La intimidad del Gobierno: de la “semana de oro” a la anarquía, las corridas, los llantos y los despidos sin piedad
La historia detrás del despido de Mondino y su desconexión con Milei; los cortocircuitos en la narrativa oficial; el doble juego K que atrae a la Casa Rosada y el plan para la Justicia
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Diana Mondino estaba en modo detox. Venía de un golpe tras otro: la renuncia de su segundo, Leopoldo Sahores; el garrafal error del comunicado que llamó Falklands a las islas Malvinas; la carta del Presidente a los diplomáticos para exhortarlos a un alineamiento ideológico. Ella quería salir del torbellino e incluso hizo gestos para oxigenar a su equipo más cercano. No veía venir un problema con el voto en la ONU en contra del bloqueo comercial de los Estados Unidos a Cuba. Había figuras de la Casa Rosada que estaban al tanto. En su cabeza, la propuesta de los profesionales de carrera del Palacio San Martín coincidía con la definición política del Gobierno. Le daba tranquilidad el hecho de que, incluso, se había pensado una narrativa para explicar el voto en Naciones Unidas. Ultraoficialista, “La Derecha Diario” llegó a escribir un tuit: “Esperable: el Gobierno votó a favor del libre comercio y en contra de los bloqueos comerciales”.
Que Javier Milei optara por echarla, sin meditarlo un minuto, descolocó a Mondino. “Destrozada anímicamente”, dijeron quienes la vieron en ese momento. Con el correr de las horas quedó más en claro el nudo de la cuestión. Si bien el voto de la Argentina en la ONU era conocido por funcionarios de la Cancillería con línea directa con la Casa Rosada (y –según múltiples fuentes- varios colaboradores de Balcarce 50 estaban anoticiados), Mondino no consultó al Presidente. Es decir, muchos lo sabían, pero Milei no.
El desgaste que la excanciller fue acumulando en el último tiempo por cortocircuitos entre las posturas de “La Casa” y la línea de Milei, la intervención de Karina en la política exterior y el patrullaje ideológico de la Casa Rosada, erosionaron completamente el canal directo que Mondino supo tener con Milei. En los días de la transición, allá por diciembre, ella prácticamente le ponía el teléfono en la oreja al líder libertario cuando los presidentes del mundo querían felicitarlo por su triunfo. Ahora, la excanciller no quiso -o no pudo- validar con su jefe un tema tan sensible como el posicionamiento frente a Cuba.
Lo que siguió al despido de Mondino fue el desorden. Apenas Milei tomó la decisión en Olivos, la información se filtró a los medios. En Balcarce 50 hubo corridas de distintos colaboradores al despacho de Santiago Caputo para contener la situación. Justo en ese momento, en Diputados se estaba preparando una conferencia de prensa del diputado de La Libertad Avanza (LLA), José Luis Espert. Iba a comunicar que el Gobierno proponía suspender las PASO de 2025 y eliminar el financiamiento de los partidos políticos para –con ese ahorro- subir las partidas universitarias. De manual: “Que pague la política si quieren más plata para las universidades”. Pero el anuncio de Espert finalmente se suspendió. Además del cambio de agenda por la salida de Mondino, Pro estaba en llamas por la movida inconsulta del oficialismo.
La comunicación del cambio en el gabinete también tuvo fallas. Empezó a circular que a Mondino “le hicieron una cama” –versión que en Balcarce 50 negaron enfáticamente- y luego la excanciller y su primer anillo dejaron trascender que “la Casa Rosada sabía” del voto a favor de Cuba. Todos los esfuerzos oficiales estuvieron puestos en desmentir que Karina y Caputo hubieran estado al tanto.
Lo llamativo, si se mira la foto grande, es cómo el Gobierno pasó de la “semana de oro” con la euforia por los resultados económicos y la recuperación de la iniciativa, al regreso de la anarquía, los teléfonos descompuestos y los despidos sin misericordia, que provocaron llantos.
