La incógnita Milei, entre el Menem 89 y el modelo “Lilita outsider”
El candidato de La Libertad Avanza evitó el riesgo de que sus enunciados desafiantes lo dejaran reducido a una opción testimonial; Juntos por el Cambio ve peligrar el sueño de convertirse en una alternativa de poder
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El domingo a la noche quedaron tres cosas claras. La primera, que Javier Milei shockeó a la política con su triunfo inesperado en las PASO. La segunda, que Juntos por el Cambio ve peligrar su destino autopercibido de realizador de una Argentina liberal republicana en versión posibilista, jaqueada por el momento por Milei, el portador de una visión libertaria que parecía un imposible, y ya no tanto. El libertario esquivó uno de sus riesgos: que sus enunciados imposibles lo dejaran reducido a un voto testimonial, sin chances reales de llevarlo al poder. La tercera, que Mauricio Macri acusó recibo y dio el primer paso, desembozado, en su estrategia de recuperación del terreno perdido: fue ante la vista de todos, en el escenario de triunfo de Patricia Bullrich en Parque Norte.
Macri, quien no era candidato a nada, ingresó seguro al escenario, se arrogó el lugar central de la noche, el discurso de cierre, desplazó del centro de la escena a la ganadora y, sobre todo, a Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales y selló la interpretación dominante con la que JxC encara la elección general de octubre. Nadie le ofreció resistencia. Una foto que es la prueba tangible de un poder interno recuperado y de un proyecto político inminente. “A partir de mañana, empieza un nuevo partido, una nueva conversación, un nuevo debate”, anunció en la cadena televisiva de hecho que se dio por la noche.
Ya no la política de partidos, que hace décadas quedó en el camino; ya no la política de coaliciones, que para Juntos por el Cambio generó en este 2023 más destrucción y pérdida de votos que crecimiento electoral en las PASO presidenciales. De la mano de Macri, llega el turno de la política de cuadrantes, en particular, el cuadrante de derecha.
¿Su arma de conquista dentro de la coalición opositora? Por un lado, el triunfo con sabor a poco de Juntos por el Cambio, que quedó segundo en la presidencial, ahí nomás del tercer lugar de un kirchnerismo en caída, cuando todo parecía indicar que iba a quedar primero. Por otro lado, la contracara de ese triunfo módico: la legitimidad que le da el “yo te lo dije”. Hace meses que Macri vio venir la tendencia Milei. Ésa fue la ampliación por la que peleó en JxC, y no la de Juan Schiaretti o José Luis Espert, que es toda de Larreta, el gran perdedor de esta elección.
Macri, Milei y la época
Desde este domingo, Macri, y también Bullrich, sin necesidad de romper por ahora JxC, están decididos a saltar el cerco conceptual de la coalición para domesticar las aristas más carnívoras del “León”. El objetivo, construir un cuadrante de derecha para asegurar hegemonía política futura, o influencia al menos, y triunfos y gobernabilidad en 2024, como horizonte de máxima.
Ese es el plan y no recién para cuando empiece a funcionar el nuevo Congreso, sino ya, en lo que queda hasta octubre. Tanto Macri como Bullrich le reconocen a Milei la consolidación de las críticas al tamaño del Estado.
Habrá que ver si la coalición resiste el plan. Radicales de peso como Ernesto Sanz y Alfredo Cornejo apoyaron abiertamente a Bullrich en la interna. El tema es si la lógica de cuadrante logra digerir el alineamiento de JxC en etapa Bullrich, con Milei y con las más indigeribles de sus reformas. En ese contexto, la candidata presidencial se convertiría en la opción moderada o institucional del cuadrante de derecha.
En lugar de poner a Milei como el enemigo a derrotar, los dos principales dirigentes de Pro buscan subir a JxC al tsunami Milei. El triunfo inesperado del adversario libertario vendido como oportunidad para el proyecto de la coalición y para la Argentina en general. En esa movida, silencian los costados más polémicos de Milei para encontrar continuidades en una concepción compartida. En esa línea, lo significativo es que hace semanas que Milei preserva a Macri de cualquier crítica. Es más, en el cierre de campaña en el Movistar Arena reconoció el aporte del expresidente.
La diferencia con la reacción del oficialismo es tajante: tanto para Sergio Massa como para Axel Kicillof, Milei es la representación de todos los males, desde el riesgo de privatización de la educación y las universidades y jubilaciones hasta la quita de derechos laborales. Como respuesta, Kicillof planteó la continuidad kirchnerista: al voto Milei busca responderle con un voto en defensa del “Estado que te protege”, dijo.
