La guerra en Ucrania, las sanciones a Cuba y el acuerdo UE-Mercosur, los temas que tensionan la cumbre Unión Europea-Celac
El presidente Alberto Fernández participará lunes y martes del encuentro entre la Unión Europea y la Celac, donde hay varios temas que generan desacuerdos; podría haber por primera vez una mención al tema Malvinas
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PARIS – Después de ocho años de paréntesis, la Unión Europea (UE) y los países de América Latina y el Caribe (Celac) se encontrarán el lunes próximo en Bruselas en el marco de una cumbre que intentará hacer avanzar ambiciosos proyectos entre bloques y bilaterales durante dos días. Un ejercicio difícil, teniendo en cuenta el contexto internacional y las profundas diferencias de intereses particulares.
Para la UE, esta cumbre —presidida este año por España y a la cual asistirá el presidente Alberto Fernández, así como otros 24 o 25 de sus homólogos latinoamericanos— es una oportunidad para fortalecer relaciones sociales y políticas entre los países miembros, lograr transiciones ecológicas y digitales conjuntas y justas, así como demostrar un compromiso común con la defensa del orden internacional.
Pero todo ello significa un ejercicio extremadamente difícil tratándose de una cumbre con un bloque de 33 países —la Celac— que es solo una instancia de coordinación política, con intereses individuales en ese terreno profundamente variados y, con frecuencia, contradictorios, pero cuyas decisiones son tomadas por consenso.
En ese marco, las tensiones no faltaron durante las largas semanas que fueron necesarias para llegar a la redacción de la declaración final, que aún este jueves no estaba terminada. La más importante se produjo en torno a la propuesta europea de que la cumbre adopte una posición clara con respecto a Ucrania.
En la declaración final, la UE quiere resaltar el apego de ambos continentes a los principios de la Carta de Naciones Unidas, incluyendo el derecho a la soberanía y a la integridad territorial, también a la resolución de conflictos por medios pacíficos y en conformidad con los principios de justicia y derecho internacional.
Pero hay países que no lo entienden así, entre ellos Nicaragua y Venezuela, que apoyaron abiertamente al régimen ruso y su invasión a Ucrania. Fuentes oficiales argentinas subrayan, en todo caso, que el país siempre adoptó posiciones asimilables a la europea en todos los foros internacionales. El problema concreto es, sin embargo, cómo llegar a un consenso en el seno de la Celac entre naciones que condenan a Rusia —entre ellas Chile, Argentina o Uruguay— y aquellas que difieren, como sucede con las actuales ambigüedades de Brasil.
En ese terreno, y teniendo en cuenta que la opción de la UE ha sido organizar una cumbre “inclusiva”, es decir que permita la participación de “todos” aquellos países que cada bloque considere necesaria, los debates siguen siendo intensos. Por ejemplo, sobre la inclusión del levantamiento de las sanciones a Cuba, antes de poner punto final a la declaración.
Por el contrario, otro tema que tal vez no plantee tantos problemas será la incorporación en el texto, por primera vez, de una mención sobre Malvinas, promovida por Argentina.
Por último, hay varios países, en particular del Caribe, que pretenden que la declaración final incluya una condena explícita al tráfico de esclavos y la necesidad de reparación. Hasta este jueves, el tema seguía en debate.
En el terreno de los derechos humanos, este jueves se supo que la ONG Human Rights Watch envió una carta a todos los ministros de Relaciones Exteriores de la Celac, pidiendo que se priorice la situación en Nicaragua en la cumbre y se cree, además, un “Grupo de Amigos del Pueblo Nicaragüense”.
El acuerdo UE-Mercosur, lejos
A pesar de que ambas cosas no tienen absolutamente nada que ver, para los países de América del Sur la cumbre de la semana que viene en Bruselas significa una nueva oportunidad para influir en un tratado comercial que no consigue concretizarse desde hace más de 20 años: el acuerdo UE-Mercosur, cuyos principales países son Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. El tema —repiten todos los negociadores de ambos bloques—, no está incluido en la agenda oficial de la cumbre.