La semana pasada, en Balcarce 50 se vivieron momentos de éxtasis cuando se informó el cierre del AFIP mientras el riesgo país viajaba a la baja y Milei volvía a subir en las encuestas. Incluso regresó a la sede de gobierno la exsecretaria de Comunicación Belén Stettler para ayudar a maximizar los anuncios de medidas. Esta semana, la atmósfera cambió: se impuso la comunicación de crisis y la pérdida del control en la narrativa.
Lo otro que quedó en claro es que el Gobierno no tiene problema en avanzar con definiciones políticas sin tener en claro cómo instrumentarlas. Por ejemplo, se anunció una “auditoría” en el cuerpo diplomático para “identificar a impulsores de agendas enemigas de la libertad”, pero aún no hay claridad sobre cómo hacerlo. Para los funcionarios de carrera del Palacio San Martín es una caza de brujas en Halloween y un hecho grave sin precedentes.
Aunque no se vio, con la AFIP también hubo cierta improvisación. Había dos planes. Uno –el que quería el “triángulo de hierro”- era eliminar el organismo y dejar sin cúpula a la Dirección General Impositiva (DGI) y a la Dirección General de Aduanas (DGA). El otro, de menos impacto, era sostener a una agencia que las aglutinara y sostener a Florencia Misrahi al frente. En las horas previas al anuncio se impuso la última opción y se apuró un nombre, ARCA. No se fue a fondo porque la operatoria del organismo recaudador se iba a dificultar y nadie quiso incomodar a Luis Caputo. La funcionaria, no obstante, quedó más debilitada.
El fantasma destituyente
En el frente legislativo también hubo malas noticias para el Gobierno esta semana. En Diputados la oposición avanzó con el proyecto para limitarle al Poder Ejecutivo el uso de los decretos de necesidad y urgencia (DNU). Unión por la Patria, Encuentro Federal y Democracia para Siempre (el flamante bloque de los radicales duros) votaron un dictamen de mayoría. Milei dice que es una movida destituyente, según confiaron dos personas que hablaron con él. El Presidente cree que hay un sector que quiere que el Gobierno sufra un revés en el Congreso (con un insumo clave como los DNU) para que los mercados reaccionen negativamente y hagan tambalear a su gestión. De ahí la muletilla del “golpe de Estado” contra Fernando De la Rúa.
Cuando ve esos fantasmas, Milei no apunta tanto al kirchnerismo como a dos exPro, Nicolás Massot y Emilio Monzó (Encuentro Federal). En la intimidad, el Presidente dice las peores cosas de ellos. La postura de Cristina Kirchner, como siempre, no es tan lineal. Está claro que Unión por la Patria en el recinto votaría a favor de un dictamen que ya firmó para limitar los DNU. Pero ¿por qué Eduardo “Wado” De Pedro dijo esta semana que “el próximo gobierno peronista tiene que tener un DNU más grande que el de (Federico) Sturzenegger”? Antes, Máximo Kirchner había dicho que “el veto es una facultad constitucional del Presidente”. “Cristina está diciendo ‘si quieren voltear a Milei, conmigo no cuenten’”, analizó un referente político que esta semana pasó por la Casa Rosada.
En Balcarce 50 miran con cierta admiración el doble juego político K. Los libertarios también hacen sus picardías. El lunes, Guillermo Francos invitó a la Casa Rosada a Jorge Yoma, abogado de La Rioja y apoderado de la lista de Ricardo Quintela en la interna del PJ. El riojano le pidió por WhatsApp al jefe de Gabinete: “Hermano, haceme pasar a tu privada por adentro”. Cuando llegó a la sede de gobierno, a Yoma lo hicieron desfilar por el Patio de las Palmeras, a la vista de todos.
