La hermana de Alfredo Astiz salió en defensa del exmarino después de la visita de los diputados
Negó los hechos atribuidos a su hermano, condenado por crímenes de lesa humanidad y reivindicó su actuación en la guerra de las Malvinas
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La hermana del exmarino Alfredo Astiz, condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad, envió un texto a LA NACION en el que niega hechos atribuidos a su hermano y reivindica su actuación en la guerra de Malvinas.
Lucrecia Astiz, en esta carta pública, se refiere por primera vez a la participación de su hermano en la lucha contra la subversión y en el conflicto bélico con Gran Bretaña. El texto se conoce en momentos en que el nombre de Astiz volvió a ser noticia a raíz de la visita que hicieron diputados de La Libertad Avanza a detenidos por causas de la dictadura. A continuación, se reproduce la declaración completa:
“El cansancio por la desinformación que tienen tanto muchos miembros de la prensa como la gente en general, hizo que escribiera ahora esta carta. Me costó tomar la decisión, pero me arrepentiría si no lo hiciera. Aclaro que ni siquiera ha sido vista por mi hermano, para que no me ponga trabas. Todo lo que escribo es lo que ha vivido y sentido mi familia en estos más de 20 años. La bronca de escuchar tanta falsedad no ha sido culpa de él, sino por el abandono de la sociedad en general, a la que no le importa que los que lucharon para que se pudiera vivir en paz estén presos inconstitucionalmente.
“El periodismo muchas veces ha tergiversado la verdad, sin importar las consecuencias. En lugar de informar, optan por expresar sus ideas creyéndose dueños de la verdad y ni siquiera tomándose el trabajo de leer algo de historia y no el relato que los K lograron imponer durante tantos años. Hablan sabiendo que no se les puede contestar. Lo que voy a describir lo sé por ir a sus juicios, por los comentarios de sus superiores, sus subalternos y amigos, y es esto: cuando mi hermano contaba con 23 años, fue mandado por sus superiores a hacer un trabajo de inteligencia en Europa dentro de grupos que se estaban organizando y armando para volver a la Argentina como terroristas, respaldados por Rusia y Cuba. Y crear el caos. Eso deparó que tanto ellos, como Madres, crearan un ícono para vengarse, ese ícono fue mi hermano. No les importó ni la escasa edad que tenía, ni la responsabilidad de sus superiores por ordenarle dicha tarea; tenían a quien odiar. Repito, su tarea fue más que nada la inteligencia. Si algún periodista de los que fueron a los juicios hubiera publicado, por ejemplo, el alegato de alguien que fue terrorista y luego se convirtió en acusador, se hubiera sabido que mi hermano no portaba armas en los procedimientos pues como había practicado rugby quería capturarlos vivos mediante un tackle. Estos periodistas estarían más informados.
“Con respecto a Georgias, es falso que [Astiz] se rindió sin oponer resistencia. Sus órdenes prioritarias fueron dadas por sus superiores, su misión era rescatar a los operarios de Davidoff sanos y salvos, misión que cumplieron. Los entregaron a los ingleses con la promesa de llevarlos a Brasil sin consecuencias para ellos. Lo que no se informó es la pelea que sí se llevó a cabo entre nuestros soldados y el poderío inglés. Los nuestros no contaban ni con suficiente armamento ni con vestimenta adecuada. Lucharon entre las piedras con un frio insoportable, se les dio la orden de rendirse que no aceptaron a pesar de la inferioridad que tenían. En un diario inglés, el hijo del comandante del barco que estaba apostado allí comentó que trataron de convencerlos de rendirse, repetidas veces, sino comenzarían a atacar con armamento pesado. La orden de rendirse vino del alto mando para no poner en riesgo sobre todo a los operarios. El informe Rattenbach es una farsa. Un amigo de él, cuando todavía seguía en las Georgias, me confesó que mi hermano había redactado un testamento, pues creía que no volvería. Saquen sus conclusiones. Lo que no se puede creer es que en el Museo de Guerra Británico exponen una lámina con el dibujo de mi hermano, donde lo honran por su valor. ¡Que paradoja: luchó por la Argentina dos guerras y está preso!
“En estos días apareció Firmenich, quien huyó para salvarse, abandonando a los más jóvenes que respondían a él, montoneros y erpianos, queriendo introducir nuevamente la violencia en nuestro país. Debería estar preso, pero parece que no quieren volver a escarbar el pasado, pero con nuestros soldados presos así lo hacen.
“Si vuelven, ¿quien podrá ayudarnos?
“Como esta historia, muchas familias padecen la suya propia, pero no puedo hablar por ellas”.
Astiz tiene 72 años y cumple prisión efectiva en el penal de Ezeiza.