La Fragata Libertad amarró en Mar del Plata tras cinco meses de navegación
MAR DEL PLATA.- La vieron llegar miles desde las playas, que con una mañana a puro sol y la ciudad a tope de turistas ya tenían buena concurrencia. La aplaudieron desde las escolleras, cuando ingresó a puerto. Y a los gritos, ya con nombre y apellido de miembros de la tripulación, los familiares dieron una cálida y emotiva bienvenida a la Fragata ARA Libertad, que cerró aquí su 48° viaje de instrucción que duró cinco meses.
Había carteles, unos más sofisticados, con fotos sobre vinilo, otros a puño, sobre papeles, en algunos casos con participación de los más pequeños, en muchos casos a la espera de sus padres, abuelos o hermanos.
Ester Teseira vino desde Los Ralos, Tucumán, y se preparó una bandera con el nombre de su esposo, el cabo segundo José Antonio Massara. Y en el conjuntito que vestía Constanza Victoria, su hija de poco más de un año, le estampó la foto de su padre. "Se extraña demasiado, se hace largo", dice ella mientras saluda a su marido, que todavía está sobre la cubierta. "La vio nacer y crecer unos meses, pero ahora ya casi camina y se va a sorprender", dice ella, mientras agita su brazo en alto para que la vea.
El capitán de navío Juan Carlos Romay trajo a destino a esta embarcación símbolo de la Armada Argentina que recorrió 10 países y 15 puertos desde el 31 de diciembre. La recibió el ministro de Defensa, Agustín Rossi, junto al jefe de Gabinete de la Nación, Santiago Cafiero, y el jefe de la fuerza naval, almirante José Villán.
María Laura espera en la dársena de la Escollera Norte y se le caen las lágrimas cuando ve bajar a su compañero de vida, el cabo 1° Leandro Falcón, todavía con uniforme de guardiamarinas. Y él llora cuando por fin puede abrazar a Isabella, su hija que nació cuando estaba en pleno viaje y hoy tiene tres meses. "Es hermosa, hermosa", repite el joven.
En septiembre también nación Benjamín Lionel Gallo, hijo de Ignacio, cabo segundo de informática. Abraza a Celeste y su hija, a la que no quiere soltar. "Hoy por teléfono todos estamos un poco más cerca, pero por fin puedo olerla, acariciarla, es increíble", dijo a LA NACION.
Un grupo grande es el que alza el cartel que recibe a Jonathan Recabal, cabo 1° que finaliza el viaje de instrucción. Lo espera su novia desde hace ocho años, Cindy Valdebenito. "Lo extrañé muchísimo, nunca se fue por tanto tiempo", dice la joven mientras lo saluda desde tierra y espera que baje para volver a besarlo después de cinco meses.
A Laura Castillo también le gritan sus familiares. Ella no es de la Armada sino que es estudiante de la Escuela Nacional Náutica y está cumpliendo los 365 días de navegación que se obligan como práctica antes de egresar. "Está haciendo lo que más le gusta y nada menos que en la Fragata Libertad, un sueño", cuentan.
La última actividad a bordo posterior a las maniobras de amarre fue un acto formal encabezado por el ministro Rossi. "Para nosotros la Fragata es uno de los símbolos de los argentinos: tenemos la bandera, el himno y la Fragata Libertad, que también nos une", dijo a los marinos y advirtió que como tal la ubicó como parte de un escenario "donde la grieta no aparece".
Desde la cubierta del buque escuela también tuvo unas palabras de recuerdo y reconocimiento para la tripulación del submarino ARA San Juan, que naufragó con 44 marinos a bordo. El público que seguía la actividad desde el muelle e inmediaciones acompañó con un espontáneo y sostenido aplauso.
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