La interna de los Báez: entre la férrea defensa del padre y la decisión de colaborar
Dos de los hijos de Lázaro entregaron datos que comprometen a Cristina; antes fracasó una negociación para acotar el efecto judicial
Hubo un día, a fines del año pasado, en el que Lázaro Báez analizó convertirse en arrepentido. Sus hijos menores se reunieron en Tribunales con el fiscal Guillermo Marijuan y un funcionario del Ministerio de Justicia. Se informaron sobre los términos de lo que señala la ley y se mostraron preocupados por su futuro judicial y el de su padre.
La cuestión avanzó al punto de que se había designado a un abogado santacruceño para que intervenga en la causa. La estrategia incluía aportar información que iba a terminar por complicar a Cristina Kirchner, pero al mismo tiempo desligar a sus hijos y eventualmente al padre de las causas judiciales que enfrentan por sus negocios con el kirchnerismo.
Pero eso no ocurrió. El día de la reunión, el abogado de Báez, Maximiliano Rusconi -con una estrategia diferente y opuesta a la de los hijos menores- ingresó en tribunales un escrito en el recusaba a Marijuan y pedía su apartamiento del caso. Equivalía a una declaración de guerra. Sus consejos de último momento convencieron a Báez de dar marcha atrás con su decisión. Y Báez siguió preso en el penal de Ezeiza.
Está dispuesto a aguantar al menos tres años. Lo máximo que puede estar detenida cualquier persona con prisión preventiva, sin condena. Piensa en su seguridad y en la de su familia y eso lo persuade de mantenerse callado. Aunque este escenario es inestable. Bastaría un gesto o que lo destraten o que pase algo que lo enoje y le haga perder la paciencia para que deje de lado la prudencia. su temperamento se pondrá a prueba esta semana, cuando le toque declarar ante Bonadio.
Martín Báez , el hijo mayor y quien está mas cerca suyo entendió su negativa a no declarar a fines de año pasado, pero sus hermanos Leandro y Luciana no lo toman igual. Así lo reconstruyó LA NACION al dialogar con allegados a los dos sectores de la familia. El padre y los dos hijos menores están parados en lugares opuestos en las causas que lo complican: "la ruta del dinero K" y los Sauces.
En la primera -donde declaró Leonardo Fariña ante el juez Sebastián Casanello y está el video de Martín Báez en la Rosadita contando millones de dólares la inteligencia fiscal de Suiza detectó que los hijos de Báez son beneficiarios de cinco cuentas bancarias en Suiza de empresas offshore radicadas en Panamá y Uruguay, donde acumularon 25 millones de dólares. Los hijos aparecen allí como testaferros de su padre.
En Los Sauces, los hijos aparecen firmando los cheques de alquiler de departamentos que pagaba el grupo Báez a la empresa de los Kirchner para alojar a los obreros del norte argentino que venían a trabajar al Sur a asfaltar rutas santacruceñas. Los pagos son elevados. Los Sauces facturó a las empresa de Báez entre 2009 y 2016 casi $ 26 millones y Los Sauces y otras empresas incluidas las del grupo Báez realizaron transferencias recíprocas en ese período por 63,5 millones de pesos. Si se considera que Báez recibió obras públicas por $ 16.000 millones en el kirchnerismo, éste sería el monto del retorno.
Esta situación complica a los hijos menores de Báez que decidieron cambiar de estrategia y de abogado. Asesorados por Ariel Schettini, Leandro y Luciana se diferenciaron de Martín y de su padre y decidieron no esconderse más, mostrarse ante Bonadio. Esta semana en sus indagatorias del miércoles y jueves contestaron las preguntas del juez y del fiscal Rívolo, para mostrar que están dispuestos a exponerse como quien no tiene nada que ocultar.
Destacan que su situación es diferente de la de su hermano Martín. Leandro Báez, en 2003, cuando empezó Austral Construcciones tenía 13 años y Luciana Báez tenía 23. No estaban en el negocio como Martín. Hay que considerar además el contexto en el que se movían: un padre que concentraba las decisiones, acostumbrado a mandar, que no les daba explicaciones. En ese lugar quieren mostrarse los hijos menores de Báez que -señalan sus allegadosdicen que no tiene problemas en colaborar.
