La Fábrica Militar de Aviones de Córdoba, otro eje de los cruces entre el kirchnerismo y el macrismo
Alberto Fernández aseguró hoy que la empresa estatal estaba “parada”; Macri se despidió de la provincia en Fadea porque la consideraba un símbolo de cambio
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CÓRDOBA.- En el área de Defensa, la Fábrica Argentina de Aviones (Fadea) -que visitó hoy el presidente Alberto Fernández en Córdoba- se convirtió en otro eje de cruces entre el kirchnerismo y el macrismo. Cuando asumió Mauricio Macri, sus funcionarios denunciaron la paralización de la empresa estatal y encargaron una auditoría a la consultora Deloitte que señala que “no se fabricó ningún avión en décadas” y que solo se cumplieron tareas de mantenimiento para la Fuerza Aérea “con resultados irregulares”.
Hoy, en el acto de entrega de un nuevo Pampa III a la Fuerza Aérea, el Presidente planteó que “es muy penoso ver como muchos proyectos que habían comenzado antes de 2015 fueron frustrados y frenados por una decisión política de no invertir en esos temas”. Enfatizó que Fadea “llevaba cuatro años inactiva”.
Mirta Iriondo, presidenta de Fadea aclaró: “La producción fue más lenta porque se bajó el contrato del Pucará, en 2016 se bajaron los contratos del Pampa, se bajó el contrato del Orion (Lockheed P-3 Orion) que ahora estamos retomando y el de Hércules L-100. No quiere decir que no haya habido otros proyectos como el mantenimiento a las líneas aéreas comerciales, que apareció en 2018”.
En marzo de 2016 la fiscal federal Graciela López de Filoñuk inició una investigación después de que la entonces presidenta de Fadea, Cristina Salzwedel, diera cuenta -en base a la auditoría- de un déficit de $1400 millones en 2015 y sospechara de que hubieran existido desvíos de partidas presupuestarias.
En 2009, la entonces presidenta Cristina Kirchner reestatizó la empresa después de 15 años bajo la concesión de Lockheed Martin, una multinacional de origen norteamericano cuya gestión también fue cuestionada. En 2013 quedó a cargo de La Cámpora, con Matías Savoca a la cabeza. Reemplazó a Raúl Algarañaz, quien defendió siempre su gestión ante este diario frente a las acusaciones de “inconsistencias en las cuentas”.
El reporte de Deloitte daba cuenta de que el mercado de aviones es “altamente competitivo” y “fluctuante” y la alta dependencia de los negocios de Defensa presenta “limitaciones y desventajas competitivas”. La empresa tenía 1700 empleados en 2015, de los cuales alrededor de 600 ingresaron desde 2009.
“Descontrol administrativo; contabilidad opaca. Se utilizó a Fadea como fuente de financiación de compras sin ningún beneficio y enormes erogaciones”, dice la auditoría de Deloitte ordenada en 2016 que se usó como base de la investigación judicial.
Al final de la gestión de Juntos por el Cambio, con Antonio Beltramone como presidente, Fadea quedó con 822 trabajadores y un déficit operativo 90% menor al de 2015 (en 2019 registró un rojo de US$60 millones; en 2016, US$ 32 millones; en 2017, US$ 42 millones; US$ 12 millones en 2018 y este año rondará los US$ 4,5 millones).
La empresa cerró contratos por fuera de la Fuerza Aérea (a la que le entregó cinco Pampas IA 63) que aportaban alrededor del 30% de la facturación total en 2019. Era taller de aviones de las low cost Flybondi, JetSmart y Norwegian (la compañía se fue del país) y acordó con Etihad Engineering de los Emiratos Árabes el mantenimiento de cabinas de aeronaves de las familias Boeing 737 y Airbus 320 de la empresa Latam en Sudamérica (acuerdo que sigue). También trabajó en ocho helicópteros comprados a Italia para el Ejército y Gendarmería. Por un convenio con Nordex produce aerogeneradores.
Macri definió la gestión en la fábrica como un éxito. “Fadea pasó de ser víctima del vaciamiento y la mentira para ser un orgullo nacional”. En julio del 2019, en un acto en el lugar, sostuvo: “Lo que más me impacta de Fadea es que es la síntesis de todo lo que pasa en el país; era un depósito de chatarra, en 10 años no habían construido un solo avión y este gigante adormecido revivió”.
La época de oro fue en los ‘50 cuando era IAME y tenía unos 11.000 empleados. En 1957 la planta pasó a llamarse Dirección de Fabricaciones e Investigación Aeronáutica (Dinfia), y continuó con la fabricación aeronáutica y de vehículos. Una década después se transformó en el Área Material Córdoba, que desarrolló el Guaraní, el Pucará y el Pampa, a la vez que produjo el Rastrojero (dejó de hacerse en la década del 70 por un decreto del ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz). Del Pucará, hasta 1975 se construyeron 108 unidades. El Pampa tiene distintos modelos. Los años en manos de la Lockheed fueron un fracaso. La entregó en concesión Carlos Menem en 1995 por 25 años -la empresa construiría una base aeroespacial-.
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