La interna entre Larreta y Bullrich llegó a la “casa de Pro”: cruce de acusaciones por las cuentas del búnker macrista
La disputa entre el jefe de gobierno porteño y la titular de Pro por la candidatura presidencial se siente en la sede partidaria; reclamos por los cortes de servicios y las deudas
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La feroz interna entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich por la candidatura presidencial se trasladó al edificio de cinco plantas ubicado en la calle Balcarce 412, donde funciona el búnker de Pro. Durante el último tiempo, el mantenimiento de la sede partidaria -que la fuerza fundada por Mauricio Macri compró en 2018 por unos 2.000.000 de dólares- se convirtió en un nuevo factor de tensión entre las tropas que responden al jefe porteño y los laderos de la exministra. Es que, al calor de la pelea por 2023, hay cruces de acusaciones y pases de factura por los costos de la manutención de la base de operaciones del macrismo.
Con fondos insuficientes para cubrir el funcionamiento del inmueble, en el que conviven emisarios de las distintas tribus de Pro, Bullrich enfrenta dificultades financieras, no solo para pagar las cuentas de los servicios de limpieza e internet -por ahora no hubo problemas con la luz y la seguridad-, sino también para abonar las cuotas en moneda extranjera de la membresía del partido en la Unión Internacional Demócrata (IDU) y de la Unión de Partidos Latinoamericanos (UPLA). Las deudas acechan y los fondos escasean en las arcas partidarias.
El estado de la “casa de Pro” o “Balcarce”, como le dicen los líderes del macrismo, ya genera bronca y suspicacias entre legisladores y referentes nacionales de Pro. Algunos diputados que visitaron las oficinas durante los últimos días se quejan por la falta de higiene en los baños y mantenimiento de los salones. “La sede del partido se viene abajo. Es un papelón que no podamos pagar las facturas o las cuotas”, grafica un dirigente nacional de Pro que no responde ni a Larreta ni a Bullrich.
Mientras que los “halcones” acusan al jefe porteño de retacear aportes para sostener el búnker partidario y piden “coparticipar” recursos, los larretistas hacen comentarios mordaces sobre la tarea de Bullrich como presidenta de Pro y la responsabilizan por la situación en el refugio de Pro. “Si va a administrar el país como el partido, la Argentina va a ser un desastre”, lanza, con zozobra, un alfil de Larreta. En diciembre, dicen en el larretismo, el pasivo ascendía a los doce millones de pesos.
“¡Los muchachos no quieren pagar las cuentas! Es el único distrito donde gobierna el Pro y no se quieren hacer cargo”, lanzan uno de los escuderos de Bullrich.
Cerca de la exministra de Macri reconocen que las arcas partidarias están flacas y se quejan de que los emisarios del alcalde solo se encargan de mantener un sector del primer piso, donde trabajan los equipos de administración y legales de Pro CABA. “Ahí tienen hasta manzanas y en el quinto piso -donde está la oficina de la presidencia- no nos ponen ni papel higiénico”, braman cerca de Bullrich. Los larretistas alquilan una parte del primer piso -la sede histórica del macrismo porteño funciona en la calle Tacuarí- y se encargan de pagar expensas o costear el servicio de limpieza. Lo propio hacen la Fundación Pensar o el Pro bonaerense, que compró el cuarto piso hace menos de dos años, post derrota de Macri. “Parece una pelea de consorcio”, bromea un alfil de Pro sobre la pulseada en el refugio del macrismo.
En el entorno de Bullrich, quien recorre Estados Unidos para reunir apoyos y mostrar contactos en el exterior, sospechan que Larreta busca obstaculizar la carrera del titular de Pro por la Presidencia. “Se piensan que Patricia no va a ir porque hay olor a baño”, comentan.
Desde la derrota electoral de Cambiemos en 2019, las autoridades de Pro nacional no cuentan con los aportes mensuales que hacían los ministros y funcionarios del gobierno de Macri para mantener la sede partidaria. Era una porción de sus sueldos. En ese entonces, recaudaban más de un millón de pesos por mes, mientras que ahora ingresan a las arcas partidarias apenas $200 mil, según fuentes de Pro. El partido se sostiene gracias a las contribuciones de sus afiliados, fondos de fundaciones o sponsors y los aportes anuales que hace la Dirección Nacional Electoral (DINE), a cargo del Ministerio del Interior.