Hasta cierto punto, claro. Con sus declaraciones de esta semana se quedaron en la puerta. Ellos dicen que no saben más. Que los negocios de Néstor Kirchner y Báez quedaban tabicados entre ellos. Que no se preguntaba nada y no se comentaba nada. Pero en sus declaraciones de esta semana, los hijos menores de Báez le ofrecieron en bandeja al fiscal Rívolo declaraciones como para procesar a Cristina a Kirchner por negociaciones incompatibles con la función pública.
Primero Leandro Báez explicó que las empresas del grupo realizaron refacciones en la casa de Cristina Kirchner en la calle Mascarello 441 de Río Gallegos. "Se hicieron reformas, si mal no recuerdo estaban cargo del arquitecto Roberto Gómez, que era el representante técnico de Loscalzo y Del Curto", dijo. Es decir la constructora de Báez que ganaba las licitaciones para hacer obra pública, hacía reformas en la casa de la ex presidenta. Algo que podría encuadrarse, otra vez, como una negociación incompatible con la función que ostentaba la entonces mandataria.
También comentó que Austral y Loscalzo y Del Curto, sus empresas construyeron complejos de departamentos en terrenos de los Kirchner. Otra vez se repite el círculo entre contratante y contratado, confundiéndose la obra pública con las tareas privadas.
Luciana Báez completo el cuadro. Repitió como su hermano que creía que el motivo por el cual el grupo Báez eligió alojar a sus trabajadores en los departamentos de los Kirchner era la relación de amistad con el ex presidente. "Debe haber sido por la relación que tenía con Néstor y efectivamente se alquilaban las viviendas porque gran cantidad de personal de Austral construcciones y Loscalzo y Del Curto y Kank y Costilla eran del norte del país y por desarraigo se les daba una vivienda." Este alquiler se hacía aún cuando Austral tenía otras propiedades suyas destinadas para sus trabajadores. Una vez más, el locatario, el Estado bajo los Kirchner, era el que otorgaba las obras a la empresa que pagaban los alquileres, el grupo Báez. Otra conducta que podría encuadrar en las negociaciones incompatibles con la función que ostentó Cristina Kirchner.
Rívolo y Bonadio parecen tener facilitadas las cosas después de escuchar a los hermanos, aunque esperan aún más. Pero la vara está muy alta y estas declaraciones de los hijos menores dudosamente alcancen para un sobreseimiento. Leandro y Luciana tienen miedo. Ambos viven en Río Gallegos donde un grupo de fanáticos del kirchnerismo podrían tomar represalias si se corren del guión. Luciana lo declaró ante Bonadio cuando dijo que tiene miedo porque sus hijos viven en el Sur con ella.
Sólo así se explica el súbito ataque de amnesia que experimentó al final de su indagatoria en Tribunales cuando Rívolo le preguntó por otros negocios que los Kirchner tenían con su padre, por cuándo nació Austral Construcciones o cuándo tuvo su despegue económico. Todas esas respuestas la hubieran llevado a señalar a Cristina Kirchner y la obra pública que recibieron los Báez durante el kirchnerismo.
Indagatorias por Los Sauces
- Osvaldo Sanfelice: El socio de los Kirchner en negocios inmobiliarios será indagado el 1 de marzo
- Víctor manzanares: El contador de los Kirchner también se presentará el 1°
- Cristóbal López: El empresario, uno de los inquilinos de Los Sauces, se presentará el día 2
- Fabián de sousa: El socio de López será indagado el 2 de marzo
- Romina Mercado: La sobrina de Cristina será indagada el 3 de marzo
- Lázaro Báez: El empresario también se presentará el 3 de marzo
- Florencia y Máximo: Los hijos de la ex presidenta están citados para el 6
- Cristina Kirchner: La ex presidenta será indagada por el juez Bonadio el martes 7 de marzo
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