
La hija de un ex represor quiere quitarse el apellido de su padre
"El debería haber estado preso", dijo Pretti Vagliati, de 33 años
LA PLATA.- Ana Rita Pretti Vagliati, de 33 años, se presentó ante la justicia de Lomas de Zamora y pidió eliminar de su documento de identidad el apellido de su padre, el ex comisario Valentín Milton Pretti, que actuó como jefe de un centro clandestino de detención durante el último gobierno militar.
"Yo no quiero ser esta persona. No quiero este apellido", dijo a LA NACION la mujer, que presentó un caso sin antecedentes en la justicia bonaerense.
"Yo tomaba mate con un asesino. Mi papá fue producto de una construcción ideológica del Estado. El no era un psicótico, cumplía órdenes del aparato estatal. Es una macana que ese Estado no me permita ahora elegir quién quiero ser", destacó.
Según una alta fuente de la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires, no existen antecedentes jurídicos de un hijo legítimo que haya cambiado su filiación.
Ana Rita Pretti Vagliati rechaza su identidad porque cree que su padre debería haber sido juzgado y condenado por los crímenes de lesa humanidad que cometió. "El debería haber estado preso -dijo-. Yo soporté relatos morbosos", agregó.
Valentín Milton Pretti, alias Saracho, fue el jefe del centro clandestino Coti Martínez, que funcionó en el Comando Operativo Táctico 1, de esa localidad, en el norte del Gran Buenos Aires. El ex comisario -que murió el 11 de abril último, a los 72 años- actuó también como hombre de confianza del ex jefe de la policía bonaerense Ramón Camps en los centros de detención conocidos como Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y Puesto Vasco.
Pretti vivió con su padre hasta los 27 años en su casa de Temperley. Ahora quiere borrar su apellido paterno, que calificó como "lleno de sangre y dolor", y conservar sólo el apellido de su madre, muerta en 1998. "Soy la hija de un torturador. Por eso quiero cambiarme de apellido y terminar con este linaje de muertes, porque no acepto ser la heredera de ese horror", dijo.
Pretti dijo incluso que su padre le contó que había matado a un niño. "Nos juntaba a tomar mate en casa y nos contaba lo que hacía como represor. Pero esa vez -la del chiquito- fue la última que me sometió a sus relatos morbosos. Ahí dije: «Basta, se acabó acá» y decidí no verlo más."
Ayer, la joven ofreció una conferencia de prensa acompañada por su psicólogo, Emilio Montilla, a quien agradeció por ayudarla en la difícil tarea de asumir su historia.
Para justificar su pedido, presentó los legajos de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), cuyo informe final, contenido en el libro "Nunca más", fue la base para el juicio a las juntas militares, que tuvo lugar en 1985.
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