La intimidad de la cumbre entre Rodríguez Larreta y De Pedro y la “derrota” que les advirtió la Corte
La audiencia entre el jefe de gobierno porteño y el ministro del Interior con el máximo tribunal estuvo marcada por un “espíritu acuerdista”, pero los jueces les trazaron una clara advertencia
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Hubo espíritu dialoguista. El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, le dijo a los cuatro jueces de la Corte Suprema que “existía vocación de diálogo y consenso por parte de la Ciudad de Buenos Aires” para acordar una solución a la quita de fondos coparticipables dispuesta por la Nación hace dos años. Y el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, señaló que la Nación “también estaba dispuesta a dialogar”, según el acta que ambos firmaron en Tribunales.
No obstante, el presidente de la Corte, Horacio Rosatti, les advirtió a ambos por separado y a solas que, de no llegar a un acuerdo en 30 días hábiles, los jueces se iban a abocar a resolver las medidas cautelares: en criollo, que podían suspender la quita de fondos hasta que se conozca la sentencia de fondo, que aunque al final del día sea favorable a la Nación, puede demorar años. Es decir: mejor que acuerden porque si la Corte resuelve es posible que ambas partes queden insatisfechas, dijeron a LA NACION fuentes al tanto de la intimidad de la reunión.
La Corte vio buena predisposición real de ambas partes para acordar, en la reunión que se desarrolló en el coqueto salón Bermejo del cuarto piso del Palacio de Tribunales. La audiencia arrancó con las palabras de Rodríguez Larreta, que utilizó 10 minutos para dejar sentada la posición política de la Ciudad. Luego, el procurador porteño, Gabriel Astarloa, y el subsecretario de Finanzas, Abel Fernández Semhan, abordaron las cuestiones técnicas.
Luego habló Wado de Pedro, que sentó la postura política dialoguista del gobierno nacional y, tras él, el subprocurador Horacio Diez. Al termino intervinieron los jueces de la Corte: les dijeron a los funcionarios que no querían que les hablaran del expediente, porque ya lo conocían, como así tampoco de los antecedentes históricos del problema, sino de los posibles puntos de contacto.
La idea era auscultar si efectivamente las partes tenían voluntad de conciliar. Hubo preguntas escritas y preparadas, pero lo mejor fue lo que surgía de las mismas respuestas. Arrancó Rosatti la audiencia y preguntaron Carlos Rosenkrantz, luego Juan Carlos Maqueda y Ricado Lorenzetti. Rosatti retomó la palabra para reservarse las últimas preguntas.
Del interrogatorio surgió que ambas partes tenían lados vulnerables en sus planteos. Y quedó claro que si en 30 días hábiles no acuerdan, la Corte se iba a avocar a resolver las medidas cautelares: las planteó la Ciudad y consisten en que la Nación deje de descontar los fondos.
Tras ese interrogatorio hubo un cuarto intermedio de 10 minutos, durante el cual los jueces se retiraron a solas. Al regreso, fijaron el plazo de 30 días y la exigencia de un informe semanal oral de las partes ante la secretaría para monitorear los avances de la conversación. Mas allá de la buena voluntad de ambas partes, se percibía que Rodríguez Larreta tenía la autonomía necesaria para decidir. Por el lado de la Nación, en cambio, se evidenció que un acuerdo depende de todos los actores del Frente de Todos: el kirchnerismo y el albertismo. De ahí la incógnita acerca de cómo llegar a buen puerto.
Luego hubo un encuentro a solas, por separado, entre Rosatti y De Pedro y Rodríguez Larreta. Después se sumaron el resto de los jueces. En esa charla a puertas cerradas les advirtieron a los funcionarios que tengan la posibilidad de resolverlo ellos o que lo haga la Corte. Y remarcaron que, cuando resuelve la Corte, deja insatisfecha a la mayoría de las partes. Alguien va a quedar herido en mayor medida.
Los jueces destacaron también la necesidad de que la política se haga cargo de este problema y subrayaron que el Congreso está en deuda, porque no dictó una ley de coparticipación como lo señaló la Constitución reformada en 1994, donde Rosatti, al igual que Maqueda, fueron constituyentes. Una deuda de 22 años.
Los temas en debate están centrados en dos cuestiones fundamentales:
- el quantum: hay desacuerdos sobre la cantidad de personal de la Policía Federal transferido a la Ciudad y la remuneración promedio de esos efectivos para calcular el monto que debe transferir la Nación. Las fuentes coinciden en que hay diferencias, pero se pueden zanjar.
- el mecanismo de pago: existen diferencias sobre la manera de hacer efectivo ese traspaso de fondos; si mediante una quita de puntos de la coparticipación federal como hasta ahora (la Nación pasó de girarle a la Ciudad 3,5 puntos a 1,98) o si mediante una suma fija que se actualice anualmente, como lo estableció la ley.
Los jueces de la Corte despidieron a la funcionarios de la Ciudad y de la Nación con una recomendación: que no hicieran declaraciones públicas altisonantes, para respetar el clima de diálogo que imperó en la audiencia. Tanto De Pedro como Rodríguez Larreta cumplieron.
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