Sin embargo, vale la pena hacer un repaso de la situación, porque seguramente será la cuestión dominante al margen de la cumbre. La protección del medio ambiente, incluyendo la región amazónica, es actualmente el principal obstáculo para poder continuar con las negociaciones de ese acuerdo. La Comisión Europea propuso una adenda al tratado, que consagra los requisitos ambientales. Una propuesta rechazada por países clave del Mercosur. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que después de días de incógnita confirmó este viernes su presencia en Bruselas, calificó el texto de “inaceptable”, y anunció su intención de llevar a Bélgica una propuesta propia sobre los requisitos ambientales. Sin pretender reabrir el acuerdo, Argentina querría tener la posibilidad de “revisitarlo”, reconsiderando cómo hacer para que ambas regiones se vean beneficiadas por el tratado.
Por su parte, las oposiciones europeas no faltan. Francia se mantiene inflexible en su rechazo a la ratificación del acuerdo, salvo que se incluyan cambios a nivel medioambiental y las llamadas “cláusulas espejo”, indicaron este jueves fuentes del Elíseo. París mantiene su posición “muy clara” e inalterable desde 2019, aseguraron este jueves fuentes del Elíseo.
“Mercosur debe definir su posición”, recalcó una de las fuentes. Francia es “extremadamente exigente” para que se incorporen los objetivos y los principios climáticos internacionales, como se ha hecho con el acuerdo firmado recientemente con Nueva Zelanda.
Para el gobierno francés, hay también razones de “justicia”. París exige que los productores de los países con los que se cierren acuerdos de comercio “estén sometidos a las mismas reglas que los productores” de la Unión Europea con las llamadas “cláusulas espejo”.
“No podemos organizar cumbres sobre biodiversidad y cambio climático, por un lado, y por otro cerrar acuerdos que no respetan esos criterios”, recalcan en el Elíseo, aludiendo a la necesidad de “coherencia política”, sobre todo a nivel ambiental. Los países de Mercosur —añaden— “lo entienden y por eso hay negociaciones”.
Francia subraya además que Argentina está en plena campaña para las elecciones presidenciales y que habrá que esperar a la formación del nuevo gobierno para ver qué postura adopta sobre esta cuestión.
En todo caso, hasta ayer, las presidencias pro témpore de Brasil, por Mercosur, y de España por la UE, no habían confirmado una reunión Mercosur-UE durante la cumbre. Según fuentes del gobierno argentino, sin embargo, habrá una reunión de cancilleres con carácter exclusivamente simbólico.
Algunas buenas noticias
En el capítulo de las buenas noticias, aprovechando la presencia del presidente Alberto Fernández en Bruselas, el país debería firmar con la UE un memorándum de entendimiento con la UE sobre energía, cuyos detalles se conocerán al término de la cumbre.
Por su parte, la Unión Europea debería anunciar nuevos proyectos climáticos por 800 millones de euros en Argentina, Brasil y Chile. Los proyectos serán financiados por el Banco Europeo de Inversiones (BEI), según un comunicado publicado en el sitio web de la institución.
Los préstamos para la acción climática en Argentina, Brasil y Chile son parte del Global Gateway, el mega programa de inversión de la UE para expandir su influencia en el mundo.
Según el BEI, las iniciativas prometidas para la cumbre UE-Celac incluyen “la financiación de la primera hipoteca residencial para viviendas eficientes fuera de la Unión Europea”, así como el apoyo a la “industria del hidrógeno verde”.
Los recursos se utilizarán además para “ampliar, modernizar y aumentar la resiliencia de las redes de transmisión de electricidad” y apoyar proyectos de energías renovables y eficientes y la bioeconomía para la instalación de celdas fotovoltaicas en viviendas y pequeñas y medianas empresas.
El fin de semana pasado, la UE ya había anunciado un programa de 35 millones de euros para combatir la deforestación y promover el desarrollo sostenible de la Amazonía, también en el ámbito del Global Gateway. En una visita a América Latina en junio, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, prometió invertir 10.000 millones de euros en los países de la región y el Caribe, con el énfasis puesto la producción de hidrógeno verde y la promoción de la eficiencia energética.
Tras algunas incógnitas, la UE confirmó ayer una participación masiva de países de América Latina y el Caribe a la cumbre. Se espera que, de los 35 países de la región, 25 o 26 estén representados por sus presidentes, el resto por sus ministros de Relaciones Exteriores. Tras un paréntesis de ocho años, otra ambición de la UE es organizar una cumbre con la Celac cada dos años.
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