En ese encuentro -orquestado para que se supiera- Yoma le llevó a Francos la demanda de La Rioja contra la Nación ante la Corte Suprema por el retaceo de fondos a la provincia. El distrito de Quintela es el único que este año emitió una cuasimoneda, los chachos. “La Corte no nos notificó la demanda”, le contestó el jefe de Gabinete, pese a que el máximo tribunal corrió vista el 20 de agosto. Se trata de la misma Corte que el Gobierno quiso cambiar mediante un acuerdo con el Instituto Patria, que quedó trunco. Ahora Milei buscará otros aliados para impulsar los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla.
Constantemente, el Gobierno reparte el juego, desorienta a sus interlocutores, y promueve la atomización de la oposición. El lunes, el Gobierno enviará el tirón de 150 pliegos de jueces al Senado. La Casa Rosada eligió a candidatos distintos de los que pidieron muchos gobernadores. Es una manera hostil de invitarlos a negociar.
En Pro siguen de cerca el diálogo del titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, con el presidente del bloque de la UCR, Rodrigo De Loredo. Cristian Ritondo, titular de la bancada amarilla, se sorprendió en la última reunión de mesa legislativa cuando abrió la puerta y se encontró con su par del radicalismo.
La escisión del bloque radical dejó una bancada de 20 legisladores con un criterio cooperativo con el Gobierno. “Con De Loredo el Gobierno nos mete presión a nosotros, porque tienen a los radicales de rueda de auxilio. Nosotros no podemos perder el lugar de principales aliados”, dijo un diputado de Pro.
Otro legislador amarillo aportó: “No es un tema con Rodrigo, el problema es que el Gobierno sigue sin avisarnos las cosas”.
Si bien algunos eventos sociales permitieron un mejor relacionamiento personal, macristas y mileístas siguen siendo “frenemies”. Hay una desconfianza tóxica. La semana pasada, Ritondo hizo de anfitrión de un asado para juntar a diputados de Pro con Santiago Caputo y Menem. Al día siguiente, recibió un llamado de Jorge Macri avisando que la legisladora porteña Pilar Ramírez, principal alfil de Karina en la Ciudad, iba a presentar una “ley bases porteña” que no estaba acordada.
Ritondo fue raudo al despacho de Caputo para pedirle explicaciones, pero el plan había sido ideado por la secretaria General de la Presidencia. Se encontró cierta distensión cuando Ramírez, acompañada por el titular de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), Nicolás Pakgojz, mantuvo una reunión de coordinación en la sede de Uspallata con el jefe de gabinete de la Ciudad, Néstor Grindetti. Ella presentó su proyecto de ley igual, pero lo anunció con un tuit, sin demasiados fuegos de artificio.
En la cena de camaradería en lo de Ritondo, Caputo siguió instrucciones del Presidente y transmitió que la intención del Gobierno es llegar a un entendimiento con Pro para las legislativas del 2025. El asesor presidencial, que venía minimizando la potencia electoral de los amarillos, ahora habla de esquemas “de mutuo acuerdo” distrito por distrito. De todas formas, esa noche, el estratega de Milei dejó en claro lo que él quiere: que LLA compita con Pro en la Ciudad para llevarse las tres bancas del Senado. La conclusión fue que las decisiones se tomarán al filo del cierre de listas, con encuestas en la mano. “Nadie sabe lo que va a pasar en mayo… Bah, yo sí sé”, lo escucharon bromear después al consultor libertario en Balcarce 50.
Cerca de Karina Milei son claros: “Queremos jugar en todos los distritos y en todas las instancias”. Este fin de semana la secretaria General de la Presidencia estará de gira por Entre Ríos y Santa Fe.
Para dar vuelta la página del affaire Mondino, Milei cerró la semana con dos ministros que le traen buenas noticias. Primero compartió un acto con Bullrich y la Policía Federal y luego visitó a “Toto” y a su equipo en el Palacio de Hacienda. “Para cargarle combustible a la motosierra”, dijo el Presidente al compartir la foto de familia. El jefe de Estado debe decidir hasta dónde negocia el Presupuesto del año próximo. En la Casa Rosada amagan, de movida, con no convocar a sesiones extraordinarias. Toda una señal.
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