La Iglesia expresó su preocupación por el caso Loan y reclamó la necesidad de “un Estado activo”
El Episcopado advirtió sobre la situación de muchos niños y jóvenes que son víctimas de la trata y explotación de personas; afirmó que es necesario personal formado y presupuesto para el combate de este delito
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La Iglesia expresó su preocupación por la actualidad del crimen de la trata de personas y la desaparición de Loan Danilo Peña, de cinco años, y de otros niños y jóvenes, muchos de ellos sumidos en “situaciones de empobrecimiento y vulneración de derechos”.
En una declaración, la Conferencia Episcopal Argentina reclamó la necesidad de “un Estado activo en el combate del delito de trata”, personas con formación y experiencia y “presupuesto para la prevención, la persecución penal y la asistencia a las víctimas“.
Sostuvo que esta problemática debe formar parte de la agenda de la agenda política y de los tres poderes del Estado y advirtió que “el desempleo y la informalidad en el mundo del trabajo constituyen un caldo de cultivo para la trata y explotación de personas”.
Exigió, así, que se avance en el “diseño, planificación, ejecución, seguimiento y control de las políticas públicas de prevención”.
“Es prioritario contar con presupuesto para la prevención, la persecución penal y la asistencia a las víctimas. Este es un tema transversal a todo el arco político e institucional, que requiere el compromiso para alcanzar consensos, poniendo en el centro de la agenda política y del debate legislativo, el combate de este delito en articulación entre todos los poderes del Estado”, expresó la declaración del Episcopado.
El organismo, que preside el obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, se pronunció con motivo de celebrarse el próximo 30 de julio el Día Internacional de Lucha contra la Trata de Personas, a la que define como “un crimen que viola la dignidad y los derechos humanos”.
“Con todo el pueblo argentino, manifestamos nuestro dolor y preocupación por la desaparición de Loan y de otros niños, niñas y jóvenes, muchos de ellos sumidos en situaciones de empobrecimiento y vulneración de derechos. Cuando son niños y niñas quienes desaparecen ante nuestros ojos a causa de este flagelo la herida nos duele hasta el infinito”, advierten los obispos en el primer pronunciamiento conjunto sobre uno de los casos que más conmueven a la sociedad.
Recordó, al respecto, que algunos años antes de la sanción de la normativa vigente sobre esta materia en el país, la Iglesia ha abordado el combate de la trata y explotación de personas, iluminados por el papa Francisco en “el grito de No a la trata”.
Los obispos citaron el mensaje del pontífice del 8 de febrero último, en el que anima a “abrir los ojos y los oídos, para ver a los que permanecen invisibles y escuchar a los que no tienen voz; para reconocer la dignidad de cada uno y para actuar contra la trata y contra toda forma de explotación”.
Prevención y consensos
El Episcopado constituyó el Equipo No a la Trata, que viene trabajando para extender su mirada sobre la situación actual y afirmar “la necesidad de un Estado activo en el combate del delito de trata de personas, con diseño, planificación, ejecución, seguimiento y control de las políticas públicas de prevención”. La Iglesia insiste en que “es imprescindible contar en todo el territorio nacional con personas que tengan formación y experiencia”.
El Episcopado ratificó la necesidad de contar con presupuesto para la prevención, la persecución penal y la asistencia a las víctimas. “Este es un tema transversal a todo el arco político e institucional que requiere el compromiso para alcanzar consensos, poniendo en el centro de la agenda política y del debate legislativo, el combate de este delito en articulación entre todos los poderes del Estado”, observó.
Y advirtió: “El desempleo y la informalidad en el mundo del trabajo constituyen un caldo de cultivo para la trata y explotación de personas. El trabajo digno es la prevención más eficaz contra este delito y, en particular, permite superar la prostitución, uno de los hechos más degradantes de la persona”.
“Nos unimos al papa Francisco, que ha privilegiado afrontar este tema tan doloroso en su magisterio” y llamó a no quedarse “paralizados, movilizar todos nuestros recursos en la lucha contra la trata y restituir la plena dignidad a quienes han sido sus víctimas. Si cerramos nuestros ojos y oídos, si permanecemos inertes, seremos cómplices”, advirtió el Episcopado, al citar a Francisco.
El Episcopado convocó, finalmente, a todas las comunidades “a unirnos en oración el 30 de julio, para que podamos fortalecer las distintas acciones que combatan el drama de la Trata de Personas”.
Firman la declaración la comisión ejecutiva del Episcopado, que preside monseñor Ojea e integran, también, los arzobispos Marcelo Colombo (Mendoza), como vicepresidente primero; Carlos Azpiroz Costa (Bahía Blanca), como vicepresidente segundo, y Alberto Bochatey (obispo auxiliar de La Plata), como secretario general.
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