El domingo, el kirchnerismo no pareció escuchar el voto de muchos exvotantes de peronismo y se negó a renovar percepciones.
Más que un frente de frentes oportunista ante una elección, Macri y Bullrich buscan consolidar una solidaridad política entre los que comparten una mirada sobre el tamaño del Estado y su poder de intervención y la lógica del mercado. La política como hermandad de derecha, todo para dejar atrás al kirchnerismo, el verdadero enemigo según su cosmovisión, y fundar otra Argentina.
De perder la elección, al menos le asegura a JxC voz en una presidencia de Milei que llegará magra de dirigencia experimentada y de ideas realizables. En lugar de pelearse con la época, subirse a ella. Detrás de esa estrategia, hay una idea: que la tendencia Milei, sumada a la representación ciudadana que arrastra JxC en la vertiente Patricia Bullrich es representativa de un cambio de época que se consolida en la Argentina.
¿Milei es Menem 89 o Lilita 2011?
Es uno de los interrogantes centrales que abrieron las PASO este domingo: si el shock electoral de Milei representa el reseteo estructural que una Argentina bloqueada espera hace, por lo menos, más de una década, o si el fenómeno Milei de estas primarias es ave de paso que reduce su vuelo ni bien la ciudadanía descarga su bronca.
La cuestión es si el triunfo impensado de Milei en las PASO se encuadra mejor en el Menem modelo 89 o, al contrario, en una versión de la Lilita 2007-2011, pero con desgaste mucho más veloz, que sorprendió cuando quedó segunda con el 23% de los votos, detrás de Cristina Kirchner, en la presidencial de 2007, y perdió todos esos votos en la presidencial de 2011, cuando quedó última.
La incógnita Milei se juega entre convertirse en el nuevo reformador que se queda con el voto peronista y le cambie la cara a la Argentina por derecha o, en volverse, apenas, un voto emocional de rabia en una primaria sin consecuencias que podría perder ímpetu en octubre, cuando la cosa se pone seria. Un voto bronca en las PASO que en la primera vuelta se convierte en voto miedo y opta por una gobernabilidad más segura y conservadora.
En el caso de que Milei sostenga su peso electoral, la otra pregunta clave es qué tipo de cambio de régimen representa. Qué dice del futuro de la Argentina que una ciudadanía empobrecida que ahora vota cada vez más por Milei, antes votaba peronismo. Así lo hizo en estas PASO. Y también lo hizo en 2021
En las legislativas de hace dos años, esa fue la sorpresa Milei en la CABA: fueron los más pobres quienes votaron sus ideas libertarias de dinamitar el Estado y no los más ricos. En las comunas más pobres del sur de la Ciudad, en la 8, la 9 y la 10, le fue mejor: en Liniers, Mataderos y Parque Avellaneda, llegó al 18,77 por ciento.
“En 2021, Milei no le sacó votos a JxC, que no perdió votos en CABA. Milei se volvió competitivo con los 200 mil votos que perdió el peronismo”, señala el politólogo Luis Tonelli. Las mismas comunas del sur le habían dado los mejores resultados al peronismo de Massa en la presidencial de 2015, según compara Tonelli.
En la primaria presidencial de este domingo, Milei volvió a tener mejores resultados en esas mismas comunas, y se extendió a otras del sur pobre: donde obtuvo más votos fue en la comuna 8, con 27,49 por ciento. El segundo lugar en La Matanza, detrás de Unión por la Patria, y en la gran mayoría del conurbano tradicionalmente peronistas es otro dato a tener en cuenta: un Milei que le disputa el terreno al peronismo, y que dejó muy lejos a Juan Grabois. Su éxito en el tercer cordón relegó a JxC al tercer lugar.
Sin aparato territorial, sin estructura política, sin experiencia en una elección presidencial, con poca plata, Milei arrasó en las PASO. Una Argentina de trabajadores empobrecidos y el voto joven, pobre y rabioso que lo sigue, hartos ambos del paternalismo de Estado kirchnerista y que ya no se encuentra representado por el peronismo, se inclinó por Milei que con la dolarización hace soñar con un futuro que recupera un pasado dorado sin inflación.
En la oposición de JxC, empieza a crecer una nueva ambición: desarmar la Argentina peronista para rearmarla por derecha. El caudal de votos peronistas que puede arrastrar Milei se vuelven pieza clave. El tercio módico que le tocó a JxC en las PASO la puso en la ruta de la cooperación. El cuadrante de derecha podría ser el territorio donde se concrete.
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