ciento” y, como dato adicional, se refirió a que tenía “un acento porteño”.
La semana pasada, el investigador José D’Angelo denunció en el juzgado federal N°4, a cargo de Ariel Lijo, que el citado Fernández cobró tres veces la indemnización prevista en las leyes reparatorias para las personas que permanecieron detenidas ilegalmente y vivieron en el exilio durante el período militar.
D’Angelo pidió que se investigue el pago de $38 millones a Fernández, cuando le correspondían $10,3 millones por los 155 días que estuvo en cautiverio y los 2190 días de “exilio forzado” en Francia. Según la denuncia, tramitó el cobro del beneficio en tres expedientes distintos.
La huelga de hambre
“Escribo estas líneas a modo, no sé si decir de despedida o hasta luego, porque allá vamos todos. Lo hago ahora porque estoy seguro que en unos días no voy a poder hacerlo”, dijo el exmilitar condenado, en un texto en el que incluye pronósticos trágicos y acusaciones contra el tribunal que lo condenó y le niega la posibilidad de cumplir la pena en su domicilio.
Al dar a conocer el caso, Flores había declarado a LA NACION: “Si me tengo que morir, me muero; a lo mejor, es mi libertad definitiva”.
El suboficial Flores cuestionó en la carta la política de derechos humanos aplicada por los gobiernos del kirchnerismo, y los criterios que sigue la Justicia en la revisión de los sucesos de la década del 70. “Mi patria Argentina es el único país de la Tierra donde se pondera a los terroristas, se los alaba en actos oficiales diciéndoles ‘juventud maravillosa’ y donde se festejan los actos terroristas”, relató el exsuboficial.
Interpretó que las autoridades del Ministerio Público que intervienen en el caso, de acuerdo a las explicaciones que presentaron en la videoconferencia, consideran que su decisión de recurrir a una huelga de hambre para reclamar la detención domiciliaria constituye “una extorsión”.
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