Con la caída de ingresos y el aumento de los costos por la inflación -fuentes macristas dicen que el rango de aportes no se actualizó-, Bullrich tuvo problemas para pagar los servicios de limpieza e internet. También lidia con una deuda con la Unión Internacional Demócrata (IDU): “Debemos dos cuotas. Son unos 10.000 dólares”, dicen en el entorno de la exministra. Desde Pro CABA, que responde a Larreta, se jactan de que colaboraron en diciembre pasado con más de $3 millones para costear la deuda con la UPLA. Y dicen que los funcionarios porteños aportan a las arcas del partido de la Ciudad.
En las filas larretistas creen que Bullrich se “apropió” de la sede de Pro para construir su proyecto presidencial. Es más, la acusan de haber administrado mal y haber “desfinanciado al partido”. Ponen la mira, sobre todo, en los fondos que aporta al Pro la Fundación Konrad Adenauer, con el objetivo de contribuir a la capacitación de dirigentes. “Usa esa plata para sus viajes al interior”, acusa un dirigente del larretismo, molesto con la filtración de la disputa. A Bullrich también le achacan que haya corrido a José Torello, exjefe de asesores de Macri, quien se encargaba de reclutar sponsors para financiar la sede del partido.
Los laderos del alcalde argumentan que apenas pisan la sede partidaria -un puñado de contadores y administrativos habitan el primer piso- y que decidieron contratar su propio servicio de limpieza para mantener las oficinas. “La sede de la Balcarce se usa poco en los años pares -en los que no hay elecciones-, pero la señora lo utiliza como su búnker de campaña. Y se consume mucha luz y agua. Los mismos que se quejan por el estado del edificio son los que lo administran”, espeta un larretista, en plena pulseada por el mantenimiento de la base de Pro.
Frente a esas versiones, los “halcones” que escoltan a la exministra redoblan la apuesta: dicen que Bullrich no usa “Balcarce” como búnker para su proyecto presidencial, sino sus históricas oficinas en la Avenida de Mayo. Y lanzan: “Que ellos digan que regalan contratos de la Ciudad para captar dirigentes en el interior y que viajan los equipos de comunicación del gobierno para ofrecerles asesoramiento de campaña”.
Las dificultades financieras que enfrenta el Pro pusieron en alerta a varios dirigentes de peso del partido. Semanas atrás hubo una reunión entre autoridades partidarias y jefes parlamentarios del macrismo para discutir un esquema de financiamiento y un “aporte extraordinario” de legisladores nacionales que permitan robustecer la recaudación de Pro y paliar la crisis. No hubo acuerdo. Es que los diputados y senadores de Pro aportan, según establece la carta orgánica del espacio, a las sedes del partido en sus provincias.
En 2018, el Pro decidió comprar el edificio de Balcarce 412, donde funciona su sede nacional desde 2014. Allí, Macri, que ocupaba el quinto piso, y Marcos Peña tejieron la campaña que llevó al partido a la presidencia en 2015 o los planes de gobierno de Cambiemos. En ese momento, las autoridades partidarias decidieron invertir alrededor de 42 millones de pesos (más de US$2.000.000) para adquirir el inmueble a una sociedad de inversión. Lo alquilaban desde 2014, cuando Macri aceleró el armado de su proyecto presidencial, por una suma cercana a los 500.000 pesos.
No solo decidieron adquirir el edificio porque estimaban que esa operación les generaría un ahorro a largo plazo -ya habían hecho reformas estructurales y quería evitar el costo de una mudanza-, sino como una señal de su “vocación de permanencia en el poder”.
“Cada problema que tuvimos [con los servicios], lo resolvimos. Hasta fines de 2019 estábamos más cómodos y ahora cada vez entra menos plata. Espero que los jefes del partido estén preocupados”, se lamenta un soldado neutral desde Balcarce 412.
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