La Iglesia dio otra muestra de apoyo al reclamo de los comedores populares contra el Gobierno
Monseñor Oscar Ojea encabezó una misa en homenaje a las mujeres que trabajan en los comedores, en medio de tensiones por la falta de distribución de alimentos por parte del Estado
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El obispo de San Isidro y presidente del Episcopado, monseñor Oscar Ojea, encabezó una misa en la iglesia Virgen del Milagro de Caacupé, en Ciudad Evita (La Matanza), en homenaje a las mujeres que colaboran en comedores comunitarios. La celebración se realizó en medio de tensiones entre la Iglesia Católica y el Gobierno por la decisión oficial de frenar el reparto de alimentos para las organizaciones sociales.
En la misa se leyó el pasaje del Evangelio que cuenta que Jesús les pidió a sus discípulos que ellos le dieran de comer a la multitud que los había seguido hasta una zona desértica. Después, monseñor Ojea ofreció su mensaje en la parroquia Virgen de Caacupé. “Jesús se pone en el lugar de aquel que tiene hambre. Los discípulos piensan: ‘Qué se arreglen como puedan; si tienen hambre, que se vayan y se arreglen’. Los apóstoles se olvidan de la compasión de Jesús. Cómo nos ha pegado esa dureza de corazón. Está tan metida dentro de nosotros y es tan contraria al Evangelio”, señaló.
“El pan es nuestro. No me puedo desentender. Cada uno sabe qué grado de responsabilidad tiene con respecto al hermano”, agregó el titular de la Conferencia Episcopal Argentina.
“Tantas madres escucharon estas palabras de Jesús a los apóstoles: ‘Dénles ustedes de comer’. No solo son madres de sus hijos, [ustedes] son madres de tantos chicos en el barrio, de los chicos y las chicas del pasillo”, sostuvo Ojea.
Monseñor Ojea destacó el trabajo de las encargadas de los comedores y manifestó que su labor es vital: “Estamos trabajando para no entregar nuestros barrios al narcotráfico, al enemigo que va formando un Estado dentro del Estado”.
El presidente de la Conferencia Episcopal advirtió también que, en algunos casos, se viven situaciones de violencia en los comedores cuando se quedan sin comida suficiente para quienes se acercan. Afirmó que los responsables de esos espacios suelen recibir reproches y que los acusan de quedarse con la comida, de guardársela. “Pido al Señor que nos cure de la violencia y la confusión en la que podemos entrar”, dijo.
La ceremonia, impulsada por el Equipo de Sacerdotes de Barrios Populares y Villas de la Argentina, se desarrolló en una parroquia que es parte del predio de San José Obrero, la obra del Padre Nicolás Angelotti (conocido como “Padre Tano”), ubicado a metros de las villas Puerta de Hierro y San Petersburgo.
La consigna “La vida como viene”, estribillo de una de las canciones entonadas en la misa, dominó la ceremonia, que fue convocada como una reivindicación a las cocineras y encargadas de comedores. “En estos tiempos de crisis y confusiones, nos duele que a muchas de estas doñas se las haya acusado de robar o vender los alimentos”, señalaron los curas villeros en la convocatoria a la misa que celebraron este miércoles.
Ojea había ingresado al santuario cerrando un grupo de 40 sacerdotes que participaron de la ceremonia. Entre ellos, estaba monseñor Gustavo Carrara, quien días atrás pidió disculpas por los cánticos contra el presidente Javier Milei en una misa que él encabezó en el barrio de Constitución. “La Patria no se vende”, fue la consigna que se escuchó en esa misa. En cambio, en la ceremonia de este miércoles en Ciudad Evita no se evidenciaron expresiones políticas, más allá de alguna mano aislada con los dedos en “V” en el momento de entonar el Himno. El único dirigente político que se hizo presente fue el referente piquetero Raúl Castells.
Afuera, sobre la calle Castillo casi en su cruce con la avenida Crovara, se colgaron banderas de distintas parroquias. Dentro de la iglesia, abundaron los carteles con nombres de distintos comedores. Una cocinera de un comedor de la Villa Zavaleta, en la Capital Federal, y otra de una parroquia de Moreno Sur, en la provincia de Buenos Aires, hablaron en el cierre de la misa.
Antes del momento de la comunión, los sacerdotes recibieron ollas y tuppers de parte de los feligreses y los colocaron en el altar de la parroquia. Ojea propuso bendecir las manos de las encargadas de los comedores. En el cierre de la ceremonia, un grupo de cocineras subió a recibir de manos del titular de la Conferencia Episcopal y frente a la imagen de la Virgen de Caacupé, bandas con los colores de la Bandera y la inscripción “Madre de la Patria. ¡Gracias!”.
Cuando la misa terminó, detrás de la iglesia se entregaron porciones de guiso que habían sido preparadas en una olla popular.
Antecedentes
Después de lo que ocurrió en una misa en la Iglesia de la Santa Cruz, en el barrio porteño de San Cristóbal -donde los participantes cantaron “la patria no se vende” contra el presidente Javier Milei-, se dio una situación similar en la parroquia Inmaculado Corazón de María, en Constitución. La celebración fue oficiada por el vicario general del Arzobispado de Buenos Aires y obispo auxiliar, monseñor Gustavo Carrara, quien después dio explicaciones en un comunicado y pidió disculpas “al que pudiera sentirse ofendido”.
Al igual que en la misa anterior, en Constitución las imágenes se viralizaron por las redes sociales. En las grabaciones se observa que tanto quienes asistieron a la misa como algunos de los monaguillos cantaron “la patria no se vende”. El tema suele primar en las movilizaciones políticas, sobre todo en las encabezadas por el kirchnerismo y las organizaciones sociales.
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